La historia más sensacional y quizás vacua de las últimas semanas es el posible enfrentamiento de artes marciales mixtas entre Elon Musk, propietario de Twitter/X y líder de Tesla y SpaceX entre otras, y Mark Zuckerberg, CEO y cofundador de Facebook y su compañía madre, Meta, propietaria también de WhatsApp e Instagram, entre otras.

La posible pelea surgió por primera vez a fines de junio en Twitter/X mediante un tweet propositivo de Musk en respuesta al lanzamiento de Threads, una aplicación de Meta que imita las prestaciones de Twitter/X y que rompió récords de descargas en la primera semana de su lanzamiento. Desde entonces la popularidad de esta ha decaído, y sus usuarios parecen haber vuelto a Twitter/X, no obstante las modificaciones de Musk.

A diferencia de Musk, Zuckerberg entrena Jiu-jitsu brasileño y Crossfit entre otras disciplinas, y generó atención mediática tras obtener medallas (una de oro, otra de plata) en su debut competitivo en Jiu-jitsu. Zuckerberg publicó en Instagram una captura del tweet de Musk para decir "Send Me Location" [Envíame ubicación].

El intercambio desató semanas de especulación que involucraron gestiones por parte de Dana White, el presidente de la organización de combates de artes marciales mixtas más prestigiosa a nivel mundial, la Ultimate Fighting Championship o UFC.

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Según reportó el New York Times, Zuckerberg le habría encargado a White consultar con Musk por la veracidad del desafío, y su publicación en Instagram llegó tras una confirmación por parte de White. La respuesta por Threads de Zuckerberg fue una referencia a dichos de Khabib Nurmagomedov, considerado por muchos como el más importante campeón de UFC, en la previa de su pelea con el excampeón irlandés Conor McGregor.

Al anuncio inicial le siguieron una serie de negociaciones tras bambalinas para determinar las características del evento, desde su propósito (la recaudación caritativa) hasta posibles locaciones, entre las que se contaron Las Vegas y el Coliseo de Roma, en Italia. No obstante, White y otros especialistas sugirieron que la distancia etaria (Zuckerberg tiene 39 años; Musk 52) y una diferencia de peso de alrededor de 35 kilos o 70 libras podría obstaculizar el desarrollo del evento.

Musk propuso una serie de dificultades incrementales, desde notorias complicaciones para fijar una fecha hasta afirmaciones de que debe operarse por una lesión antigua en la espalda. Zuckerberg dio por finalizada la especulación tras confirmar que Musk solicitó un combate de entrenamiento privado. "Creo que todos estamos de acuerdo en que Elon no se está tomando el evento con seriedad y es hora de pasar de página", afirmó en Threads.

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No obstante, la especulación continúa, y los comentarios en redes de personajes involucrados se acumulan. Un grupo de ex luchadores de MMA quiere entrenar a Musk por odio a Zuckerberg, a quien su líder, Chad Robichaux, describió como "un comunista que suprime nuestra libertad de expresión y arruinará la mayoría de nuestros emprendimientos".

Zuckerberg, quien es judío, jamás se ha identificado como comunista, y es, según Bloomberg, la décima persona más acaudalada del mundo con alrededor de $100 mil millones. Esta afirmación podría responder, en parte, al creciente poderío de Musk, quien el periodista Ronan Farrow reveló alardea sobre sus reuniones con Vladimir Putin, y ha protestado por el uso de las redes Starlink de Internet satelital diseñadas por SpaceX por parte de las fuerzas armadas de Ucrania. Es, también, notoria la proximidad del hombre más rico del mundo a la derecha republicana, incluyendo un aparente apoyo preliminar a Ron DeSantis, quien lanzó su campaña en un evento vía Twitter/X en el cual abundaron los problemas técnicos.

Rivalidades como las de Musk y Zuckerberg son un elemento característico del sistema de Silicon Valley mediante el cual se puede estudiar y determinar la distribución del poder en el mundillo de la élite tecnológica. 

Mark Zuckerberg.

AP

El más célebre enfrentamiento fue entre Steve Jobs, CEO y cofundador de Apple, y Bill Gates, CEO y cofundador de Microsoft, cuya confrontación definió las décadas finales del siglo XX y los comienzos del siglo XXI. Esta llegó a su punto álgido de tensión en el juicio antimonopólico entre Microsoft y el gobierno de EEUU, en 2001, cuando la posición de Apple en el mercado de computadoras se encontraba muy debilitada. Sin embargo, Gates y Jobs colaboraron con frecuencia y mantuvieron una fuerte amistad hasta los últimos días del finado líder de Apple, entendiendo que tanto la competencia como la colaboración fortalecía a sus respectivas compañías. Una confrontación tan clara no ha vuelto a surgir, en parte porque las compañías tecnológicas poderosas de generaciones posteriores-Google, Amazon, Facebook/Meta-no compiten de manera directa.

Musk y Zuckerberg se han trabado en una lucha de poder por años. Según reportó el Wall Street Journal, los orígenes del conflicto entre ambos se remontan a 2016, cuando Meta-entonces llamada Facebook-contrató a SpaceX para poner en órbita un satélite que llevase acceso satelital a Internet a partes de África subsahariana que para ese entonces no contaban con el servicio. Sin embargo, una explosión en tierra previa al lanzamiento destruyó el cohete de SpaceX y al satélite que cargaba, propiedad de Facebook.

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El conflicto entre los magnates se intensificó en años posteriores alrededor de la inteligencia artificial. El dueño de X considera que la IA representa una amenaza existencial para la humanidad e incluso firmó una solicitada junto a otros líderes y críticos que llamaba a pausar por seis meses el desarrollo de la IA. La posición de Musk respecto a la IA es, no obstante, confusa: a mediados del mes de julio, durante el parate por el cual él mismo abogó, anunció la formación de xAI, su compañía de desarrollo de inteligencia artificial que busca competir con OpenAI (en cuyos inicios Musk estuvo involucrado y luego abandonó) y las otras líderes del espacio.

Zuckerberg, por su parte, ha dicho que los miedos alrededor de la IA son exagerados e incluso contraproducentes, lo que provocó que Musk le respondiese vía Twitter/X y alegara que el cofundador de Facebook tiene una comprensión "limitada" del asunto.

Parece también haber envidias cruzadas: Zuckerberg, a la reputación de genio e innovador de Musk, y Musk, a la facilidad y simpleza con la que Zuckerberg logró construir su fortuna, mediante la creación de un único emprendimiento.

Acaso el principal enfrentamiento de carácter político entre quienes son, a todas luces, dos de las tres personalidades preeminentes del mundo tecnológico actual-junto con Jeff Bezos, fundador y líder de Amazon-fue alrededor de la controversia entre Facebook, el estudio de Cambridge Analytica, y la elección presidencial de 2016. Musk se refirió al escándalo en Twitter/X, y eliminó las páginas de Facebook de sus compañías Tesla y SpaceX en el contexto del movimiento #DeleteFacebook.

Parece también haber envidias cruzadas: Zuckerberg, a la reputación de genio e innovador de Musk. Musk, a la facilidad y simpleza con la que Zuckerberg logró construir su fortuna, mediante la creación de un único emprendimiento. 

Quizás la reciente adquisición de Twitter/X por parte de Musk, al tono de $44 mil millones, refleja un punto de conflicto mayor y de carácter estructural. Zuckerberg, una presencia ineludible en los medios contemporáneos por su control de Instagram y WhatsApp, y Bezos, entre otras cosas propietario del Washington Post (para el cual he escrito) y de Amazon, que controla alrededor del 50% de la venta de libros nuevos en EEUU.

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Musk, sin embargo, carecía de poder sobre la difusión de información previo a la compra de Twitter/X, y se percibía quizás a merced de las determinaciones de Bezos, Zuckerberg, e incluso Apple y sus regulaciones. Desde su ascenso a la fama, Musk ha estado a la búsqueda de una "aplicación total" similar al WeChat de China, el cual integra un procesador de pagos, servicios de red social, de chateo, noticias, y más.

Bezos-cuya compañía Blue Origin compite de manera directa con SpaceX-también ha sido blanco de críticas de Musk alrededor de la supuesta censura por parte de Amazon de libros que cuestionaban la veracidad de las afirmaciones de autoridades de salud pública sobre el coronavirus. No obstante, el perfil mediático bajo de Bezos le ha evitado la intensidad que Musk por lo general reserva para quienes percibe como sus enemigos.

La tormenta económica que Twitter/X atraviesa en este momento, tras perder gran parte de sus patrocinadores y despedir alrededor del 50% de sus empleados, pone en peligro las ambiciones de Musk como gobernador de la esfera pública. ¿Sugiere, acaso, el conflicto con Zuckerberg-más acomodado y capaz de renovar su poderío mediático y atravesar escándalos políticos capitales-la intención conflictiva y caótica de Musk de asegurar su pertenencia a la mesa chica de magnates de los medios que ocupan Bezos y Zuckerberg? Quizás la posibilidad (e incluso probabilidad) de una derrota de la mano de Zuckerberg no valió, en el análisis del desafiante, lo que una victoria prometía: la validación del poderío de Musk sobre el mundo.