Alberto Fernández recibió este lunes a los diputados del Frente de Todos para planear la estrategia de la sesión en la que defenderán la postura oficial sobre el impuesto a los bienes personales. 

Pero también reiteró detalles de su agenda de sesiones extraordinarias para enero y febrero, que todavía no fueron convocadas. Sólo puede citarlas el presidente y con temario definido.

Si bien se trató de un brindis de fin de año, la discreción fue total: hasta la medianoche no se viralizó una sola foto. 

Tampoco hubo comunicación institucional y muchos diputados consultados por LPO dijeron no haberse enterado tarde y no haber podido ir. Algunos estaban viajando. 

El presidente recibió un mensaje de sus legisladores antes del 10 de diciembre, cuando le pisaron decretos y dejaron cajoneados proyectos de ley que pidió. Prorrogó la sesiones ordinarias hasta el 31 de diciembre para que se traten en cualquier momento y no lo consiguió. 

El Gobierno acepta subir el mínimo de bienes personales, pero con un aumento en patrimonios altos 

Le interesaba el paquete de leyes impulsado por Matías Kulfas para incentivar el ingreso de divisas, como la ley de cannabis medicinal a escala industrial (aprobada en el Senado), la de industria automotriz (cajoneada en Diputados) o la de electro movilidad, que nunca envió. 

También la de hidrocarburos, que inició su debate en el Senado pero los gobernadores la rechazaron y el secretario de Energía Darío Martínez intenta remendar. 

Los diputados citados a Olivos esperaban nuevas propuestas de Alberto para sesionar en el verano, aunque descartan que los recintos no se abrirán hasta febrero. La última semana de enero, en el mejor de los casos.

La otra incógnita, tal vez la más importante, es qué pasará con el presupuesto 2022, rechazado por la oposición. No se puede tratar otro hasta marzo y tampoco llegaría esa fecha el plan plurianual prometido al FMI, que no es otra cosa que estimaciones de gastos, ingresos y saldos exportables. Nadie lo conoce.