Donald Trump anunció la tarde del miércoles que nombrarÃa a un nuevo jefe de campaña, mientras que Brad Parscale, quien fue promovido con bomba y platillo el año pasado, se quedarÃa como jefe de la estrategia electrónica y con el tÃtulo de "Asesor Senior". No sorprende la movida. El reinicio de la campaña de Trump luego de meses de encierro por el Covid-19 fue un sonoro fracaso para Parscale.
"Me complace anunciar que Bill Stepien ha sido promovido al rol de Director de la Campaña Trump", dijo el presidente desde su Twitter. "Brad Parscale, quien ha estado conmigo desde hace mucho tiempo y ha liderado nuestra tremenda estrategia digital y de datos, se quedará en ese rol, al tiempo que es un Asesor Senior de la campaña".
Trump cae en la trampa de la generación TikTok: esperaba 100 mil asistentes y no llegó a 20 mil
En un segundo y tercer tuit el presidente aseguró que sus números en las encuestas siguen subiendo con rapidez, la economÃa va mejorando, y hay vacunas y "terapéuticos" en camino, "¡y los estadounidenses quienes calles y comunidades seguras!".
Stepien se formó dirigiendo a buen puerto las campañas electorales del exgobernador de New Jersey Chris Christie, unexrival de Trump que después de volvió aliado con la esperanza de recibir la fiscalÃa general. En agosto de 2016 Stepien se unió a la campaña de Trump, y durante la transición, Stepien fue nombrado director polÃtico de la Casa Blanca.
El 20 de junio el presidente esperaba a unas 100 mil personas en el Bank of Oklahoma Center de Tulsa. Llegaron alrededor de 7 mil. Las imágenes del estadio medio vacÃo circularon rápidamente por las redes. Encima, detrás del chasco pudieron estar los usuarios de la red social Tik-Tok, adolescentes que reservaron cientos de miles de boletos con la intención de afectar los cálculos de la campaña. VacÃos quedaron los miles de asientos que el equipo de reelección del presidente instaló afuera del estadio para acomodar a quienes se quedaran sin acceso.
La crisis del coronavirus fue una patada en el tablero estratégico del presidente, quien a principios de año se sentÃa cómodo con su mensaje de reelección: la economÃa avanza a pasos agigantados. La pérdida de millones de empleos provocada por lo que varios especialistas señalan como una respuesta equivocada al Covid, desplomó los números de aprobación de Trump.
En varias encuestas en estados indispensables para la reelección del presidente -como lo son Michigan, Minnesota, Florida, y hasta Texas, el eterno estado republicano-Trump aparece por debajo de Joe Biden.
En Texas, por ejemplo, una encuesta de la Univesity of Texas pone a Biden cinco puntos por encima de Trump. Otra de junio elaborada por Fox News -aliado mediático del presidente-pone al demócrata un punto arriba del presidente; y en otra más reciente de Gravis Marketing, elaborada la semana pasada, pone al exvicepresidente un punto arriba de Trump. En un estado como Texas, donde no ha ganado un solo funcionario federal demócrata desde los 90 y que Trump ganó en 2016 con casi 10 puntos de ventaja, se trata de números alarmantes.
En Florida, otro estado fundamental para la relección, una encuesta de Fox News del pasado 25 de junio pone a Biden 9 puntos por encima de Trump. El sitio de análisis de data FiveThirtyEight calcula que -con base en todas las encuestas recientes-el exvicepresidente le lleva una ventaja de 6.8% a Trump.
Según el mismo portal, a nivel nacional Joe Biden tiene una ventaja de más de 9 puntos sobre Donald Trump.
Es evidente que la campaña no encuentra un mensaje claro. En 2016 Trump era el empresario exitoso, outsider sin experiencia polÃtica, limpio de los juegos sucios de Washington, que limpiarÃa al gobierno. TraerÃa de vuelta los empleos a EU y cerrarÃa la puerta a los inmigrantes que los obtienen. Cuatro años después el mensaje es mucho más confuso. A ratos, Trump es el presidente de la ley y el orden en un paÃs que gobierna desde hace años. En otras ocasiones es el presidente de la economÃa más fuerte, a pesar de que EU pasa por su peor momento en un siglo y de que muchos lo responsabilizan a él. También por unos meses se vendió como un presidente en tiempos de guerra --como Eisenhower o Bush II-- al que le tocó enfrentar un enemigo invisible: el coronavirus. Luego, ante el alza en la cifra de contagios y muertes, abandonó esa postura también.
A pesar de tener bien amarrado el voto de su base, hombres blancos sin educación universitaria, Trump no consigue mantener a otros grupos que necesitó en 2016, como las clases medias de los suburbios y las mujeres con educación universitaria, y fue incapaz de seducir a nuevos sectores, como los latinos o afroamericanos, quienes apoyan por mucho al candidato demócrata.
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Se acordó que al sur estaba Cuba Continental (ex-Venezuela).
Y le brillaron los ojitos...
Cambiemos nunca la van a tener más fácil que el 21 para tomar las dos cámaras y luego no se les vota una sola ley.