Desde que asumió como ministro de Justicia, en diciembre de 2015, Germán Garavano repite que una de las formas posibles de resolver la causa por la voladura de la AMIA es juzgar "en ausencia" a los iraníes acusados y declarados en rebeldía.

Sin embargo, a pocos meses de terminar su gestión el Congreso nunca debatió los proyectos presentados para habilitar ese proceso y todo sigue como antes: cada 18 de julio Mauricio Macri reclama un gesto al gobierno persa sin ninguna esperanza de ser tenido en cuenta y le exige a Interpol sostener las alertas rojas. 

Mucho tendría que ver la interna de la comunidad judía, que estalló en el verano cuando el presidente de la AMIA, Agustín Zbar, le pidió a la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia) desistir de la querella en la causa contra Cristina Kirchner por su memorándum de entendimiento con Irán, que permitía juzgar a los responsables del atentado en tribunales de su país. La catarata de repudios lo obligaron a tomarse licencia por "tiempo indefinido". 

Ajeno a estas disputas, el diputado del PRO Daniel Lipovetzky presentó en noviembre un nuevo proyecto de ley para condenar a los iraníes sin sacarlos de sus casas y está a la espera de un llamado de la Comisión de Legislación Penal, presidida por la radical Gabriela Burgos. Nadie del Gobierno presiona para apurar el trámite, tal vez para no quedar inmersos en una disputa que no parece terminar pronto.   

Garavano se expresó a favor del juicio en ausencia pero nunca le requirió a los legisladores de Cambiemos que lo trataran. La Daia reclama su sanción pero la AMIA nunca se pronunció.  

Lipovetzky fue recibido por el presidente de la Daia, Jorge Knoblovits, quien le prepara un encuentro con ex directivos de la institución para empujar la ley. El organismo ya se pronunció a favor en 2017, cuando el senador peronista de Chubut Mario País presentó un proyecto similar por gestión de su coterráneo Mario Cimadevilla, un radical que estaba a cargo de la flamante Unidad de Investigación AMIA.

Pero el ex presidente de la DAIA Ariel Cohen, desplazado tras una denuncia de abuso de la actriz Esmeralda Mitre, nunca se expresó sobre el juicio en ausencia y con su silencio pareció no estar muy de acuerdo con la idea de juzgar a los culpables del atentado en banquillos virtuales. "Es un instrumento legal, válido, pero no queremos que se use el juicio en ausencia para terminar con el pedido de extradición", se excusaba ante quienes lo abordaban en privado.

Aquellos días, en una entrevista con LPO, el director de la agencia judía de noticias Daniel Berliner atribuyó el silencio de Cohen a una posición de los sectores ortodoxos de la comunidad judía, compartida por el juez de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba Corral. "Los juicios en ausencia son ajenos a la tradición jurídica argentina", se desmarcó en una de sus últimas declaraciones.  

Con ayuda de Sabsay, el Gobierno promueve el juicio en ausencia para "resolver" el caso AMIA

Confundido, Garavano mantuvo su discurso pero nunca actuó en consecuencia. En enero ratificó que "desde lo personal" ve "con buenos ojos" el juicio en ausencia para sentenciar a los iraníes, aunque admitió que es "un tema que genera muchas controversias jurídicas". Y siguió sin presionar a los legisladores de Cambiemos para acelerar el debate y tener la ley antes de finalizar el mandato de Macri.

El proyecto de País quedó cajoneado luego que Miguel Pichetto le exigiera a Garavano sumarse al debate público y no lograra conmoverlo. "Si ustedes que están gobernando Argentina piensan que no es un instrumento válido, empezamos mal. Nosotros sí lo creemos: la causa está estratificada y paralizada en el requerimiento a indagatoria y la posibilidad de que esta gente se presente es aplicable con el juicio en ausencia. Pero requiere una voluntad común. No es sólo para que el 18 vayamos con una bandera", lo cruzó en una de sus visitas al Senado. 

"Apoyamos este proyecto. Es una ley procesal y no tiene restricciones de aplicación hacia el pasado", respondió escueto el ministro, pero nunca más atendió el teléfono por este tema y el senador Pedro Guastavino, del PJ, tuvo que suspender un cronograma de audiencias que había organizado para tratar la ley.

Uno de los primeros invitados iba a ser el constitucionalista Daniel Sabsay, asesor de Cimadevilla para negar que la Carta Magna impida un juicio con la sala vacía. 

Además de los antecedentes internacionales, en casos como la condena al dictador argentino Alfredo Astiz en Francia en 1990 por la desaparición de dos monjas de ese país durante la dictadura, Sabsay y el ex senador basaron su argumento en el fallo que declaró la inconstitucionalidad del acuerdo con Irán, que curiosamente la AMIA intentó dejar en el olvido.

En el último párrafo de su fundamentación, el camarista Eduardo Farah consideró "necesario el dictado de una ley que regule el procedimiento a aplicar para el juzgamiento en ausencia y que prevea asimismo las seguridades que habrán de darse a toda persona, de ser condenada en esas condiciones, de ser oída, permitirle el ejercicio del derecho de defensa y obtener una amplia revisión de su caso mediante el dictado de una nueva sentencia".

El ninguneo de Garavano a los senadores pudo haber sido un capítulo de su interna con Cimadevilla, finalmente echado de la ya disuelta Unidad AMIA, pero el ministro tampoco recorrió los pasillos de Diputados para apurar el proyecto de Lipovetzky, presentado en noviembre. Para sumarle presión, en febrero presentó uno muy parecido el macrista Pablo Tonelli. 

El juicio en ausencia lo impulsó por primera vez en septiembre de 2014 la entonces diputada del PRO Patricia Bullrich y las únicas entidades que lo rechazaron fueron Memoria Activa y 18J, de buena relación con Cristina Kirchner. Insistían en crear una bicameral para investigar el atentado y dilucidar las maniobras de la ex Side para encontrar falsos culpables.

Fue una las obsesiones de la ex presidenta, que aquel año presionó para reactivar el juicio por encubrimiento a los responsables del atentado, finalizado en febrero con una condena al ex juez Juan José Galeano y la absolución de Carlos Memen.

Cristina siempre dijo que el juicio en ausencia no está permitido por la Constitución y si la ley llegara a aprobarse en Diputados, tendrá el recinto del Senado para explayarse un poco más. No parece haber muchos interesados en regalarle ese momento. Ni en participar de la interna de la comunidad judía, cada día más feroz.