Después de ocho años en la minoría y dos años con prácticamente cero influencia en la toma de decisiones en Washington, hoy el Partido Demócrata recupera control de la Asamblea de Representantes.

La legisladora Nancy Pelosi hizo historia cuando se convirtió en la segunda presidenta de la Asamblea que regresó al poder después de perderlo en una elección intermedia. Pelosi ya entró a los libros cuando en 2007 se convirtió en la primera mujer en presidir la Cámara Baja. Con 78 años empata también como la Speaker of the House de mayor edad.

El Partido Demócrata de 2018 luce muy diferente al de hace una década. Esta vez 15 legisladores demócratas no votaron a favor de la presidencia de la poderosa legisladora californiana. El ala izquierda del partido llegó a las elecciones de noviembre con una fuerza descomunal. Originalmente docenas de asambleístas dijeron que no apoyarían a la veterana operadora, pero hoy sólo 15 cumplieron la amenaza. Para convencer a los indecisos en su partido, Pelosi acordó limitar la presidencia de la Cámara a sólo cuatro años.

Al final la nueva rockstar de la Asamblea, la neoyorkina del Bronx Alexandria Ocasio-Cortez, sí votó a favor de Pelosi. AOC y otros legisladores progresistas lograron extraer cargos importantes en las comisiones legislativas a cambio de apoyar a la líder. Desde su triunfo en noviembre Ocasio ha impulsado en los medios y entre los legisladores una reforma ambiental bajo el título de Green New Deal, en referencia al histórico paquete de reformas económicas que impulsó Franklin Roosevelt para sacar a EU de la gran depresión. Pelosi se llevó 220 votos, entre ellos seis votos de legisladores republicanos; y el republicano Kevin McCarthy 192, lo que lo convierte en el líder de la minoría.

En su discurso de toma de posesión, la californiana hizo un llamado a la unidad y al respeto. "Gracias, líder McCarthy. Espero trabajar con usted de manera bipartidista por el bien de nuestro país, y con respeto a los votantes que nos enviaron aquí", dijo.

La congresista se dijo orgullosa de ser la Speaker de un Congreso que entra en funciones el mismo año que se cumple el centenario del voto de la mujer en EU, "y serviremos con más de cien mujeres en la Asamblea de Representantes, el número más alto en la historia", apuntó.

Pelosi dijo que el pueblo, dos meses atrás, habló y exigió "un nuevo amanecer".

Aunque fue un discurso generoso con el partido del presidente, Pelosi dejó claro que una de sus misiones sería vigilar a Donald Trump: "[Los votantes] hicieron un llamado a la belleza de nuestra Constitución: nuestro sistema de chequeos y balances que protege nuestra democracia, recordando que el poder legislativo en el Artículo I: el primer poder del Gobierno, equitativo del presidente y del Judicial", apuntó.

La nueva presidenta de la Asamblea habló también de construir una economía que ofrezca a los estadounidenses todas las herramientas que necesiten para triunfar en el S. XXI: "Educación pública, desarrollo de la fuerza laboral, trabajos bien pagado y pensiones seguras".

La presidenta citó a dos personajes diametralmente opuestos: el filósofo Aristóteles y el presidente Ronald Reagan.

"Es un hecho que la mejor comunidad política está formada por ciudadanos de la clase media, dado que la clase media es la más grande y fuerte de todas", recordó al filósofo.

"Como dijo el presidente Reagan en su último discurso como presidente: si alguna vez cerramos la puerta a nuevos estadounidenses, nuestro liderazgo en el mundo pronto será perdido", dijo después de prometer proteger a los dreamers.

La llegada de los demócratas cambiará por completo la dinámica en Washington. Durante dos años Donald Trump contó con un Congreso comandado por sus aliados, quienes con frecuencia se negaron a investigar a los miembros más cuestionables de su gabinete, como el exdirector de la Agencia de Protección Ambiental, a quien echaron cuando sus escándalos de corrupción y malos manejos ya eran insostenibles.

Se espera que la Asamblea lance, desde los comités, investigaciones y audiencias públicas alrededor de tres temas centrales de la administración Trump: la interferencia de Rusia en las elecciones y el rol que jugó la campaña Trump; las finanzas del mandatario, sus movimientos y declaraciones fiscales; y las actividades de los miembros del gabinete. Personajes como la secretaria de educación Betsy DeVos o el exsecretario del Interior Ryan Zinke, quienes han sido señalados por sus nexos de negocios. Zinke en particular está siendo investigado por el Departamento de Justicia por posible corrupción y abuso de poder.

La nueva presidenta tendrá que lidiar con el cierre parcial del Gobierno Federal que hoy entra en su treceavo día. Trump no ha flaqueado en su demanda de $5.6 mil millones de dólares para el muro fronterizo. Los demócratas quieren pasar una resolución presupuestaria que excluya el muro lo antes posible, para ejercer presión en el Senado y la Casa Blanca. Por ahora, de acuerdo con las encuestas más recientes, la opinión pública ve a Trump como el responsable del impasse legislativo.

En entrevistas recientes Pelosi no descartó buscar el juicio político del presidente. Hoy mismo los demócratas presentaron una propuesta de ley para proteger al investigador especial Robert S. Mueller, quien lleva la investigación del Russiagate. Los republicanos mantienen firme control de la Cámara Alta, cuerpo encargado de confirmar nombramientos en el gabinete y en el Poder Judicial. La Asamblea, sin embargo, tiene poder sobre el presupuesto.

Hasta el momento Trump se ha mostrado dispuesto a negociar con Pelosi y no ha lanzado ningún ataque personal contra la presidenta entrante de la Asamblea, cargo que es reconocido como el tercero de mayor poder en el Gobierno de EU.