Los dilemas de Macri y el capitalismo en la Argentina peronista. Doma y erosión del sistema. |
La pregunta parece ingenua o cÃnica: ¿se discute en la polÃtica argentina el capitalismo, es decir, "el fin del capitalismo"? Tenemos democracia ("¿qué más quieren?", decÃa Charly GarcÃa en 1983), ¿pero existe en nuestra democracia, con su crisol de instituciones, una discusión de semejante radicalidad? Mi respuesta es que no. O por lo menos no, en el promedio de la sociedad argentina hoy. La democracia tiene otro aspecto radical: votar cada dos años. Como bien dijo Jorge AsÃs hablando del gradualismo del ajuste de Cambiemos: "hay que dejar de votar por diez años", asà no se pagan los "costos" de un ajuste.
Lo mismo dijo en otro gaffe, la vicepresidenta Gabriela Michetti, que a veces funciona como voz del subconsciente sublevado de Cambiemos. La pregunta tras el 2001 (ni siquiera tras doce años de kirchnerismo) es: ¿se puede ajustar? Por ahora el gobierno cree en una fórmula lánguida: el micro-ajuste infinito. A eso puso a Nicolás Dujovne. Algo que los empuja al error (como con los jubilados) pero que los hace caminar en esa sola dirección. Imposible no deprimirse en un paÃs asÃ.
Empecemos por la izquierda literal. El buen desempeño del FIT, su maduración electoral y su aggiornamiento discursivo, puede ser valorado incluso en los términos en los que esa misma izquierda rechaza la valoración: en que "hacen sistema". Discuten salarios, empleo, derechos humanos, violencia de género, destrucción ambiental con vocabularios frescos de cara a la sociedad, con polÃticos emergentes como Myriam Bregman o Nicolás del Caño o tradicionales como Néstor Pitrola. Oxigenan el sistema polÃtico, el Parlamento, porque se han decidido a participar de la conversación pública sin hacer el cuento del pastorcito que nos repite que viene el Lobo. Incluso, fueron los mejores usuarios de la reforma polÃtica y las PASO. Pero es una izquierda (trotskista) que aceptar ganar batallas aunque no se gane ya la guerra.
Rodolfo Walsh en su libro "¿Quién mató a Rosendo?" puso en boca de un dirigente vandorista una frase letal: Nuestra clase obrera no es clasista. Ese "defecto" vandorista finalmente era la piedra en el zapato del andar argentino: no crear el anti capitalismo sino la contradicción de ser una parte del poder (y del capitalismo). Lo que el peronismo representa no es ni fue nunca el anti capitalismo sino el derecho al capitalismo. Eso hizo peronista también a Menem, con su neoliberalismo plebeyo. Si el kirchnerismo fuera un cuestionamiento radical a la propiedad privada hubiera echado su suerte al mar. De hecho, el intento de erosionarlo moralmente pasó más por apuntar su "capitalismo de amigos" (Cristóbal, Lázaro, ElectroingenierÃa) que sus polÃticas anticapitalistas. El nudo gordiano de la "ley de medios" (madre de todas las batallas culturales) planteaba una adecuación razonable a un monopolio desproporcionado. No hay empresas como ClarÃn en ese "mundo civilizado" (en el que se ampara justamente ClarÃn).
Doma y erosión
Digamos que el problema con la CGT, con los populismos, y con el kirchnerismo también, es justamente su cuidadoso lÃmite a pesar incluso de sus retóricas encendidas: no plantean sacar los pies del plato capitalista, sino sumar pies a ese plato. Es, en los términos de Erik Olin Wright, una mezcla de "doma" y "erosión" por dentro del capitalismo. ¿Cómo explica la "doma"? Con el ejemplo de las gastadas socialdemocracias europeas y su pretendida humanización del capitalismo.
En la agonÃa de su gobierno, Cristina televisaba la inauguración de una fábrica de chicles, detallaba los datos de la inversión (privada) y elogiaba las polÃticas que construÃan las condiciones de mercado (interno) que hacÃan viable esa inversión.
Mark Fisher en su "Realismo capitalista" flota alrededor de una frase de Frederic Jameson ("es más fácil pensar el fin del mundo que el fin del capitalismo") y compone un muestrario de sÃntomas en el campo de la educación y la salud mental para describir un orden que produce ansiedad en sujetos sólo gobernados por la búsqueda incesante de satisfacer su deseo (de consumir). Dificultades para aceptar una autoridad, para entender dónde termina el horario laboral, sobreexplotación y trastornos de ansiedad. Fisher habla de "Realismo capitalista" en el centro del mundo, como un orden que se naturaliza, que no se representa, la contracara perfecta de la monumentalización de los viejos órdenes del siglo 20. Ya en el tÃtulo plantea su juego de espejos con el "Realismo Socialista". El capitalismo nos puede llevar al fin del mundo, pero el mundo no nos puede llevar al fin del capitalismo.
Pedagogia PRO
Argentina y la región, vivieron los últimos años un ciclo de gobiernos de izquierda o populistas. Pero en Argentina "el modelo", el "populismo", más allá de sus retóricas y fetiches, se movÃa en la fantasÃa de un consumo posible, cada vez más posible, cada vez más amplio. En Argentina la consigna populista no podÃa haber sido "Socialismo del siglo 21", ni la declaración de "Estado Plurinacional", sino un simple "Capitalismo para todos".
¿Qué pasó este último año? Desde que gobierna Cambiemos llevamos meses discutiendo el corazón del consumista. Aquello que se desprende en la frase malograda de González Fraga, donde detecta en la sociedad un ciudadano inocente al que "le hicieron creer" que podÃa comprar tal o cual cosa. Cambiemos no parece la pedagogÃa capitalista, sino la pedagogÃa de que el capitalismo no es gratis, no incluye. Por las buenas dice: premiar el mérito. Por las malas dice: ajustar el Estado. Entramos a la era de lo que Richard Heinberg llama "sociedad del post crecimiento".
Menem con su 1 a 1 o Kirchner con su "crecimiento con inclusión" dibujaron el lÃmite insoportable de la jineteada democrática: ¿cuál es el convencimiento más duro en la polÃtica argentina? Creer en el derecho a consumir.
Más que lo deseos soberanistas, igualitaristas o desarrollistas (Malvinas, YPF, AUH), más que las batallas culturales (disolvieron la ley de medios sin que volara una mosca), en Argentina lo invencible es el deseo: andá a convencer a alguien que no tiene derecho a comprar un celular.
El consumo no es en ningún caso, y menos en la Argentina, la simple realización de la mercancÃa, la consumación del circuito puro de acumulación de capital que recorre y organiza el capitalismo, sino un nudo de experiencias en el que se enrollan las experiencias de las clases trabajadoras, las presiones sindicales que las cristalizan en salarios y beneficios, la realidad y los placebos de la movilidad social ascendente, es decir, una forma encarnada y multi-sensorial de un pacto mas o menos explÃcito sobre los derechos. No es por nada que deprimirlo es un poco un atentado a la dignidad.
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Provengo de una expresion de la DEMOCRACIA CRISTIANA, casi en desaparicion, pero que al menos en la prrovincia de Corrientes tomo rumbos populares y se vio ratificada por la eleccion de FRANCISCO un cura peronista al frente de la Iglesia Universal...
Que tiene que ver esto con el analisis anterior?? que los cultores de la polarizacion CAPITALISMO-SOCIALISMO niegan la importancia del socialcristianismo...
desde el Concilio Vaticano II la doctrina cristiana viene pregonando que no se puede anular la propiedad privada, pero tampoco se la puede reconocer como un derecho absoluto.
Esa es la linea que toma el propio Peron y queda plasmada en la Constitucion del ´49... esa es la que asumen los partidos democristanos de la posguerra... con un abanico de posibilidades de integracion tanto con formas del capitalismo y con formas socialistas... la principal diferencia con la socialdemocracia es su apuesta a las formas asociativas, al cooperativismo y a no renunciar al rol rector del estado en materia economica y social. Esto ultimo obligados en todo caso por la crisis de posguerra.
Seria bueno que los analistas tomen en serio estas definiciones para no caer en esquemas tan simplistas...
En enero de 2017 el salario formal promedio de la economía es de $21.048 y asciende a u$s 1349 mensuales. Hablamos de dólares reales ya que hoy los $15.60 por dólar es un precio real en un mercado libre y único de cambios.
Aquí se puede seguir la evolución del salario real:
http://www.trabajo.gov.ar/downloads/seguridadSoc/INF_RIPTE.pdf
O sea hablar de que ahora no se fomenta el consumo, que cayó sólo 1,4% en 2016 por la baja del PBI (arrastrado por Brasil), es falso.
La suba de los salarios formales en 2016 fue del 33% frente a una inflación anual nacional del 36%.
En CABA fue superior, sí, del 40%, por la suba de tarifas. En ese contexto con una baja del PBI del 2,3%, los trabajadores la sacaron baratísima y este año van a recuperar el poder adquisitivo perdido y ganar más poder adquisitivo.
A esto tenemos que agregar que los 8 años de políticas pro-consumo consistentes en apreciar lo más posible el tipo de cambio y elevar lo más posible el gasto público, algo insostenible en el largo plazo, acumularon una inflación de alrededor de un 500% acumulada y destruyeron la posibilidad del crédito a largo plazo.
Muy lindo el consumo pero ningún trabajador pudo ir al banco, pedir una hipoteca y pagarla a 20 años con tasas razonables y la manera de acceder a la propiedad fue mediante sorteo por PROCREAR, préstamo familiar herencia o vivienda social.
Este Gobierno no sólo sostiene un modelo con salarios razonables sino que alienta la inversión con tarifas más razonables y creó el sistema de los préstamos hipotecarios ajustados por UVA, a 20 o 30 años, un sistema en el cual no pierden ni acreedor ni deudor y por el cual se puede prestar a largo plazo. Ya se colocaron $3.500 millones en esos créditos y el crecimiento es silencioso pero exponencial.
Esa es una batalla cultural muy superior a subsidiar la luz, el gas y el agua para que sobre plata para comprarse un jean o salir a comer afuera y darse gustos a corto plazo.
Serìa bueno que en el anàlisis periodìstico cuando comentan los perìodos de gobierno comenten su final y que fuè lo que suscediò.,Serìamos màs honestos,y dejarìamos ese famoso doble standar,que cuando le toca a uno mismo nunca es culpable.
La historia Argentina es la lucha entre liberales y nacionalistas
Despues del efecto Cambiemos, sirve d enseñanza q los liberales volvieron y no aprendieron nada.
Y la mayoria d los argentinos tampoco.