Editorial
La espera
Por Martín Rodríguez
El desenlace se vive más como agonía que como estallido. Lo que está en el fondo es la exacta falla tectónica sobre la que la Argentina decidió rearmar su equilibrio: salir de la crisis sin defaultear.

El repaso de las imágenes de esta temporada de playas repletas arrancó con un burgués que tira un chancho a la pileta desde un helicóptero y siguió con un grupo de rugbiers que patean en el piso a un joven inconsciente. Los matices llegan como la policía... tarde. Al final era un cordero y ya estaba muerto. Al final no eran tan "chetos" los canallas que mataron a Fernando.

Estalló el verano, ¿y de qué estuvo hecho? Los que no se fueron a la playa se fueron al desierto de lo real. Y son muchos porque la sensación de crisis se transformó en sensación de espera.

Aunque sea de la espera de una ilusión o promesa, del desenlace de esta crisis que se vive más como agonía que como estallido. Lo que está en el fondo es la exacta falla tectónica sobre la que la Argentina decidió rearmar su equilibrio: salir de la crisis sin defaultear. 

Pero vivir supeditados a un acuerdo con los acreedores, no significa que se puede vivir como si estuviésemos supeditados a un acuerdo con los acreedores. Veamos. Un amigo se presentó a una beca para ir a Alemania. Tenía puestas todas sus expectativas en esa nueva vida.

Estalló el verano, ¿y de qué estuvo hecho? Los que no se fueron a la playa se fueron al desierto de lo real. Y son muchos porque la sensación de crisis se transformó en sensación de espera. Una crisis que se vive más como agonía que como estallido. Lo que está en el fondo es la exacta falla tectónica sobre la que la Argentina decidió rearmar su equilibrio: salir de la crisis sin defaultear. 

Estábamos en abril. Se conocerían los resultados en octubre. Y ahora qué vas a hacer, le pregunté. Esperar a ver si sale. La beca no le salió y estuvo seis meses papando moscas... La espera es una acción.

Todos los fuegos, el fuego 

El debate que muchos llamaron "semántico" en torno a la prisión de ex dirigentes kirchneristas acusados de corrupción, y la velocidad de la polémica alimentada por redes sociales pareció, en palabras de Pablo Touzon, una corrida sobre el capital político acumulado de Alberto, que a pesar de su rol de "anestesista" y componedor debería contemplar la tarea "ingrata" de no correr detrás de cada interna. En muchos casos, todo se agiganta por la verba de dirigentes o funcionarios que parecen explorar el género "político del yo". Berni, por momentos, se muestra como soldado y actúa como libre pensador.

En este compás de espera qué pone el gobierno sobre la mesa, ¿cuál es la agenda hasta hoy? Muchos volvieron a preguntarse si está en duda el liderazgo de Alberto. O incluso si es un "presidente débil". Como se apuró a remarcar Andrés Malamud, politólogo lúcido y provocador. Hagamos un juego. Miremos para atrás. Alfonsín era un dirigente fuerte y tuvo una presidencia débil. No domó el potro de la economía y la sociedad lo domó a él. Menem era fuerte y ejerció una presidencia fuerte. De casa al mercado y del mercado a casa: gobernar la economía para gobernar la sociedad. De la Rúa era débil y tuvo una presidencia débil, una catástrofe.

 Duhalde es un político, llamémosle, inseguro y ejerció una presidencia fuerte y necesaria. Falló en la política de seguridad. Se sabe: el punitivista es el político inseguro.  Néstor y Cristina fueron fuertes y con presidencias fuertes: doce años que dieron vuelta la política. Apunto así a Macri: hombre fuerte con presidencia débil, cuatro años diletantes que abrieron este agujero negro de la deuda. ¿Y Alberto? Alberto es un hombre fuerte. 

Exclusivo: "Argentina Armónica", los foros del Chino Navarro para superar la grieta

El 99% del periodismo político (que además lo tenía en su whatsapp) lo sabe. Quizás demasiado atado a su lógica de campaña: compensar con gestos a todos. Hebe lo critica, recibe a Hebe, almuerzan pero aclara que no piensan en todo lo mismo. Lo que está en juego sobre él no es si es capaz de un "kirchnerismo descremado", sino la creación de algo nuevo. Resolver la dura herencia macrista y a la vez proponer una agenda profunda, de temas conflictivos pero menos neurotizados por "la grieta". Pero es demasiado pronto para opinar sobre el carácter de su presidencia que, en estos escasos días, podemos decir: tarjeta alimentaria, "reperfilamiento" pragmático de la política exterior, guiño a la ola verde y deuda, mucha deuda. ¿Cuál será su ESMA?, se preguntaba José Natanson para identificar un acto que selle su alianza con un sector "propio" de la sociedad. 

Todavía no se puede responder aunque la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo podría caminar sobre esa línea. O, incluso, un énfasis en políticas de minorías durante la recesión puede resentir a muchos que miran con la ñata contra el vidrio.  No hay bautismo simbólico sin economía.

La espera

En la reverberación del fin del verano emerge la figura de Martín Guzmán. El soldado desconocido. Sin autonarración, con paciencia oriental, frío y de hablar pausado, explica sin regodearse el diagnóstico realista sobre lo que el macrismo nos dejó. La escritora Paula Puebla lo puso en estos términos en un tweet: "Mientras tanto, en el mundo real, un solo tipo -un tipo bastante solo- se carga al hombro el destino económico de un país". Personas comunes con responsabilidades importantes. "Lo nuevo", aún como un destello, porque puede fallar, parece estar más en este estilo Guzmán. Los ministros de economía organizan su diálogo con los que están afuera de la política y la sudan. Sus nombres circulan en charlas de taxistas en la GNC, en la "cola de un banco". Hablan de política para los que no les gusta la política. La lengua popular de la víscera más sensible. 

Los ministros de desarrollo social hablan con los pobres. Los ministros de trabajo hablan con el sindicato y la patronal. Los ministros de cultura hablan con los progresistas. Los ministros de economía hablan con cada uno y su bolsillo. Entran al closet de cada rebusque.

Jinetes en la tormenta

Axel Kiciloff es un realista. Enfrenta el desafío casi de gestionar sin instrumento monetario. Gobernar sin emitir. Su capital político parece invertido en reconocer y transgredir los límites duros de gobernar la provincia, el hecho maldito del país federal. Por empezar: la dependencia terminal que tiene la gestión bonaerense con el fisco nacional, y que ha dado pocos buenos gobernadores (Duhalde y Solá) contra otros (Ruckauf, Scioli, Vidal) que se abrazaron a un lema: como no podemos gobernar, vivimos en campaña electoral. Blindaje mediático a fuerza de chequera y a surfear la ola. 

Hacer paredes con periodistas amigos y mojar la pólvora en el Conurbano para que no estalle. Axel, por el contrario, parece decidido a gobernar. Aunque en esa decisión se le destiña algo del "estilo de campaña". Esa campaña que lo depositó en la gobernación guionada por una suerte de -llamémosle un poco en broma- "duranbarbismo de izquierda": auto, parlantes, amigos y pequeños actos con gente convocada horizontalmente.

Kiciloff parece decidido a gobernar. Aunque en esa decisión se le destiña algo del "estilo de campaña". Esa campaña que lo depositó en la gobernación guionada por una suerte de -llamémosle un poco en broma- "duranbarbismo de izquierda": auto, parlantes, amigos y pequeños actos con gente convocada horizontalmente. 

De abajo hacia arriba, de la periferia al centro, de la sociedad a la política. Sus primeros resbalones aún gozan de una ventaja: nadie acumula de ellos. Sus jugadas políticas fuertes (la negociación de un paquete fiscal demasiado negociado para su gusto y el pago de vencimientos de deuda que pretendió "reperfilar") mostraron la búsqueda de un estilo de gobierno organizado en torno al conflicto central: la dependencia fiscal de una provincia que concentra el 40% del PBI. Axel se mueve rápido contra los límites estructurales de esa provincia. 

Pero su estilo (elige no suscribir a los pactos corporativos) quizás lo debería involucrar a compensar más, a ampliar más su base política. Â¿Y la oposición? Hay una oposición clásicamente institucional en Larreta y los gobernadores radicales, que son los que tienen que pagar salarios, renegociar deudas y, si Dios quiere, hacer alguna obra. Hay dos figuras "sin tierra" a las que les colocan el ojo. Vidal hizo castillos de arena con Quique Sacco en la Costa Atlántica. 

Y la reaparición de Macri en una ronda de dirigentes fue un gesto retroactivo sobre una de sus coherencias más puntuales: el poder tercerizado en otros. Volvió para recordarnos que a él también le pareció tremendo el nivel de endeudamiento y que él también les decía a los funcionarios que un día se cortaba ese chorro y se iba todo a la mierda. Yo no fui. Un comentarista de lujo en el lugar de los hechos. Algún gracioso le puso un zócalo a su foto: "Hola, me llamo Mauricio y hace dos meses no tomo deuda". El macrismo sólo cumple por ahora la función de contener a su sociedad.

Billetera mata verano. Una imagen del Operativo Sol: como jinetes en la tormenta, los policías haciendo dedo en las rutas bonaerenses. De Santa Teresita a Mar de Ajó, de San Clemente a La Lucila del Mar, hombres y mujeres de azul. Sus siluetas se recortan sobre el fondo de cada atardecer bonaerense. Del verano se hacen las ilusiones familiares, el por qué del año duro. Y este verano, para los que fueron o no fueron al mar, estuvo hecho de la tensa calma de una espera. De esa espera que se cuece entre un gobierno, la época que funda y la sociedad, las personas que cada día hacen girar la rueda. Un vendedor de helados en la playa de Costa del Este muestra el manojo de pesos, se ríe irónico y dice como si le hablara a Guzmán: ¿cuánto valen estos pesos?

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  • 4
    informado
    24/02/20
    09:44
    No se entiende mucho que quiere decir. Pero la cosa es muy simple, no hay confianza y nadie le presta un mango a este gobierno. No van a poder evitar el default. No me parece muy relevante saber si AF es fuerte o debil, la realidad se lo va a llevar puesto.
    Responder
  • 3
    maríaluján
    23/02/20
    11:43
    Como siempre, un ejemplo del discurso elaborado y reflexionado; mis respetos martín.
    Responder
  • 2
    21/02/20
    15:49
    Buenos gobernadores Duhalde y SOla?
    Este gordito sin dudas hace campaña para alguien
    EN 4 años Vodal hizo mas obras que DUahlde y Sola (suman 14 años) juntos

    Estas notas baratas y berretas, solo despistan al piberio, o al anciano con arteriosesclerosis
    Y encienden al fanatiKo, que repite como lo que es: Un mono

    Gordito, acordate, el Kongourbano es fruto de Duhalde, Sola, Scioli, Cafiero y otros, que convirtieron al cordon de CABA en Burundi
    Responder
  • 1
    21/02/20
    15:46
    El gordito este, escribe y escribe vaya a saber para que?
    Mucha baratija y poco pensamiento
    La realidad es que desde el 10 de diciembre betito devaluó, la inflación voló, ajustó, tarifazo, e impuestazo fueron sus armas.
    Sumale la inseguridad que genera la antropologa y los desatinos de un grupo de felinos de distintas subespecies mezclados en una batidora
    No saben para que copa correr, cuando salen de la ultracomb
    Responder
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