El salto de la inflación y la pobreza, mientras subsisten los desacoples macro y se cae en las encuestas. |
La administración de Macri llegó este jueves al preciso momento en el que se mordió la cola. Una vuelta en cÃrculo, largamente anticipada en este espacio, que no por previsible deja de impactar.
El gradualismo y la decisión de eludir un pacto de gobernabilidad con agenda de reformas incluidas, que le ofreció la oposición racional al inicio de su mandato, lo llevaron a esta situación en la que todo parece pérdida. Es lo que ocurre cuando se cree la fantasÃa de un gobierno sin costos.
Apenas comenzó el gobierno y se supo que la hoja de ruta era el gradualismo, Ricardo López Murphy anticipó el desafÃo central: "Gradualismo no es más fácil y requiere un temple polÃtico especial, significa que en el 2017, que es año electoral, el ajuste deberá ser incluso más fuerte que este año". Criticas similares expresó Nicolás Dujovne, hasta que lo nombraron ministro.
Se entiende, con un déficit heredado que rondaba los 7 puntos del PBI, gradualismo significaba ajustar fuerte todos los años del mandato de Macri, para lograr una reducción como la prometida en ese momento por Alfonso Prat Gay. Metas que el propio gobierno fue relajando y ahora parece dispuesto a tirar por la borda, en aras de la urgencia electoral.
Por eso, lo que en rigor entró en crisis no es un gradualismo que no fue tal, sino apenas la coartada para eludir un ajuste real de la economÃa. O peor, para enmascarar la ausencia de un plan global que corrija sus desacoples al tiempo que trazaba un sendero de crecimiento.
El Gobierno se escuda en la "restricción polÃtica" de su minorÃa, para justificar todo lo que hace. Como la comparación es De la Rúa, sobrevivir es un éxito. Pero es un falso dilema. La Argentina no es la del 2001, corrió mucha agua por ese rÃo y la clase polÃtica y el sindicalismo, saben que la implosión del Gobierno los arrastra también a ellos.
Por eso, la oportunidad pérdida. Miguel Angel Pichetto, los gobernadores y hasta el propio Sergio Massa, estaban para armar un gobierno de coalición. Eso hubiera otorgado volumen polÃtico para encarar las reformas de fondo que necesita el paÃs. No es historia contrafáctica, se pueden encontrar en los diarios las ofertas desesperadas de Pichetto para que Macri aceptara un "Pacto del Bicentenario".
No hay magia, como dice Macri. Incontables paÃses que enfrentaron situaciones de encerrona vital como la Argentina, salieron con acuerdo polÃtico de sus principales fuerzas, en torno a una agenda de transformación. Era y es el momento.
El fracaso del gradualismo se hizo evidente en este inicio de marzo con el cruce de dos datos: El salto de la inflación de febrero al 2,5% y la confirmación que la Argentina de Macri sumó 1,5 millones de nuevos pobres. Mientras el déficit sigue más o menos igual. Pero no el gobierno, que se derrumba en las encuestas y en las expectativas de la gente.
Primero se perdió la alegrÃa, ahora ya se está perdiendo la esperanza y con ella la paciencia. Es la consecuencia previsible de someter a la población a un esfuerzo importante, sin que quede claro para qué lo hace. Y esto vale tanto para los que sufren el impacto directo en su deteriorada economÃa cotidiana, como para los mercados y los analistas que miran la trayectoria macro.
Si no pasa nada, si esta todo bien y vamos bárbaro, por que vivo cada vez peor.
Se eludió la construcción de una épica de sangre, sudor y lágrimas, sostenida en un programa real, por la tonterÃa new age de la felicidad permanente. Lo que hubo es subestimación de la gente, de su capacidad para sumir sacrificios si le presentan un plan creÃble y un equipo idóneo.
Lo interesante es que la oportunidad para lanzar un gobierno de reconstrucción nacional sigue al alcance de la mano. Sólo requiere grandeza polÃtica. Mientras tanto, lo que vivimos es el fracaso de un amarretismo de dueños, voraces por capitalizar hasta la última gota de éxitos, que nunca terminan de llegar.
Tan previsible como creer que la leche de la polarización iba a ser eterna. Que los bolsos, los hijos, la madre, los hoteles y la mar en coche eran la solución de todas las cosas. Somos mejores que ellos, cuidado que vuelven, es un programa muy precario cuando se tiene la responsabilidad de Gobierno. La vida real tiene la maldita costumbre de cruzarse en el camino.
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En la práctica, este gobierno ha aumentado el déficit (lo que incluye haber aumentado los empleados públicos luego de haber echado a los que no les gustaba), ha elegido endeudarse para pagarlo (o sea, nos ha hipotecado a todos) y siempre piensa en ir contra de los salarios y las jubilaciones para tener un mango más, todo en un esquema de caída del consumo, cierre de industrias y comercios, altísima inflación, mantenimiento de la terrible carga impositiva e incentivo a la especulación financiera (con un dólar regalado).
Creo que, si fueran honestos, todo se aclararía si dijeran en qué se va la plata (descubriríamos que no en mejores servicios y ni siquiera en sueldos) y entonces proponer el recorte y decidir cómo y quiénes deben pagarlo. Pero ocurrre que el gobierno de "Robemos", al igual que muchos anteriores, tiene transparencia cero en este asunto.
Yo recuerdo un discurso de Reagan frente al Congreso donde explicó, al mejor estilo de un almacenero, todo ese galimatías del presupuesto. Y lo entendió todo el mundo, más allá de las soluciones que propuso. Dijo, más o menos, "tenemos tanta plata, debemos tanta otra, esperamos equis cantidad, gastamos en esto y lo otro, necesitamos recortar aquello y aumentar aquello otro". Clarito como el agua de un arroyo. Me sorprendió de manera extraordinaria, teniendo en cuenta el bodrio ininteligible típico de los discursos económicos de ministros y presidentes de acá, que parecen hechos a propósito para que no entiendas una goma. Como decía Jauretche, "si no entendés lo que te dice un ministro de Economía, es porque te está cagando".
Resumiendo: si tanto nos hablan de gasto público, deben decirnos en qué gastamos, punto por punto. Luego, deben decirnos en qué cosas el gobierno piensa que debemos recortar o aumentar el gasto (quizá su decisión es darle cero a la educación y a la salud y seguir manteniendo el costoso aparato de la SIDE para usarlo en política) y cómo financiarlo. Si el gobierno piensa que el descalabro lo tienen que pagar los trabajadores y no los sectores concentrados de la economía, que lo diga. Pero que sea clarito.
Además, debe decirnos qué clase de matriz productiva cree la mejor la el país: puede ser que insista con la exportación de materias primas o que piense en la industria. También puede ser que proyecte un país dedicado al software (como la India) o al hardware (como Irlanda) o a producir sólo escobas y vender petróleo (como México).
Todo eso es lo que debiera haber explicado Macri en la Asamblea Legislativa, en vez de decir un cúmulo de pavadas y atacar al gordo Baradel. Pero nos gobierna un idiota rodeado de un grupo de pendejos ricachones y analfabetos, lo más cercano al cliché de una banda de forajidos "latinoamericanos".
Es joda esto no hubo un ajuste mas duro de la economia en nuestra historia y mira que hubo ajustes pero ni el rodrigazo ni el comienzo de menem fueron ajustes de esta magnitud y sin embargo algunos hablan de gradualismo, a que hemos llegado!