Coronavirus
El ruido y la furia
Por Martín Rodríguez
En los balcones urbanos se ve la mugre debajo de la alfombra y las performance de un tiempo de aislamiento en el que quedó al desnudo lo que nos une.

Las cacerolas que parecieron estrellas fugaces de estos días, ¿son macristas? ¿Son también la interna macrista? Elisa Carrió (coherente en su rechazo a la "demagogia" de bajar sueldos de funcionarios) salió a mostrar las costuras de esa interna. ¿Peña versus Larreta? Podrían resultar también de la agitación que produce ver a la política en bloque comprometida para resolver la Pandemia, "a Horacio y Axel con Alberto". Contra esa sensatez que, no es que "superó la grieta", sino que mostró su límite (cuánto no puede hacer eludir las contingencias reales). Y, de nuevo, brotó la figura de Marcos Peña, aunque sea como una invocación urgente para nombrar algo que nombra a eso. El peñismo, eso tan simultáneo que por un lado puede ser sus supuestos "trolls" y por otro lado es la cara de Niño Yo No Fui de Marcos Peña que dice que "la gente" es irrepresentable y la política va detrás. La peor forma de pensar estos días es hacerlo como los pensábamos un día antes de esto, y sin que eso signifique la idea frívola de que todo cambió. Hay miedo, hay incertidumbre, y hay que gente que sabe que aún no sabe cómo se soluciona esto.

Los tiempos en cuarentena se miden en años de perro. Y los tiempos políticos más: una semana vale un mes, y así. Los cacerolazos son tan parte del paisaje político como una marcha sindical sobre Leandro N. Alem, una movilización de los movimientos sociales en la 9 de julio, una misa en Liniers por el trabajo o un abrazo al Congreso por el aborto. Quizá la novedad de este tiempo fueron esos aplausos a los trabajadores de la salud que se siguen repitiendo como un rito, a veces más, a veces menos, de religiosidad laica. Pero se arma una hora pico ahí: donde se cruzan aplausos, himnos, cacerolas. Hasta el fatídico viernes 2 de abril eso ocurría y el historiador Alejandro Galliano los llamó en twitter: el balconpalooza. En un mismo lodo, el ruido y la furia. No todas las manifestaciones funcionan en igualdad, ni obteniendo mismos resultados, ni con la misma cobertura. Las cacerolas, a las que se les exagera el veredicto, no tienen la última palabra. Su historia argentina dice que las promovió la Alianza contra Menem y después las promovió la sociedad contra la Alianza. Y así, se instalaron. Por izquierda se las ama odiar, aunque también se celebraron los cacerolazos contra Macri por su reforma previsional en 2017. En definitiva, no toda cacerola es de teflón.

Los aplausos, los cacerolazos que van y vienen, los cantitos de "aguante Alberto", cierta lucha de clases medias desde el balcón, ocurre en el exacto lugar donde el Estado le pidió a la gente que permanezca: adentro

Lo común es el caldo de cultivo de la política y de la "antipolítica", esa palabra vidriosa. Podemos programáticamente llamar "antipolítico" a una negación de los costos, los tiempos y las mediaciones políticas, y a un énfasis organizado para celebrar "lo espontáneo". Lo antipolítico, ¿es contra el Estado? Sí y no, porque sencillamente es contra los partidos, las movilizaciones, la lucha, las dietas de los senadores, los ministros y sus choferes o los que cobran planes. La objeción por izquierda al "espíritu" antipolítico funciona como un regocijo intelectual de las militancias: la antipolítica parece el blanco fácil de una ciudadanía silvestre que grita sin editar sus verdades y que desconoce por qué intereses doblan sus campanas. Es "el vecino que odia los piqueteros y mira a Susana", dicen. En fin, un capítulo de política y consorcio.

La disyuntiva entre salud y economía es casi falsa, pero en lo que tiene de verdadera hay decisiones. La curva de contagios -la que hasta ahora vemos- hace decir a muchos (sin ninguna evidencia): "si hay pocos casos, entonces, ¿para qué sirve el aislamiento que mata la economía?". Son formulaciones "manta corta" que buscan conspiraciones. En esa noche mental los políticos aparecerían como jabalíes que de madrugada recorren las calles vacías y se comen la riqueza abandonada. Sin embargo pareciera hasta esperable que en tiempos de crisis emerja la puteada argentina contra "la teta del Estado": la del plomero y el doctor, el meme que manda tu primo panadero, el like liviano, la risa negra, un contagio de humor costumbrista. Nada más viejo que putear a un político, mientras el nombre de un Paolo Rocca queda afuera de una conversación en la cola de un supermercado chino.

Nada más viejo que putear a un político, mientras el nombre de un Paolo Rocca queda afuera de una conversación en la cola de un supermercado chino

Pero vivimos días tensos, insólitos, angustiantes. Días al límite de una experiencia sin paradigma: una cuarentena que puso sobre la mesa de cuánto cuero duro es capaz la sociedad. Los aplausos, los cacerolazos que van y vienen, los cantitos de "aguante Alberto", cierta lucha de clases medias desde el balcón, ocurre en el exacto lugar donde el Estado le pidió a la gente que permanezca: adentro. No hay cacerolazos desobedientes en las esquinas. La gente golpea su Essen, su cacharro, grita, canta el himno o la marcha, aúlla, y en cada ruido dice: estoy en casa. La cuarentena se convirtió en una prueba crucial de la relación entre sociedad y Estado. En palabras de Sebastián Carassai, funciona por "superstición cívica": para mucha gente el Estado sabe por qué lo hace. Quienes viven de narrar el minuto a minuto de la rivalidad política parecen sorprendidos con que el Estado haya podido crear una conducta. Los grados de aceptación fueron sensatos. El fatídico viernes 3 de abril vino también de una "obediencia" extrema: el día que mucha gente tenía que cobrar. Porque, mientras recordábamos a los soldados que lucharon por Malvinas, vimos la excepción en la excepción. Lo que no tenía que pasar. Colas de jubilados amontonados entre sí por cobrar. La situación cambió bastante el fin de semana. Las fallas, inadmisibles, también hablan del estado de cosas: un gobierno que ante una falla contuvo y recalculó. Lo que venía de fondo no era tampoco fácil. Muchas crónicas dieron cuenta de lo que pasa en los barrios humildes. Hay una variante de la cuarentena: el quedate en casa transformado a quedate en el barrio evidenciando la realidad y el hacinamiento de millones de personas. La cuarentena volvió a desnudar el máximo desafío de la gobernabilidad argentina... gobernar los Conurbanos. Si algo se aprieta de arriba para abajo en igualdad, se asoman de abajo hacia arriba las desigualdades. Por eso, la costura de la cuarentena fue ahí: en los municipios del Gran Buenos Aires.

En un país que viene arrastrando un tercio de la población pobre, servicios públicos dañados, una economía con inflación y recesión, la relación de muchos con la política no tiene mediaciones y se resume: el político gana lo que me gustaría ganar a mí. Y muchos de los que cacerolean (no importa cuándo) no juegan en la mesa de poker grande, ni reciben el apoyo estatal para los que están peor. La tarea de "reivindicar" la política que muchos practican frente a estas cuitas de balcón incluye distinguir niveles de discusión: muchas veces se discute en audiencias militantes con otros politizados (opositores) que fomentan sentimientos contra la política, pero la defensa "ideológica" de la política, ¿qué escucha tiene para la gente a la que no le gusta la política? ¿Por eso quizá sea necesario aceitar reflejos para tener alguna gestualidad reparadora con esa sensibilidad? Juntos por el Cam­bio tomó nota de que hay algo que hacer con esto y Massa redobló la apuesta. Pero Alberto eligió que ese espíritu no lo organice, sino que él organiza ese espíritu: basó su argumento en favor de una mayor presión fiscal contra los ricos (el proyecto de un impuesto a los que blanquearon en 2017 que tiene la firma de Máximo Kirchner). Y una convicción: el resguardo del servicio público (porque no hay Estado si no hay gobierno).

En este mini brote de riña asomó la oposición pidiendo "gestos", o sea, haciendo política con la antipolítica. Y lo hacen en este "compás de espera" en el que, detrás, algunos sectores poderosos de la economía son los más nerviosos por el estado de excepción: como la suspensión de despidos que decretó el gobierno para atender a aquellos que sufrirían un doble desamparo... al terminar la cuarentena no tendrían adónde ir. O el control de precios. Se repite de fondo en el eco de este reclamo un trauma macrista: ¿por qué le dan tanto poder a la política? Aquel estigma con el que gobernaron y que organizó uno de sus tics nerviosos: tercerizar el poder. La pregunta entonces: ¿qué habría que hacer? ¿Bajamos los salarios de los políticos y después qué? ¿Qué tendría que haber hecho Alberto que no haya hecho? ¿Qué gesto? Estaría bien no ahorrar gestos. Si se pide esfuerzo, ok, hagamos todos el esfuerzo, todos conocemos esa lista. Esfuerzo también son las más de 300 camas que garantizó el sindicato de Camioneros que conduce Hugo Moyano en una clínica de la ciudad de Buenos Aires. Esfuerzo son los cientos de voluntarios y militantes que circulan para dar de comer. Esfuerzo es Rosa de Soldati que revuelve la olla en el comedor Mondonguito de Villa Calacita. O será que este escenario nos muestra un antagonismo entre los que quieren recomponer el tejido social y la autoridad del Estado y los que viven de explotar el resentimiento. De nuevo: ruido y furia.

"Cultura y poder son esta porno bajón"

La política democrática lidia con su "clase" (política) y sus "representaciones" desde hace años. Desde los 90, cuando se iban acumulando costos sociales y la política estaba contra los límites de la convertibilidad, con un solo libreto sobre lo "posible". Menem traía famosos "no políticos" para que inviertan su popularidad (Scioli, Palito, Reuteman), Chacho traía prestigiosos "no políticos" para que la "purifiquen" (Ibarra, Meijide). Duhalde en el cénit de esas ciudades llena de asambleas fue "aceptado" por su condición de piloto de tormentas pero, sobre todo, porque era un político "sin futuro". En el presente punk del 2002 la sociedad necesitaba alguien absolutamente limitado al ejercicio de la gestión. Una presidencia de maestranza. Y Kirchner tuvo, el heredero del 2001, un oído absoluto para el temblor cacerolero (y para el piquetero también). Partía en helicóptero a Tres de Febrero a escuchar un intendente, pero también a tomarse un café con Alberto en una confitería de Colegiales en la que los vecinos denunciaban "zona liberada". Con la 125 nació otro proceso donde la discusión no era contra la política sino dentro de la política. El macrismo (o su parte "juvenil") se interpretó como hijo de los vecinos de la noche del 19 de diciembre de 2001 con la constitución en la mano (el kirchnerismo, así, aparece más como un hijo del 20 de diciembre, de la ciudad asamblearia y el Conurbano sublevado). La política siempre hace política con la antipolítica, se alimenta y regenera en los bordes de su propio sistema.

En medio de este "Yendo de la cama al living" obligatorio de muchas capas medias se podría decir que un vaso de agua y un aplauso o cacerolazo a las 9 de la noche no se le niegan a nadie

En los balcones urbanos se ve la mugre debajo de la alfombra y la performance de un tiempo de aislamiento en el que quedó al desnudo lo que nos une. En medio de este "Yendo de la cama al living" obligatorio de muchas capas medias se podría decir que un vaso de agua y un aplauso o cacerolazo a las 9 de la noche no se le niegan a nadie. Todos hacemos ruido, todos queremos meter nuestro nombre en el muro de los lamentos de la época. Pero la época quizás nos pide que acompañemos y que lo hagamos con este presidente (si lo votaste, si no lo votaste), que es quien debe hacernos cruzar el río. El gobierno se podía preparar para una "corrida", para un "default", para un pico inflacionario incluso. Y le tocó esto: una Pandemia, una crisis global que se escribe todos los días. Así estamos. No queda otra que esto que pasa pero en manos de quien pasa: la política y el Estado. 

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  • 15
    26/05/20
    13:28
    ZIpebolu, mueren ancianos, esto no tiene incidencia
    Cuanto trolB (barato, berreta, bobo y betero) sodomizado, defendiendo la currentena
    Estatal trol vago, ponete a laburar
    Responder
  • 14
    26/05/20
    13:27
    Gordito, hablando de mugre que te parecen las conferencias de tu jefe el pagador de pauta, el hippie que vive de "prestado" en Puerto Madero?
    Responder
  • 13
    13/04/20
    12:54
    la verad es asi hay muchos ignorante y para seguir solamente a Alemania ya esta en su presupuesto poner 800.000 mil lillones de euros para activar su mercado interno y si es necesario estatizar empresas para mantener las fuentes. laborales si es asii pueden consultar al dr. google no muerde , francia otro anto y planea volver a linea aérea nacional .sistema de salud publica como política de estado etcccccc, itala igual , españa nni que hablar .... busque informense y dejen de escribir pelotudeces .Haa EEUU le acaba de financiar el precio del petroleo a Mexico tema precios es el estadooooo siiii y ojala que cambien el paradigma y creo que va a ser asiiiii... por supuesto somos humilde mente Argentina que tuvo estos cuatro años al socio del sr. Las Vegas MM ...
    Responder
  • 12
    informado
    13/04/20
    01:57
    #11 Y a que atribuye que España con un sistema de salud publico y gratuito tenga la myor cantidad de muertes per capita por coronavirus del mundo?
    Responder
  • 11
    ziziperba
    12/04/20
    08:14
    Cuanto libertario menopausico entre los comentaristas. Si fuera por los empresarios, se tendrían que morir todos. Pregunta: a que le atribuyen la alta mortalidad en la región de lombardia?
    a- El contagio masivo en un partido de la champion league
    b- abandono de la vacunación masiva contra la tuberculosis.
    c- La presión de cofindustria sobre el estado para no declarar zona roja en val Seriana.
    Haganle un favor a sus mandantes y matense.
    Responder
  • 10
    11/04/20
    23:10
    Mayor presion fiscal contra los ricos, hizo beto?
    Gordito, o nos cargas o que?
    Hizo leyes que gravan al que tiene un dpto y un auto y le niega asistencia al monotributista C (30 lucas al mes) y a los jubiletes de 20 para arriba les aumenta debajo de la inflacion
    Supongo que cuando escribis nos estas cargando
    Responder
  • 9
    11/04/20
    17:24
    El pibe paga por escribir estas notas? Pagas por que te dejen cumplir el sueño del pibe, escribir y que la gente te lea?
    Responder
  • 8
    11/04/20
    17:22
    Cuando habla del estado, este tipo, se refiere a esa entidad que dejo a la buena de dios a los comerciantes y a las pymes, mientras te cobra impuestos, servicios, no combate la inflacion (mas IVA para recaudacion) y fija 43% de intereses para refinanciación?
    SI ese es el estado que pondera, o vive de él o nos esta cargando?
    Responder
  • 7
    11/04/20
    17:18
    Este gordito vivirá de la teta del estado, o cobra pauta por defender politicos, o los defiende de onda?
    Responder
  • 6
    11/04/20
    17:17
    Info, cuarentena para muchos y currentena para muchos otros que se llenan los bolsillos (vendedores de alimentos, bancos, planeros, repartidores de morfi en bicis sucias, politicos, estatales que no laburan, empresas de servvicios publicos)
    Muchos se enriquecerán y ganarán fortunas con tasas d einteres altisimas, manipulando precios y generando inflacion incontyrolable
    Otros apenas podrán sobrevivir

    Una cuarentena con beneficiados y perjudicados
    Un desastre mas de un gobierno que de economia casera, no entieende nada (menos de macro)
    Responder
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