A un mes de haber sido elegido por la Presidenta para ocupar la gerencia general de Aerolíneas Argentinas, Gustavo Marconato todavía no pudo asumir oficialmente su cargo: el titular de la compañía, el camporista Mariano Recalde, suspendió la reunión de la Junta Directiva donde se trataría el tema y todavía no se estableció una nueva fecha.

Marconato fue nombrado el 24 de febrero pasado, a través de un decreto firmado por Cristina Kirchner, para reemplazar a otro integrante de La Campora, Eduardo De Pedro, quien asumió como diputado nacional. Desde ese momento, para oficializar su ingreso sólo resta que se reúna el directorio para completar el trámite.

Pero en el medio comenzaron las pujas entre Recalde y el ex diputado. Es que el titular de Aerolíneas comprendió que el desembarco de Marconato tenía como objetivo central fiscalizar el desempeño de su gestión.

Las cuentas, se sabe, no son favorables para la firma: el año pasado cerró con un déficit de 800 millones de dólares, y para este año se espera un saldo negativo similar o aun mayor.

De hecho, tal como adelantó La Política Online, el Gobierno nacional ya estaría preparando un nuevo salvataje para los próximos meses, puesto que el presupuesto que tiene asignado para 2012, que alcanza los 2400 millones, se agotaría el 31 de mayo. El dinero asignado para todo el año, duró apenas seis meses.

Fuentes de la compañía revelaron a este medio que los primeros cruces surgieron cuando Marconato comenzó a dialogar con los gremios, especialmente con Ricardo Cirielli, secretario general de APTA y enfrentado a la conducción camporista. Esto indignó a Recalde que lo acusó de no ser "orgánico".

La respuesta de Marconatto, un peronista clásico que supo tener línea directa con Néstor Kirchner, no fue tibia. "Vos no me vas a enseñar como s enegocia con los sindicalistas".

Los sindicatos están convencidos de que Recalde le miente a la Presidenta. "Le pasa números, proyecciones y argumentos tergiversados", dicen. Eso explica, según las mismas fuentes, el acercamiento que rápidamente intentaron los gremios con el enviado de Cristina Kirchner, un hombre de confianza a la Casa Rosada pero que no responde a la agrupación juvenil.

Se trata, en rigor, de una rara avis en la empresa: Recalde se encargó de elevó la planta gerencial -de 34 cargos que había dejado Julio Alak, a los 66 puestos actuales-, y se rodeó de hombres de su agrupación.

Quienes recorren los pasillos de la compañía señalan que Recalde no hace reuniones de directorio, ni permite que los otros directores participen de las reuniones de gerentes. El proyecto del camporista era aislar al ex diputado para convertirlo en una suerte de "ñoqui de lujo".

Recalde intentó justificar ante Marconato la suspensión indefinida de la Junta Directiva en supuestos "problemas personales".