Cristina Kirchner comenzará a estudiar propuestas para mejorar las finanzas de los gobiernos provinciales y trabar el proyecto para coparticipar el impuesto al cheque que ya tiene dictamen favorable en el Senado, donde hasta hay varios oficialistas dispuestos a apoyarlo.

Una de las variantes la tiene el Gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, vicepresidente del PJ y uno de los mandatarios provinciales más afines a la Casa Rosada. El norteño busca imponer un sistema de asignaciones puntuales desde la Nación a las provincias en concepto de áreas específicas.

“Los peronistas tenemos que gobernador por metas”, repite Capitanich ante sus colegas, para justificar su iniciativa, cuyo modelo sería la ley de financiamiento educativo sancionada hace cinco años, donde se establecen metas específicas de gasto por objetivo desde la Nación y las provincias.

Capitanich pretende un esquema similar para otras áreas que les alivie a los gobernadores el impacto que cada inversión tiene sobre sus balances.

Otra opción que se barajó entre varios mandatarios fue la de crear fondos de desarrollo por regiones, similares al que en los noventa se conformó para el conurbano bonaerense, que si bien aún subsiste como nunca fue actualizado a la inflación tiene hoy un mínimo en el presupuesto de Daniel Scioli.

Votación perdida

El gobierno tiene que acelerar cualquier acción que evite el tratamiento del proyecto para coparticipar el impuesto al cheque, ya que si Carlos Menem se decide a bajar al recinto del Senado la oposición juntará los 37 votos necesarios para iniciar la sesión y aprobarlo.

Llegada esa instancia, varios oficialistas ya tienen decidido votar a favor del proyecto, como el misionero Luis Viana, el jujeño Guillermo Jenfres y tal vez el aliado neuquino Horacio Lores. También se especula con un apoyo de la formoseña Adriana Bortolozi y del chubutense Marcelo Guinle. Con la oposición nuevamente unida, cualquiera de estos apoyos sería un mero acto testimonial.

El proyecto pasaría sin problemas el filtro de Diputados, donde la oposición reúne una decena de votos por encima del quórum, pero en ninguna de las dos Cámaras sería posible rechazar un posterior veto del Gobierno a la norma, para lo que se necesita el apoyo de los dos tercios de ambos recintos.

Consensuar una alternativa que evite este trajín será el objetivo que los Kirchner iniciarán el lunes con los gobernadores. Saben que, esta vez, algo tendrán que ceder.