La renuncia de Miguel Peirano a la presidencia del Banco de Inversión y Comercio Interior (BICE) ya disparó la lógica interna por ubicar a su reemplazante. La pelea más obvia es la que están dando sobre todo Aníbal Fernández y Julio de Vido, hoy los dos hombres fuertes del gabinete.

Pero en la pelea por el BICE –en la que Amado Boudou también tratará de terciar-, se sumó un jugador de peso: el asesor presidencial y principal operador del PJ, Juan Carlos “Chueco” Mazzón. El candidato de Mazzón no es otro que el ex director de Proyectos con Organismos Internacionales de Crédito del Ministerio de Economía, Gerardo Hita.

Más conocido como “el gordo Hita”, este experimentado funcionario ingresó a Economía en la gestión de Roque Fernández y desde entonces permaneció en el cargo hasta la llegada de Martín Lousteau, que entre otras torpezas echó a uno de los hombres del Palacio de Hacienda que más sabía de créditos internacionales.

El interés de Mazzón por el BICE no es caprichoso, el asesor presidencial ya logró ubicar un director en esa entidad, Raúl Roberto Ramírez. De allí que ahora aspire a coronar con la presidencia. Pero hay otros candidatos dando vuelta, se menciona al ex ministro de Economía, Carlos Fernández, por ejemplo. Y habrá que ver en definitiva que decide Néstor Kirchner que ya colocó a un pingüino en la institución, el director Claudio Fernández, hermano del senador nacional por Santa Cruz, Nicolás Fernández. No casualmente este director es uno de los dos de la institución que están confirmado por decreto.

Como sea, el regreso de Hita al calor del poder de la mano de Mazzón no es casual. Desde su cargo en economíaa, se convirtió en la llave para acceder a créditos de organismos como el BID o el banco Mundial, una posición esencial para que un hombre con muñeca política –como es su caso- logre tejer excelentes relaciones con los gobernadores que necesitan esos créditos. Y como se sabe, Mazzón es el vínculo político permanente del poder nacional con los gobernadores peronistas –o mejor dicho, al revés-.

Pero Hita –que por ahora se dedica a la “consultoría” económica con foco en los organismos de crédito internacionales, mas un contrato que Mazzón le habría conseguido en la Casa Rosada- ya venía acercándose al kirchnerismo por otra vía. Su amigo, el joven titular de la Anses, Diego Bossio, lo convocó para que lo asesore en su nueva función.

Y aquí nuevamente la relación con Mazzón es evidente. Bossio viene de trabajar junto al gobernador de Mendoza, Celso Jaque, un pollo de su coterráneo, el asesor presidencial.

El albertismo residual o reciclado

Lo cierto es que con un peronismo en estado de ebullición, el poder vuelve a girar de la Casa Rosada hacia los gobernadores –último retén institucional real del país-. Y en ese marco, las acciones de Mazzón, interlocutor privilegiado de los caciques provinciales, se jerarquizan.

Tan amplio es este experimentado operador, que es uno de los pocos que acceden al círculo íntimo de los Kirchner que sigue hablando sin complejos, con el desterrado Alberto Fernández. Es que el ex jefe de Gabinete ha sabido reconvertirse –o al menos eso intenta-, como un hombre de “consulta” de Daniel Scioli y otros gobernadores peronistas como Jorge Capitanich y Juan Manuel Urtubey.

En ese marco, Hita se reivindicaba hasta hae no mucho tiempo atrás como “albertista”, una identificación política que los mal pensados dice que comenzó a esgrimir cuando Lousteau quería echarlo, para evitar el despido.