El movimiento obrero parece dividirse. La crisis y la política económica del Gobierno provocaron una ola de despidos que la CGT no reconoce y trata de ocultar. Pero hay sectores donde el colapso golpea más fuerte y ya se escuchan voces que disienten de la postura oficialista de la central liderada por Hugo Moyano. Trabajadores metalmecánicos de fábricas de maquinaria agrícola se reunieron ayer con representantes de la CTA y pone en alerta al titular de la UOM nacional, Antonio Caló.

Ayer en el centro porteño, fuentes gremiales confirmaron a La Política Online que el secretario adjunto de la CTA, Pablo de Micheli, recibió a empleados de Armstrong y otras localidades donde la caída de la demanda de maquinarias amenaza los puestos de trabajo. Los operarios “están muy disconformes con la UOM”, sostuvo.

La semana pasada, estos mismos trabajadores cortaron la ruta 9 porque, según aseguraron a este medio, “el 75% de la ciudad está parada”. La UOM de Cañada de Gómez, a la que responden los obreros de la localidad santafesina, había bajado la orden directa del ahora kirchnerista, Antonio Caló, de no participar de la protesta. Pero de los 1.545 metalúrgicos afiliados, unos 1.200 desobedecieron y se movilizaron bajo la lluvia.

Esto es sólo un ejemplo de lo que pasa en las bases obreras. Y coloca a la UOM bajo la sombra de un vaciamiento de poder.

“Ya hubo más de 50.000 despidos en el país y no hay una acción concreta para combatir esto”, expresó una fuente de la CTA a La Política Online. Y adelantó que en Villa Constitución, el secretario general de la UOM local, Alberto Piccinini, está organizando un plenario para el lunes 16 de marzo. Allí, explicó un dirigente metalúrgico a este medio, se discutirá qué hacer ante la dramática crisis que vive el sector hoy. La excusa es conmemorar el Villazo, una huelga que los obreros hicieron durante 59 días a Acindar, Metcon y Marathon en 1970. Y en ese encuentro, invitarán todos los grupos representativos sindicales del cordón que va desde Campana hasta San Lorenzo. Estarán presentes, dirigentes de La Parejas, Bell Ville, Cañada de Gómez, Las Rosas, San Jorge, El Trébol, General Baigorria y Marcos Juárez. “Se va a hablar de la posibilidad de un paro", aseguraron dos fuentes gremiales.

Es la primera reacción ante el oficialismo de la UOM, sindicato que se mueve en concordancia a la dirigencia de la CGT. Es la primera, pero puede extenderse a otros gremios. Este nuevo armado político entre los trabajadores se puede expresar en una disidencia que siempre sonará disonante o en una ruptura irreversible. Y esto preocupa a la central obrera. Tanto, que ayer mismo, mientras De Micheli hablaba con los metalúrgicos, la mesa chica de los metalúrgicos llamó de urgencia al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para que limitara la libertad sindical otorgada por un fallo de la Corte Suprema en noviembre. Esta resolución, otorga que entre otras cosas, inmunidad a los delegados, permite cobrar cuotas sindicales y autoriza a negociar con las empresas.

Pero a la CGT no le preocupa sólo el poder que con ella pueda alcanzar la CTA -que sigue pidiendo su personería- sino lo que esta resolución provoca a su poder.

Con el fallo de la Corte además de reconocerles los derechos sindicales a la CTA, también se lo dio a 1.970 organizaciones que hoy simplemente están inscriptas y a otras 2.000 que están entrando, están en trámite de formación. Esta medida acabó con el monopolio Moyano, que hoy se disipa en otras expresiones gremiales y que, ante la falta de respuesta no oficialista en la CGT, se acercan a la CTA, una central que se muestra más flexible.