El bochorno de la siesta catamarqueña, que en este mes de marzo hizo llegar la temperatura a 40,2 grados, calentó también el final de la campaña electoral. Ayer el gobernador Eduardo Brizuela del Moral lanzó una definición contundente: "Nunca volvería a hacer una alianza con Kirchner", aseveró, en respuesta a la presencia del ex presidente en el acto de cierre de campaña del PJ local.

Brizuela fue el primer gobernador "radical K", cuando en marzo de 2007 se armó la Concertación Plural que le dio la reelección junto a una vicegobernadora kirchnerista. Pero se alejó durante la crisis del campo, con parecidas opiniones a las de Julio Cobos.

Néstor Kirchner no perdonó la defección y anteayer estuvo en Catamarca para encabezar el acto del PJ unido -una fuerza de la que participan kirchneristas junto a los hombres de Luis Barrionuevo y de Ramón Saadi-, que busca ganar las elecciones legislativas locales de mañana. Así "puso la cara" -como él mismo dijo- en un difícil comicio local que abre el año electoral.

"Ojo, en lo institucional no tengo problemas en trabajar juntos", dijo Brizuela en referencia a que Kirchner había pedido el voto de los peronistas para "convencerlo" de que debía trabajar con Cristina. "Pero alianza política, electoral, nunca más". Lo dijo cuando se iniciaba la bulliciosa caravana con la que su fuerza cerró anoche la campaña, en la capital provincial.

En realidad, la opinión extendida en el gobernante Frente Cívico que encabeza la UCR -y que está en el poder provincial desde 1991- es que son los kirchneristas los que lo "traicionaron", y no al revés. Recuerdan que antes de la Concertación Plural, en las elecciones de 2003 y de 2007, habían abierto sus listas a candidatos kirchneristas. Y que a poco de andar, se fueron de los bloques legislativos y volvieron al PJ. De hecho, en la actualidad la Cámara de Diputados catamarqueña está presidida desde 2006 por un kirchnerista, cargo que ganaron por tres votos cuando los peronistas de todas las vertientes se unieron en un interbloque.

Desde el lado del PJ, contestan que los roces fuertes empezaron en 2007, cuando el candidato a diputado nacional por el Frente Cívico, Raúl Paroli, ganó al frente de una "colectora al revés": fue colgado de las boletas presidenciales de Cristina Kirchner, Roberto Lavagna y Ricardo López Murphy. Es decir, con todos y con nadie, pese a que habían prometido acercarle votos solo a Cristina. Allí empezó a crujir la Concertación Plural que impulsó Kirchner, publica Clarìn.

Ahora, en el Frente Cívico -donde se ven ganadores- saben que el golpe más fuerte se lo llevará Kichner. "Su problema es que dijo 'todos contra Brizuela' y acá va a encontrar un freno", aseguran. También son conscientes de que, si es el PJ el ganador, todos los laureles serán para el ex presidente. Pero descartan de plano esa posibilidad.

Para ellos, los Kirchner están en el ocaso. El acto del jueves, dicen, fue una muestra: "raquítico, sin entusiasmo, con un discurso en que el ex presidente pareció reconocer de antemano una derrota".

No es lo que piensan en el PJ, claro, donde se sienten fortalecidos con la ayuda política y económica del Gobierno nacional, que envió dinero, obras, planes sociales y decenas de funcionarios que estuvieron en Catamarca los últimos días. "Vinieron en patota a traer plata" dicen cerca de Brizuela, para quien "no conocen Catamarca y no saben bien a qué los mandaron". Una apuesta estratégica: "provincializar" la elección, frente a la nacionalización planteada por el kirchnerismo.