¿Cuáles son las primeras medidas que tomarán con respecto al proyecto?

Por supuesto, lo primero es que se apruebe la Ley. Las políticas de inversión son a largo plazo, por eso estimamos que tienen que ser políticas de consenso, por lo tanto tienen que salir de la Legislatura por ley. Una vez que sea aprobada, el distrito va a tener un plan de infraestructura, que va a incluir: mejora de las calles, análisis del tránsito, luminarias, un plan de seguridad. El barrio es mayoritariamente de propiedad privada, así que estimamos que, al ser una zona libre de impuestos para empresas de tecnología, tendrán un incentivo para instalarse, sumado a la mejor infraestructura que tendrá el barrio. Y en este sentido, estamos haciendo un plan de promoción para instalar a las empresas.

Lo que se observa es que actualmente, y producto de años, la zona no está adaptada a recibir una gran cantidad de emprendimientos privados…

Creemos que si el incentivo es lo suficientemente fuerte y las empresas de tecnologías se instalan, éstas suponen trabajo intensivo y de muy buena calidad con gente muy capacitada. Por supuesto, tienen buenos sueldos. Esto va a motorizar todo lo que tiene que ver con servicios anexos a la industria. Por lo tanto, las avenidas comerciales como Caseros y Sáenz, se van a ver beneficiadas porque va a existir una demanda por servicios. Obviamente, los bares, por ejemplo, van a invertir, van a mejorar su servicio y todo el barrio se va a ver beneficiado.

¿Una de las causas por las que se eligió esa zona es porque allí se encuentran una gran cantidad de galpones que podrían ser aprovechados para que las empresas se instalen?

La zona es mixta: con galpones y residencias, pero hacia al sur hay más galpones que, en general, que pueden ser reciclados y se adaptan al tipo de oficina que busca una empresa de tecnología. Es decir, plantas libres y mucha altura. Una empresa de tecnología no quiere un edificio e instalarse, por ejemplo, en cinco pisos, porque eso les trae ineficiencia. Ellos trabajan mucho en equipo y en plantas libres. Esta es la ventaja que tiene el barrio. Hoy estos galpones se están alquilando en alrededor de tres dólares el metro cuadrado por mes para depósitos y logística. Con una inversión no muy importante, pueden transformarse en oficinas clase “B” que podrían estar alquilándose a una empresa de tecnología entre 8 y 12 dólares por mes. Con lo cual, es fácil darse cuenta el estímulo para un desarrollador inmobiliario.

¿Tienen alguna estimación sobre cuánto invertirá el sector privado y cuánto se va invertir desde el gobierno?

El gobierno de la ciudad va a realizar una gran cantidad de intervenciones que tienen que ver con su presupuesto para obra pública. Por lo tanto, no está discriminado totalmente, pero son entre 200 y 300 millones de dólares, a lo largo de 10 años. Y otro tanto va a ser la inversión privada. Con lo cual, estas 200 hectáreas del sur de la ciudad van a tener un empujón de inversión muy importante.

Siendo optimistas, ¿qué estimaciones tienen sobre el crecimiento del nuevo Distrito Tecnológico?

Según nuestro plan, y nuestro compromiso, es: en cuatro años lograr 100 mil metros cuadrados de oficina, lo que se llama “metros de alfombra”, con aproximadamente 20 mil empleados en el barrio. Estimamos también que podríamos mudar dos entidades universitarias, al menos, para que instalen capacidad educativa en tecnología para otros 30 mil alumnos. Con lo cual, alrededor de 50 mil jóvenes en cuatro años van a estar dándole vida a ese barrio.

¿Pensaron en lanzar líneas de crédito para apoyar a estas empresas?

La Ley contempla ayuda crediticia de parte del Banco Ciudad tanto para las empresas y sus empleados para que se muden al distrito, así como para los desarrolladores del área de la construcción. También ya tenemos líneas de créditos para equipamiento porque el objetivo de estimular la inversión en tecnología en la ciudad no viene solamente del lado de la oferta, sino también a todas las empresas de la Argentina. Por lo tanto ayudar a que todas las Pymes adquieran tecnología porque significa ganancias en productividad, y esto supone mejores ingresos para los empresarios y mejores sueldos para sus empleados.