Felipe Solá fue encontrado tomando un café con el ex intendente de La Matanza Fernando Espinoza, quien por estos días intenta comandar un grupo de alcaldes para hacerse sentir en el peronismo provincial.

Solá, que al parecer no está contenido en el Frente Renovador, lo fue a ver con la idea de sumarse a su equipo.

En el massismo estallaron. “No se puede juntar con el tipo que perdió la interna con Aníbal Fernández y llevó al PJ bonaerense a la peor derrota de su historia”, le dijeron a Massa sus laderos de La Matanza, enfrentados con Espinoza.

“Calma, es un momento que todos hablan con todos", los tranquilizó el ex candidato presidencial, quien ya venía viendo actos de rebeldía de el vicepresidente tercero de la Cámara.

A ese cargo llegó tras una nueva disputa con Graciela Camaño, jefa del bloque Frente Renovador y mano derecha de Massa. La mayor tensión entre ambos sucedió en las elecciones, cuando Solá la acusó de restarle votos en el escrutinio final. Camaño estaba a cargo de la fiscalización.

Como relató LPO, en la primera reunión de bloque del FR Solá estaba con ganas de pelear. Se trenzó en una dura discusión con Gilberto Alegre por su rechazo a la gestión de Mauricio Macri.

“Esta devaluación genera una transferencia de recursos de los más pobres a los más ricos”, fue su definición manual, justo cuando Massa había optado por evitar críticas a Macri y le garantizaba el presupuesto a María Eugenia Vidal. Algo estaba tramando.