Pasadas de la 5 y media de la tarde cayó la primera ráfaga de lluvia sobre la columna de gente que caminaba por Callao hacia el Congreso. “Hoy te hacés millonario”, le dijo un hombre a un vendedor de pilotos que no daba abasto por la cantidad de clientes.
Media hora después, la lluvia ya era torrencial y la Plaza del Congreso estaba repleta. “Es la Revolución de Mayo”, le dijo un hombre a su mujer, mientras admiraba la paleta de colores que formaba el mar de paraguas que se extendió ante él.
Miles de personas, en general mayores de 45, se mantenían estoicos a pesar del temporal. “Más que esto no podría llover, pero no nos importa, vamos a llegar a Plaza de Mayo”, aseguró una mujer a su compañera: “Es la promesa para que se vaya Cristina”. Un hombre de barba blanca y piloto la escuchó y redobló la apuesta: “Así como la pusieron, el pueblo la tiene que sacar. Los fiscales solos no van a poder, nos tenemos que encargar nosotros”.
Sobre Avenida de Mayo, una mujer de cincuenta años sostenía una bandera argentina sobre su cabeza mientras la cabecera de la marcha pasaba frente a ella y los fiscales recibían el tratamiento de estrellas de rock. “Vengo para homenajear a Nisman porque me dolió que la Presidenta no le diera su pésame a la familia, como no lo hizo con tantas otras tragedias. No soy golpista, quiero que este gobierno termine su mandato, pero también le quise dar un mensaje a Cristina de que debe cambiar”, explicó.
La cabecera avanzaba a paso muy lento por la gente que se abalanzaba sobre los hombres de seguridad del gremio de judiciales para acercarse a los fiscales. Los que se habían adelantado y esperaban calle abajo parecían confundidos: “¿Dónde están los fiscales? ¿Ya pasaron?”, se preguntaba un grupo que llegó al cruce de la 9 de Julio con un muñeco de la Justicia con la boca amordazada.
En el otro extremo, la Plaza de Mayo también se había llenado desde las 6 de la tarde con una gran cantidad de jóvenes de entre 20 y 40 años que salían de sus oficinas y se acercaban vestidos de traje al Cabildo, donde esperaban la llegada de los fiscales cantando el Himno.
“Venimos a exigir el fin de tanta impunidad ante un hecho tan horripilante como es la muerte de un fiscal que investigaba a la Presidenta”, explicó uno de ellos. Y exigió: “Queremos que toda esta gente que se bancó la tormenta sea un mensaje que marque un punto de inflexión en las actitudes de este gobierno”.
A pesar de la ausencia de carteles y gritos contra el kirchnerismo, los manifestantes hicieron notar su enojo con el gobierno: “No hubo carteles ni consignas políticas porque lo pidieron los fiscales, pero esto es un mensaje para la presidenta: nos bancamos el agua mientras ella nos quiere engañar inaugurando una obra por cuarta vez”, explicó un joven de camisa y piloto.
De todos modos, la mayoría respetó el pedido de silencio cuando los fiscales llegaron a la Plaza y comenzó el acto. Más allá de los esporádicos gritos de “Argentina” y “Justicia”, cientos de parejas con sus hijos que habían esperado frente a la fiscalía escucharon callados mientras Julio Piumato lideraba al homenaje al fiscal Nisman. De la misma manera, en silencio, abandonaron la Plaza de Mayo apenas terminó el acto.
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Madura, tirando a geronte
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