El ex ministro de Salud de España, Salvador Illa mantiene su intención de presentarse a la investidura como presidente de la Generalitat, pero no contará para eso con su único aliado en el Parlament, En Comú Podem, que se resiste a posicionarse a favor de un proyecto que consideran fracasado de antemano. "Si se presenta Illa a la investidura no va a tener ningún apoyo", advierten desde la filial catalana de Podemos.
"Cero investiduras fake", fue la máxima con la que reaccionó a sus resultados la candidata de los comuns, Jèssica Albiach. UrgÃa asà a Illa a una negociación con ERC para la formación de un Govern de izquierdas del que pudieran formar parte. Sin embargo, la difÃcil postura de los socialistas les lleva a rechazar esta opción: los republicanos no van a ceder a Illa la presidencia y el PSC, habiendo ganado las elecciones, no puede entregársela a ERC.
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Los comuns destacan las nulas posibilidades de Illa en caso de presentarse a la sesión de investidura, donde los de Albiach no podrÃan votar a favor por no verse desgastados con la derrota. Al no poder tampoco oponerse por ser los socialistas potenciales aliados, aseguran que "la situación se podrÃa salvar con una abstención".
En cualquier caso, desde En Comú Podem ven poco factible que el ex ministro de Sanidad tenga opciones siquiera de presentarse: los partidos independentistas de Junts y ERC se repartirán previsiblemente el control de la Mesa del Parlament, cuyo president deberá encargar la formación de Govern a un candidato, pero para ello puede reclamar que tenga atados los apoyos suficientes.
"No va a haber investidura de Illa, y si la hubiera, no tiene sentido votarle una investidura fallida". "Illa se ha comprometido a ir a una investidura, pero ha vendido una moto", detallan desde la formación catalana, donde creen que Pere Aragonés es el único candidato con posibilidades de convertirse en president. "Es el turno de Aragonés", aseguran, en referencia a una sesión de investidura.
El objetivo: un Govern roto que necesite del PSC
El candidato del PSC ha defendido durante toda la campaña electoral que, en caso de ganar las elecciones, intentarÃa ser elegido president tuviera o no los apoyos. Un argumento encaminado a distinguirse de Inés Arrimadas, que pese a ganar en 2017 con Cs renunció a presentarse a una investidura. Una oportunidad perdida, según ha defendido el ex ministro de Sanidad, que sin embargo podrÃa enfrentarse a las consecuencias de una sesión fallida, con el consiguiente desgate.
Otro de los objetivos de forzar una sesión de investidura en el Parlament era la de poner en marcha el reloj de las negociaciones y forzar a las fuerzas independentistas a llegar a un acuerdo o, en caso contrario, a celebrar una repetición electoral.
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Las prisas en las negociaciones entre ERC y Junts podrÃan llevar a un Govern débil que podrÃa romperse en el corto plazo, quedando los republicanos con un Gobierno en solitario donde podrÃan entrar los comuns y para el que necesitarÃan del apoyo externo del PSC.
Este escenario brindarÃa a Pedro Sánchez un comodÃn para mantener su estabilidad en Moncloa, puesto que ERC se verÃa en el compromiso de avalar su gestión en el Congreso de los Diputados mientras los socialistas sostienen su Govern catalán. Una simbiosis en las que todos ganarÃan y que librarÃa al PSC del desgaste de apoyar un ejecutivo independentista.
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