Jared Kushner conoció a Luis Videgaray en el verano del 2016. Era la primera vez que el hijo de un magnate de Nueva Jersey, habituado a la vida de alto nivel en Nueva York, conocÃa a un exponente clásico de la polÃtica mexicana. Videgaray, en ese entonces secretario de Hacienda de México, se acercó a Kushner con una carpeta, elaborada por un analista ligado al MIT, donde se decÃa que su suegro Donald Trump podÃa vencer a Hillary Clinton en las elecciones de ese año.
Kushner entendÃa que en realidad Videgaray querÃa aportar fondos a la campaña republicana. Por eso lo recibió. Era el primer representante de un gobierno importante de Occidente que se acercaba a un War Room que el mundo miraba con una mezcla de divertimento y candor. Nadie creÃa que Trump vencerÃa al matrimonio Clinton. Pero asà sucedió. El ex canciller acertó. Y luego Videgaray introdujo a Kushner en el poder económico mexicano.
Aún en estas horas de zozobra en la Casa Blanca, cuando la presidencia de Trump se eclipsa entre el escándalo y el abismo, Kushner sigue siendo el hombre de su gobierno para con México. El asesor senior intercambia mensajes con el entorno de Andrés Manuel López Obrador y, especialmente, con los hombres de negocios que frecuentan al presidente en Palacio Nacional. Algunos de los cuáles conoció en el viaje del tabasqueño a Washington y a quienes, casi sin excepción, pidió recursos para la fallida reelección.
Es curioso. En enero de 2019 Kushner solÃa hacer un análisis sobre la situación en México: decÃa que el gobierno de Enrique Peña Nieto era profesional y ordenado pero no tenÃa legitimidad en la sociedad y que el de López Obrador era desastroso en la gestión pero sumamente popular. Hoy por hoy, dos años después, el asesor senior es un gran entusiasta, igual el presidente Trump, como quedó demostrado ayer martes, de la 4T.
En este momento Kushner está inquieto, según compartió con sus contactos mexicanos, porque teme que el descredito en el que ha caÃdo su suegro opaque el destino que él busca construir y que tiene una base primordial: la candidatura de Ivanka Trump al Senado por Florida en 2022.
El camino luce complejo. Ivanka deberÃa disputar una interna con el senador republicano Marco Rubio, que es una estrella en su estado y que quiere ser presidente. Cuando le señalan esto a Kushner, él simplemente alega que su esposa en una interna republicana no tendrá complicaciones para derrotar al senador. Una fe absoluta.
La misma que se tiene Ivanka. El año pasado le comentaba en un encuentro en Nueva York a un magnate mexicano - Kushner estaba presente -, que le caÃa mal la titular del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, porque la francesa la habÃa "minimizado" en una velada del G-20 en Osaka, en 2019. No era su debut en ese entorno de la alta polÃtica: en el G-20 del 2017, en Hamburgo, directamente habÃa reemplazado a su padre.
El problema que tiene el matrimonio Kushner-Trump es que por estas horas grandes firmas del establishment de su paÃs, como Walmart, Exxon o Southwest, están informando que no financiarán más a aquellos polÃticos que se negaron a ratificar el triunfo de Joe Biden en el Capitolio y que contribuyeron al caos de la semana pasada en la capital del paÃs. Probablemente el empresariado de EU no querrá tener que ver con nada demasiado cercano a Trump, más aún si avanza el impeachment aprobado hoy miércoles en la Cámara de Representantes.
Pero los planes polÃticos de Ivanka en Florida siguen adelante. Y atraen incluso a figuras peculiares, como el hotelero sudamericano Gustavo Cinosi, que es muy cercano al titular de la OEA Luis Almagro quien a su vez, por ser ariete permanente contra Cuba y Venezuela, tiene diversos entendimientos con el poder polÃtico y económico de Florida. La historia de Ivanka en la polÃtica recién comienza. Y siempre podrÃa haber algún empresario mexicano, listo para contribuir.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.
poco serio