A inicios de octubre de 2016, a menos de un mes de la elección presidencial, el mundo entero escuchó a Donald Trump asegurar de propia voz que su estatus de celebridad le permitÃa manosear a las mujeres, aunque ellas no lo quisieran. Ese mismo dÃa la poderosa maquinarÃa del Partido Republicano conminó en privado a su candidato a renunciar en silencio y permitir que su compañero de fórmula, Mike Pence, tomara el estandarte y fracasara con dignidad en la elección que pronosticaban iba a ser la más humillante en la historia del GOP. Trump, por supuesto, se negó. El resto es historia.
Una de las cualidades polÃticas de Donald Trump, la que tomó por sorpresa al sistema polÃtico entero y que hoy docenas de republicanos intentan imitar, es que no importa que tan mal estén las probabilidades, el tipo no se rinde. A veces funciona, como en el histórico 2016, otras no tanto, como su media docena de bancarrotas y fracasos multimillonarios en los años 90.
A lo largo del año todas las encuestas decÃan lo mismo: los demócratas vienen con todo. La base electoral, en especial las mujeres y los jóvenes, están hartos de la actual administración y sus polÃticas conservadoras. Muchos lÃderes del partido no aguantaron la presión y prefirieron renunciar antes que enfrentar la catástrofe electoral en noviembre. Nombres como Paul Ryan y Jeff Flake, el primero aliado, el segundo enemigo del presidente, anunciaron su retiro de la vida pública. En una atmósfera polÃtica convencional podrÃa suponerse que el lÃder del partido, el presidente de la nación, intentarÃa moderarse y echar una soga a los indecisos; a los votantes independientes y a las mujeres educadas que se sienten ignoradas por una administración que no ha cambiado una sola coma de su plataforma original.
Pero esta no es una atmósfera polÃtica convencional, y Donald Trump no es polÃtico -ni una persona- convencional. Nunca concedas, nunca pidas perdón, nunca te rindas, es el mantra que el presidente ha instaurado entre sus aliados y seguidores.
Incluso Trump se ha dado el lujo de relegar a un lugar no central la impactante recuperación económica que vive Estados Unidos con cifras récord de empleo, mejoras de salarios y crecimiento, como bien señala un artÃculo del sitio conservador Washington Examiner, que considera que Trump arriesga mucho al no centrarse en su principal argumento de campaña.
Mientras los demócratas hablaban de una ola azul que supuestamente arrasará con la mayorÃa republicana en la Asamblea de Representantes -Cámara de Diputados-, el presidente insiste en que la oleada ya se murió y lo que viene es una marea roja. Cuando el mensaje del establishment republicano respecto al histórico crecimiento económico y los números récord de empleo no pegó, Trump no lo dudó: volvamos a lo básico, habrá dicho. Los inmigrantes, el orgullo nacionalista, el miedo. Lo que lo ayudó a derrotar a la preparadÃsima Hillary Clinton hace apenas dos años.
De ahà que en las últimas semanas de la campaña el presidente reavivó el terror que inspira la célebre caravana migrante que, se sabe, está integrada principalmente por refugiados centroamericanos, aunque Trump insista que está plagada de pandilleros de las Maras y terroristas de Medio Oriente.
Ni hablar de su última promesa descabellada: acabar con la enmienda constitucional que garantiza la ciudadanÃa a todas las personas que nazcan en territorio estadounidense, una proeza legislativa poco menos que imposible en el entorno polÃtico actual.
La economÃa de EEUU creó 250.000 empleos en octubre y ayuda a Trump en la elección
Pero no hay que olvidar que Trump no se juega sólo la capacidad legislativa en estas elecciones. Una Asamblea en manos de los demócratas va a significar docenas de investigaciones y trabas a una de las administraciones más polémicas de las que se tenga memoria, asediada por investigaciones como el Russiagate. Trump se está jugando el pellejo en esta elección.
Este domingo, el sitio agregador de encuestas FiveThirtyEight dibuja una panorama peculiar en el que lo más probable es que los demócratas logren arrebatar la poderosa Cámara Baja, pero, debido a las forma en que el Senado se reelige, lo más seguro es que los republicanos mantengan la Cámara Alta, y quizás hasta arrebaten alguna curul a senadores demócratas debilitados, como la de Alaska Lisa Murkowski, quien ha desafiado al presidente a pesar de venir de un estado donde es inmensamente popular.
Al mismo tiempo, y con todo y lo que sugieren las encuestas y los analistas, para los demócratas es imposible olvidar el trauma de 2016, cuando no habÃa una sola casa encuestadora seria que le diera el triunfo a Donald Trump. Pero hay diferencias. En las elecciones al Congreso no hay la bizarra intervención del Colegio Electoral que permite que la candidata que ganó con tres y medio millones de votos, no se convierta en la presidenta. Aún asÃ, de acuerdo con una encuesta de la AP, 61% de demócratas de entre 15 y 34 años, dijeron sentir ansiedad por las elecciones de medio término. "Un 22% más que en julio", dice una nota de Politico.
La pesadilla es difÃcil de borrar. Basta escuchar Pod Save America, el podcast polÃtico más popular del momento que se creó bajo la plataforma Crooked Media -en honor al insulto de Trump a Hillary- y está comandado por tres excolaboradores de Barack Obama, para entender el nivel de trauma que vivieron los demócratas hace dos años. "Nosotros ya no hacemos predicciones", repite constantemente Jon Favreau, célebre discursero del ex presidente.
El martes quedará claro si ese 40 y tantos por ciento de leales seguidores de Trump, los que lo mantienen con el cuello por afuera del agua en las encuestas de aceptación, es suficiente para conservar una mayorÃa en el Congreso. MayorÃa que para un presidente como Trump no sólo significa viabilidad legislativa, sino la supervivencia misma de su administración.
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- 205/11/1814:55Creo que va a perder por poco, como todos los oficialismos americanos, pero la re-eleccion la tiene en el bolsillo.
- 105/11/1806:18Lisa Murkovski, senadora por Alaska, es republicana y tiene mandato hasta 2022. Ejemplos de Senadores demócratas vulnerables son Heidi Heitkamp (Dakota del Norte) y Clare McCaskill (Missouri)