Once días después de que saliera a la luz la acusación por intento de violación que la doctora Christine Blasey Ford hizo contra Brett Kavanaugh, nominado por Donald Trump para ascender a la Suprema Corte, el juez testificó ante el Senado de Estados Unidos. "No seré intimidado para renunciar a este proceso", advirtió Kavanaugh ante el Comité Judicial del Senado, donde habló poco después que la propia denunciante.

El juez reconoció que, de joven y todavía en su edad adulta, disfrutó de beber cerveza, pero que nunca alcanzó tal estado de ebriedad como para olvidar lo que había hecho durante una borrachera. Por lo menos en dos de las acusaciones de intentos de violación que pesan sobre él, el alcohol juega un rol central en los supuestos hechos. Kavanaugh rechazó que en su anuario de estudiante aparecieran actos sexuales, como fue señalado en días recientes.

Antes que Kavanaugh fue el turno de la propia Blasey Ford, que narró con detalle lo que presuntamente ocurrió aquella noche de 1982, cuando ella tenía 15 y él 17 años, y se encontraban en una fiesta de la preparatoria. Al día de hoy son tres las mujeres que acusan al juez de acoso y abuso sexual, aunque sólo Blasey Ford fue invitada a rendir testimonio ante el panel encargado de dar su visto bueno para que el pleno del Senado posteriormente ratifique el nombramiento del candidato a ministro del máximo tribunal de Estados Unidos, un puesto de por vida de una importancia imposible de minimizar.

Acusan de abuso al candidato de Trump para la Corte

"Estoy aquí no porque quiera", dijo al inicio la testigo. "Estoy aquí porque creo que es mi deber cívico decirles lo que me pasó cuando Brett Kavanaugh y yo estábamos en la preparatoria".

Ford dijo que estaba cien por ciento segura de que Kavanaugh fue quien la atacó hace más de 30 años. Narró que asistió a una pequeña reunión en Maryland en el verano 1982 donde sus compañeros bebían cerveza y celebraban. Aseguró que bebió una cerveza y cuando subió al piso superior de la casa para usar el baño, dos hombres la metieron a uno de los cuartos.

"Grité e intenté escaparme, pero su peso era muy grande. Brett me manoseó y trato de quitarme la ropa. Creo que iba a violarme", dijo la psicóloga investigadora.

"Grité e intenté escaparme, pero su peso era muy grande. Brett me manoseó y trato de quitarme la ropa. Creo que iba a violarme", dijo la psicóloga investigadora. Agregó que, en el momento del ataque, su mayor temor era "que iba a matarme por accidente".

Los senadores demócratas en el comité, liderados por Dianne Feinstein, hicieron varias preguntas a Ford y la felicitaron por su valentía al salir públicamente con su historia.

Por el contrario, los republicanos guardaron silencio durante toda la sesión y quien habló a nombre de -por llamarlo de alguna manera- la defensa, fue la abogada Rachel Mitchell, asignada para interrogar a la testigo y evitar que un grupo de republicanos, todos hombres, cuestionaran ante las cámaras del mundo a una mujer presunta víctima de violencia sexual.

Pero el testimonio que causó más revuelo hoy en el Senado, irónicamente no vino de ninguna de las dos partes involucradas, sino del senador republicano Lindsey Graham, quien pasó de ser uno de los más vocales críticos de Donald Trump a uno de sus principales aliados en el Congreso y compañero en el campo de golf.

"¿Es usted un violador en banda?", preguntó teatralmente Graham al juez, quien sólo atinó a responder que no

Graham, quien como el resto de sus colegas de partido mantuvo silencio durante el testimonio de la doctora Ford, explotó contra los demócratas del Senado: "Lo que ustedes quieren es destruir la vida de este sujeto, y mantener el puesto [en la Suprema Corte] abierto con la esperanza de ganar [la presidencia] en 2020".

Es decir, el senador asegura que los alegatos contra Kavanaugh son una treta de los demócratas para retener el sitio en la Suprema Corte y que el próximo presidente demócrata, dentro de más de dos años, sea quien nombre al reemplazo. Dramático comenzó su discurso preguntándole directamente a Kavanaugh: "¿Usted es un violador en banda?". Y ante la obvia negativa del juez, lanzó una larga distriba sobre como destruyeron la reputación ya la familia del candidato a la Corte Suprema, lo que puso a Kavanaugh al borde de las lágrimas.

"Dios, detesto decirlo porque estos [senadores demócratas] han sido mis amigos, pero déjame decirte algo, en este caso, si estás buscando un proceso justo, viniste al pueblo equivocado en el momento equivocado, mi amigo", dijo visiblemente agitado el senador. "Esta no es una entrevista de trabajo. Esto es el infierno", sentenció Graham.

"Si realmente quisieran conocer la verdad, diablos, no habrían hecho lo que le hicieron a este sujeto", continuó Graham regañando a los demócratas. "Vaya, muchachos ustedes quieren el poder. Dios, espero que nunca lo obtengan. Espero que el pueblo de EU pueda ver a través de este fraude. Ustedes lo sabían y lo ocultaron", dijo el senador.

Graham, según comentan en Washington, está tratando de deslumbrar a Trump para que lo nombre procurador General en lugar de Jeff Session, que pasa por un pésimo momento con el Presidente.

El senador John Cornin siguió el ejemplo de su colega y también mostró indignación por el supuestamente injusto proceso al que el juez estaba siendo sometido.

"Juez, no puedo pensar en un escándalo más vergonzoso para el Senado de los Estados Unidos desde las audiencias de McCarthy", dijo Cornin, citando la era de la paranoia comunista en los años 50. "Usted tiene razón en estar enojado".

La respuesta en redes sociales ha sido una de contrastes. Los simpatizantes de Trump vieron a un Kavanaugh asertivo y enérgico, mientras que sus detractores lo describieron como emocional e histérico. Quien sí quedó satisfecho, de acuerdo con reportes anónimos de funcionarios de la administración, fue Donald Trump, que esperaba que su nominada se defendiera con fuerza de las acusaciones en su contra.

El propio Trump en repetidas ocasiones ha alabado a sus subalternos que dan buenas actuaciones frente a las cámaras, ya sea para defenderlo a él o a sus políticas. Fue justo una de las razones por las que contrató a Rudy Giuliani como abogado, por sus apasionadas defensas del presidente en la televisión.

Mañana el Comité Judicial votará para decidir si recomiendan al juez. Posteriormente, la votación pasará al pleno del Senado, donde necesita 51 votos para lograr la confirmación. En este momento los republicanos cuentan justo con 51 senadores, más el voto del vicepresidente en caso de que haya un empate.