La polarización terminó funcionando para Cambiemos en la provincia y logró desplazar a Sergio Massa del segundo lugar que los análisis previos le auguraban en el Conurbano. Fue clave sobre todo la impresionante elección que hizo en La Matanza, donde sorprendió a los propios candidatos del oficialismo.

Massa apostaba fuerte a salir segundo en ese municipio que concentra un millón de votos y hacer elecciones similares en otros distritos del Conurbano Sur, menos en Lanús y Quilmes donde descontaba un triunfo de los intendentes de Cambiemos.

Las otra clave del éxito de Cambiemos fue que también hizo una gran elección en el Conurbano Norte, tradicional zona de influencia de Massa, donde lograron amenazar incluso sus bastiones de Tigre y San Fernando.

Sumado a que contra los propios pronósticos del oficialismo, logró hacer grandes elecciones en las tres ciudades cabeceras del interior La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata, esta última con una gestión detonada, pero en la que habría traccionado la buena candidatura de la radical Vilma Baragiola.

Con más del 44 por ciento de las mesas escrutadas, Bullrich se imponía esta noche por 36% de los votos contra 32% de Cristina y casi 16% de Massa. Es verdad que faltaba cargar todavía una parte importante de los votos del Conurbano de manera que la distancia entre el ex ministro de Educación y la ex presidenta podría acortarse, pero en el propio comando de campaña kirchnerista ya reconocía que la distancia era muy difícil de remontar.

La caída de Massa de los 20 a 23 puntos que esperaban en su bunker fue clave para facilitar el triunfo de Cambiemos y por eso en la última semana hubo nerviosismo en el equipo de CRistina que sabían que era clave que el tigrense no cayera por debajo de los 2o puntos.

Bullrich pese a la sucesión de errores que cometió en la campaña, parece haberse visto beneficiado sobre el final por la decisión de la gobernadora María Eugenia Vidal de ponerle el cuerpo a fondo a la elección.