Con el correr de los días parece confirmarse la teoría que manejan todos los perredistas sensatos: la presidencia del Sol Azteca ya no es un trampolín para aspirar a cargos más altos, sino que se tornó en una verdadera roca pesada en medio del oceáno. Esa carga lleva por estas horas Alejandra Barrales, que volverá al Senado hoy mismo para pelear de frente en la guerra con Miguel Barbosa.

En los últimos minutos varios medios de comunicación publicaron que Barrales renunciaba a la presidencia del PRD. Imposible. Las tribus que apoyaron su desembarco al frente del Sol Azteca jamás permitirían que se vaya de su cargo. La razón es muy sencilla: su partida dejaría que Los Chuchos retomen el control de partido otra vez.

Repasemos: ADN de Héctor Bautista, IDN de René Bejarano y Vanguardia Progresista de Héctor Serrano -el brazo político de Mancera- conformaron un bloque "anti-chucho" para sacar a Nueva Izquierda del control del CEN, después de cuatro presidencias consecutivas. La salida de Barrales decantaría en una nueva presidencia interina en manos de la actual Secretaria General, Beatriz Mojica, alfil de Jesús Ortega.

Pero además la renuncia de Barrales pondría en evidencia lo que en rigor ya es evidente: que el partido del Sol Azteca atraviesa la más severa de sus crisis. Tanto, que algunos consideran que entró en una "fase terminal".

Como sea, al interior del partido sí hay un factor de unidad: la pelea con Barbosa, que abrió todavía más la permanente fuga de sus militantes hacia Morena. "No los une el amor, los une el espanto", aseguró un perredista que también apoyará a AMLO.

Alejandra Barrales volverá al Senado con un claro objetivo: completar con su presencia los cinco senadores necesarios para conformar una bancada del PRD. Se suma así a Dolores Padierna, que aspira a queda como jefa de bloque; Angélica de la Peña, la esposa del Chucho Ortega; el galileo Isidro Pedraza y Luis Sánchez, de la corriente aliada a Mancera, ADN.

Como ya explicó La Política Online, los otros 15 senadores siguen detrás del liderazgo de Miguel Barbosa, que ahora pasó a manos de Raúl Morón Orozco. Barrales lanza así una amenaza encubierta: podría conformar una bancada de perredistas "puros" dejando afuera a los 15 senadores díscolos, dentro de los cuales muchos partieron a Morena o expresaron su apoyo a López Obrador.

Se trataría, sin dudas, de una victoria pírrica para Barrales, cuya candidatura a jefa de Gobierno queda cada día más dañada. 

¿Es acaso una buena decisión cobrar dos sueldos al mismo tiempo a pocos días de estallar una polémica por un departamento que costó un millón de dólares? ¿Cómo explicarle a los militantes que no está buscando fueros para una eventual investigación por enriquecimiento ilícito? 

"Los estatutos los permiten", dicen en la sede de Benjamin Franklin. La todavía presidenta del PRD al parecer no tuvo opción. Está claro que quedó presa de las tribus que la apoyan.