Andrés Manuel López Obrador intenta no cometer los mismos errores del pasado. Mucho se le ha criticado su renuencia a vincularse con sectores empresariales -también políticos- en momentos que podría haber definido las elecciones presidenciales a su favor.

En el sistema político mexicano, opositores y aliados a su proyecto, recuerdan cómo AMLO rechazaba sistemáticamente reuniones con grandes empresarios, como Carlos Slim, que pedían verlo para conocer cuál era su proyecto económico. 

Eso está cambiando ahora, como explicó La Política Online. El líder de Morena ya se reúne con líderes empresariales y de medios para conversar y demostrar que no será un proyecto anti-negocios, sino que alentará la inversión privada. Este medio reveló en exclusiva las reuniones secretas que ya mantiene con Juan Pablo Castañón, titular del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en una suerte de mensaje en cascada que espera bajar a todos los empresarios.

Pero este giro en su ruta electoral hacia 2018, tiene excepciones. Existe un pequeño grupo de empresarios a quien López Obrador no le perdona sus vínculos y negocios políticos. Allí parece mantener su tradicional discurso de la "mafia del poder". 

"El poder político y el poder económico se han alimentado y nutrido mutuamente y se ha implantado como modus operandi el robo de los bienes del pueblo". Es el fragmento que antecede a los nombres de los empresarios que son señalados por Andrés Manuel López Obrador en su libro "2018 La Salida".

El tabasqueño señala a algunos de los grandes magnates del país. El principal es Alberto Belisario Bailleres, que esta entre las cinco grandes fortunas de México. Dueño de Grupo Bal, su emporio abarca desde aseguradoras como GNP, tiendas de marcas premium como el Palacio de Hierro, la minera Peñoles y el ITAM. 

Se trata de uno de los empresarios con mayor acceso al círculo presidencial. Enrique Peña Nieto le ha entregado condecoraciones y el magnate en el pero momento de la relación con EU firma editoriales en revistas de negocios pidiendo apoyar a Peña.

Belisario Bairelles cuando fue condecorado por Peña Nieto.

Cuartoscuro

También señala a Pedro Aspe que es el titular de Evercore empresa de servicios financieros que amasó una fortuna refinanciando deuda de los estados, tras dejar la función pública donde despuntó como secretario de Hacienda de Carlos Salinas de Gortari. Aspe tiene una fuerte influencia sobre Luis Videgaray.

Finalmente AMLO también le apunta a Ramiro Garza Cantú, titular de Grupo R, una de las principales contratistas de Pemex y  que se vio sumamente beneficiada durante el gobierno de Peña Nieto.

Otros de los apuntados en el libro son Juan José Suárez Coppel que fue directivo de Pemex y luego pasó al sector privado y a Gilberto Pérezalonso, ex directivo del Grupo Aeroméxico.