El ex procurador de Nuevo León Roberto Flores se contactó con Jaime Rodríguez para ofrecerse como potencial reemplazo del general Cuauhtémoc Antúnez pero el gobernador optó por rechazar el planteamiento debido a que consideraba inviable reubicar a Flores en el gabinete.

El costo político para el mandatario estatal hubiera sido trascendente. Flores nunca tuvo el respaldo del empresariado, protagonizó reiterados escándalos (supuesta destrucción de expedientes, fichajes en EU, etc.) y tuvo fricciones permanentes con el Congreso y hacia el interior de gabinete, especialmente con el vocero Aldo Fasci que fue quien más hizo para que se concretara su renuncia.

El movimiento de Flores era audaz porque intentó reemplazar  a quien fuera otro de sus rivales en el gobierno. La relación con Antúnez fue buena al comienzo de la administración pero luego se desmoronó. Flores solía decir que él era atacado por la inoperancia del militar para combatir la inseguridad. Al final, como señalan a LPO desde el Palacio de Cantera, ambos terminan fuera del gabinete por lo mismo: ninguno cumplió con el ultimatum que les dio el Bronco para que bajen las cifras del crimen. De hecho, hoy viernes, Nuevo León aparece en un indicador como una entidad líder en extorsiones. 

Tal como adelantó LPO, es casi un hecho que el reemplazo de Antúnez será otro militar recomendado desde la Sedena. Por lo pronto Flores regresó a su despacho jurídico.

En las últimas semanas Flores había estrechado lazos con Ernesto Canales, subprocurador Anticorrupción que va tras Rodrigo Medina y que también está fuertemente enemistado con Fasci desde que notara que el vocero se dedica, de tanto en tanto, a revisar los expedientes en los que trabaja.