Nuevo León es una entidad que durante los últimos años parece encaminarse hacia una brecha de desigualdad económica. La actual administración ha concentrado gran parte de su trabajo en el rubro económico y los resultados se han dado: de octubre de 2015 a marzo de 2018 se registraron más de 4 mil 760 nuevos patrones de empresas ante el IMSS, añadiendo una suma de 157 mil nuevos empleos.

Fue apenas este mes cuando además se dio a conocer que la entidad destaca como el estado con mayor flujo de inversión extranjera directa en México al captar capitales por mil 35 millones de dólares, monto que representa un 11 por ciento del total nacional.

Estos datos, sin embargo, contrastan con el índice de pobreza que aumentó ligeramente pese a las grandes cifras macro económicas. El último reporte de Coneval que compara el primer trimestre del 2017 con el primer trimestre del 2018 señala que la pobreza subió tres puntos en el estado, del 22 por ciento al 25 por ciento.

Para Jorge Garza, doctor en Economía por la Universidad de Monterrey, esta tendencia se da debido a una mala distribución de los ingresos laborales. "Incluso aunque hubiesen subido los ingresos al aumentar el PIB de Nuevo León, existe la tendencia de que suban más o incluso solamente los ingresos laborales más altos y no los más bajos".

Serían entonces los ciudadanos que perciben una mayor flujo de ingresos los que se han visto favorecidos por el repunte económico que se vive en la entidad, dejando en una misma posición a la población de escasos recursos.

Asegura además que PIB está conformado no solamente por los salarios, sino también por el pago a los demás factores productivos como rentas, intereses y utilidades. Por ello, es posible que aumente el Producto Interno Bruto sin que necesariamente suban en la misma proporción los salarios.

Esta idea coincide con una tendencia mundial en la que tanto los ingresos laborales como los porcentajes del PIB han venido disminuyendo fuertemente en los últimos años. En el estudio Labour Pains de The Economist, se observa la caída de la participación de los ingresos laborales y México es, al menos de los países incluídos en el estudio, donde más ha caído esta participación al pasar de cerca del 65 por ciento del PIB a mediados de los 70s a alrededor de solo el 40 en 2009.

Detrás de estos factores pueden haber a su vez varias explicaciones de este repunte en pobreza pese a la subida de cifras macro económicas. Una de ellas es el mayor uso de capital en maquinaria, robots industriales y en general inteligencia artificial, que hace que aumenten los ingresos pero no el uso de mano de obra.

Esta tendencia, señala Garza, ya se está discutiendo como uno de los grandes problemas que están generando y pueden generar más desempleo en muchos países y en muchas industrias del país.