Ciudad
¿CDMX polarizada?
Por Miguel Martínez Ríos
La principal confrontación en la Capital no es política ni electoral sino que tiene su eje en la desigualdad entre sus habitantes.

 Se expande la idea de que en la Ciudad de México hay dos polos, no sólo políticos sino económicos, sociales e ideológicos. Pero nada más alejado de la realidad, la capital mexicana por mucho es un sistema complejo de contrastes entre espacios discontinuos, heterogéneos y de condiciones dispares. Debe tratarse con seriedad la idea sobre dos ciudades paralelas pero opuestas, ya que ha tomado una fuerza implacable a partir de las elecciones intermedias de la entidad.

La cuestión en sí radica sobre la existencia real de esa polarización y cómo se analiza. El observar una realidad que es compleja y darles explicación a los procesos sociales a partir de dos posturas políticas coyunturales es sumamente limitado. La supuesta división de la CDMX no es producto de los partidos políticos que hoy más bien se encuentran en posiciones antagónicas ante la opinión pública, pero que rozan la superficialidad, debido a que los actores que representan a cada facción son más cercanos entre sí en la práctica política, tanto que han perpetuado el estatus quo de la Ciudad desde hace décadas a pesar de sus diferencias ideológicas.

Paradójicamente, se nos ha ilustrado un mapa pintado de dos colores y que forma un patrón espacial de dos grandes bloques opuestos y con ello, es sencillo hacer relaciones, pero hay que obviar que no son explicativas ni causales, pues los distritos electorales son ficticios y no son vacíos. En el territorio se expresan procesos históricos, económicos, culturales y políticos, propios de cada lugar en específico que no respetan los límites dibujados artificialmente. De forma paralela, habrá que darles aún más relevancia a las relaciones de dominación y a la (in)acción gubernamental y las diferencias que provocan, pues esta heterogeneidad a la que me refiero también considera la grave desigualdad que se vive día con día en la metrópoli. 

Aún con más de 20 años de gobiernos de la llamada izquierda capitalina, persisten las condiciones de pobreza, inaccesibilidad a servicios básicos, educativos, de transporte y culturales, así como de inseguridad diferenciada e inversión pública. Condiciones que son más visibles en las zonas populares y periféricas a pesar del discurso oficial de equidad y justicia.

Entonces, la polarización política es superficial, por no decir que ficticia, pues los dirigentes de estos polos opuestos, de igual manera, están estrechamente ligados al capital económico con intereses sobre la urbe y en este tenor, la labor política en la Ciudad es más similar a la negociación empresarial que a un trabajo por el mejoramiento de su habitabilidad. 

Los problemas de los habitantes son observados desde el escritorio más allá de comprenderlos y darles solución, en contraste, son utilizados como moneda de cambio para condicionar lo mínimo para vivir y asegurar los cargos públicos en cada período. Ello quiere decir que la verdadera batalla no se encuentra únicamente en las urnas, esencialmente se halla en el territorio donde cualquiera de los dos colores despoja y mercantiliza la Ciudad en beneficio de grupos privilegiados e intereses privados.

En ese sentido, no es casualidad que se suscite una intensa batalla entre ricos para beneficiar a otros ricos, pues una Ciudad para el capital económico y político no son los procesos complejos que mencioné al inicio, sino la inversión y la ganancia, donde no es el habitante, sino el cliente. 

La polarización que efectivamente plantea una contradicción real y conflictiva no tiene solo como escenarios los gobiernos, alcaldías y el Congreso, o en el debate que enfrenta a ciudadanos igualmente desposeídos. La verdadera polarización se encuentra cuando se observa el desarrollo espacial desigual, la especulación inmobiliaria que expulsa a las personas y la concentración de los beneficios de los impuestos y del excedente de la producción. 

Esta contradicción por la que se puede creer que existe una polarización, es entre el capital y la miseria, que hoy ha marcado la historia, el lenguaje y las interacciones de los espacios de nuestra ciudad, que se agudiza al continuar con la simulación política que grita a los cuatro vientos justicia, pero que la ignora con los oídos sordos.

Este pensamiento binario impuesto y su propagación es bastante conveniente, porque siempre evocará a la alegoría de la eterna lucha entre el bien y el mal, animando a las masas al enfrentamiento y al convencimiento de una postura que no cambia su realidad, pero que les da la sensación de representarles. 

Si hoy la Ciudad de México pareciera que está partida en dos (dependiendo del mapa que se quiera observar), que no se pierda de vista que los protagonistas de esta difusa división comparten en la misma mesa el pan y el vino que deja consigo la venta de la Ciudad. 

La única y efectiva alternativa de los habitantes es la exigencia del derecho a la Ciudad, que más allá de la formalidad abstracta que le ha dado la misma institucionalidad, este se construye en el territorio, desde la especificidad del barrio y en la función integradora de los espacios públicos, en la defensa del territorio y la no perversión de la acción política ciudadana por parte de los partidos y sus agendas.

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Miguel Martínez Ríos

Contaminación y corrupción

Por Miguel Martínez Ríos
Irregularidades en los mecanismos de control afectan las normas ambientales en el Valle de México.

El privilegio de llegar a casa con vida

Por Miguel Martínez Ríos
Los problemas de movilidad en la CDMX no sólo requieren el mejoramiento de lo ya existente, sino un plan integral que aumente la inversión pública.

Última llamada para el Metro

Por Miguel Martínez Ríos
De continuar con los mismos criterios y forma de operar el sistema, podría ya no hablarse de fallas en la red del Metro, sino de verdaderas tragedias.

Una Colombia humana

Por Miguel Martínez Ríos
Un cambio radical no puede esperarse en poco tiempo, el estatus quo de las élites verá un reacomodo que devendrá en mayor polarización política.

Va por.. ¿Cuál México?

Por Miguel Martínez Ríos
La oposición está aferrada a un país que apuesta por una ilusoria unidad mientras beneficia a un puñado de personas en perjuicio de una mayoría aplastante.