Luego del optimismo expresado por Meade acerca de las proyecciones de la economía mexicana para 2018 y su posterior cuestionamiento por parte del mercado, los especialistas del sector energético analizan las expectativas y dudas en torno al presupuesto que presentó el secretario de Hacienda.

Las expectativas de Meade de un superávit del 1%, una deuda reducida al 47.3% del PBI y un gasto de 113 mil millones de pesos más, están condicionadas a un precio del petróleo de 46 dólares y unos aumentos de la producción y exportación del petróleo, variables que mucho analistas han cuestionado.

Según lo destacó Jesús Cuevas, consultor independiente en temas de energía, la caída del pecio del petróleo ha provocado una reacción en cadena de déficits financieros en el sector público, lo cuales, a su vez, han producido serios problemas económicos, políticos y sociales.

"La Reforma consideraba que llegarían al país inversiones masivas al sector petrolero. El hecho es que, aunque llegara esa inversión extranjera de manera masiva -por ahora sólo hay compromisos a largo plazo- la producción tardará en aumentar de manera relevante, con resultados significativos sólo en el mediano o largo plazo", señaló Cuevas a LPO.

Meade prevé un superávit del 1% y una baja de la deuda al 47,3% del PBI, objetivos que se sostienen sobre la premisa de un barril a 46 dólares y un aumento de la producción y la exportación de petróleo.

A su vez debe considerarse para el futuro que los precios internacionales del petróleo poseen un importante elemento especulativo por razones geopolíticas, haciendo que sean difíciles de predecir.

Asimismo, debido al limitado resultado en el aumento de la producción de petróleo, se han tenido que implementar fuertes recortes presupuestarios para poder responder a la falta de recursos del sector público. "Particularmente la falta de recursos económicos para el mantenimiento y correctivo de la infraestructura industrial de PEMEX está perpetuando su tendencia al deterioro", advirtió Cuevas.

Observando la dependencia entre las variables macroeconómicas (como el gasto público, el nivel de deuda, y el crecimiento económico) y la evolución del sector energético, es preciso hacer un análisis sincero de dicho sector y el impacto real de la Reforma Energética.

En ese sentido, conviene aclarar que los resultados de la reforma han generado posiciones muy dispares. En un extremo, el gobierno afirma que ha sido completamente exitosa destacando los montos de inversión en las áreas de exploración y producción. En el otro extremo, los consumidores perciben que los precios internos han subido en lugar de bajar, contrario a lo que se había afirmado que ocurriría luego de la reforma.

El director de Pemex, José Antonio González Anaya.

Cuartoscuro

En línea con esto Gerardo Bazán, premio Nacional de Química, afirmó a LPO: "Habrá que tener en cuenta que, en términos políticos, el horizonte de la reforma energética puede considerarse acotado al 2018, si bien muy diversas acciones continúan en proceso de consolidación y podrán tener resultados en el largo plazo."

Finalizando, es preciso señalar la contradicción entre el aumento de presupuesto para la lucha contra la corrupción y la falta de trasparencia en algunas secciones del sector energético, del cual, se supone, dependen los recursos para cumplir las ambiciosas proyecciones planteadas por Meade.

Según lo reportado por LPO ha aparecido por primera vez un rubro de "lucha contra la corrupción" en el presupuesto por el que se pide 10 mil millones de pesos, el cual se destinará a prevenir y sancionar las irregularidades y comportamientos sospechosos de los servidores públicos.

No obstante, hasta el día de hoy se han ignorado las demandas de la OCDE, que recomiendan que la selección de consejos independientes de PEMEX y la CFE sea ajena a la influencia de factores políticos. En la práctica, los integrantes de los consejos de administración de ambos organismos están, actualmente, designados por decisión directa o indirecta de Peña Nieto.