La política electoral tiene mucho de aritmética. Quienes estudian el territorio mexicano por estos días, hablan de un país partido en dos: el norte y parte del bajío pintado del azul panista, y el centro-sur cada día más moreno. Desde es un punto de vista geográfico, la pelea parece totalmente polarizada entre el PAN y Andrés Manuel López Obrador.

El líder de Morena sabe de sus dificultades para penetrar en los estados del norte del país. Por eso, tiene claro que en varios territorios tendrán que hacer elecciones excelentes que le permitan nivelar esas carencias. Estado de México, Veracruz y por supuesto la Ciudad de México serán claves.

La Política Online reveló que AMLO ya bajó línea en la capital del país: les pidió a sus principales representantes -Ricardo Monreal, Martí Batres y Claudia Sheinbaum- que le garanticen 3.5 millones de votos en la elección de 2018, si acaso querían tener la postulación para la Jefatura de Gobierno.

Esos votos son sólo semejantes -en rigor, superior en 500 mil- a los que obtuvo Miguel Ángel Mancera en 2012. Claro, en ese momento la izquierda estaba unida bajo el sello del PRD. Hoy, la Ciudad se ha convertido en el campo de batalla del Sol Azteca con Morena.

En los pasillos de Morena ya empiezan a pensar en algunas estrategias para conseguir el objetivo de desbancar al PRD de las delegaciones que les quedan. Por eso ya empezaron a tantear a Andrés Manuel López Beltrán -el hijo de AMLO- para ver si estaría dispuesto a ser el candidato en Iztapalapa, el último gran bastión perredista.

"Andy viene haciendo un gran trabajo en Morena-DF, ha trabajado ya en varias campañas y quizás sea un buen momento para que empiece a jugar también en las urnas. Ser el hijo de AMLO puede ser además un buen activo en Iztapalapa", afirmó un militante que empuja esta propuesta.

Según estas mismas fuentes, López Beltrán contaría con el apoyo del resto de las estructuras de esa delegación. Clara Brugada estaría dispuesta a irse por una senaduría, aprovechando el cupo de género. Y Aleida Alavez debería pagar "derecho de piso" por su reciente llegada a Morena.

Existe, por supuesto, un contraargumento que deberá pasar por el difícil tamiz del máximo líder de Morena: su discurso contra el nepotismo acaso quedaría debilitado poniendo a su hijo como candidato.