A juzgar por el perfil del nuevo equipo de Pedro Sánchez, y por los compromisos firmados por el PSOE y Sumar, el nuevo Gobierno tendrá una agenda verde potente en materia energética y ambiental con la vicepresidenta Teresa Ribera -quien renueva como ministra de Transición Ecológica- cómo lÃder esa hoja de ruta.
Pero al poner la lupa sobre el nuevo Consejo de Ministros, el Ejecutivo de esta segunda coalición progresista tendrá, además, una funcionaria que reniega del "crecimiento verde" como norte civilizatorio para el planeta descarbonizado que está en transición.
Se trata de Sira Rego, de Izquierda Unidad, nombrada ministra de Juventud y Consumo, una dirigente con amplia experiencia polÃtica en los ámbitos municipal, europeo y estatal, y con un fuerte perfil ecológico ligado a la corriente del decrecimiento, un movimiento que, básicamente, reniega (únicamente) de las soluciones tecnológicas y alerta que se requieren urgentes transformaciones estructurales para afrontar una crisis energética, climática y de biodiversidad de carácter sistémica y existencial.
Quien levantó esta disruptiva bandera en la última legislatura fue Alberto Garzón, el ministro de Consumo, exlÃder de UI, quien en los últimos dÃas ha anunciado su alejamiento de la polÃtica institucional.
"PIB desperdiciado": cuando el crecimiento económico no repercute en el bienestar humano y social
En el debate ideológico e intelectual, Garzón publicó el año pasado un artÃculo titulado "Los lÃmites del crecimiento: ecosocialismo o barbarie", donde ponÃa al "decrecimiento" (entendido como la disminución controlada y progresiva de la producción) como la salida de fondo a una crisis económica más estructural que coyuntural.
El texto fue una respuesta al manifiesto del partido "Decrecer para vivir", en el que esta formación pedÃa "hacer una profunda reflexión sobre los lÃmites del planeta y sus recursos, con el fin de diseñar un nuevo modelo de sociedad".
"Es obvio que los lÃmites del planeta han sido rebasados por la necesidad de crecimiento continuo del sistema capitalista; algo que no solo denunciamos organizaciones de izquierda o movimientos ambientalistas, sino que también ha sido reconocido por los propios cientÃficos del IPCC", explicaba Garzón en aquel documento.
En el marco institucional, el exministro intentó bajar su preocupación por los impactos de la crisis ecosocial a medidas concretas como, por ejemplo, la interpelación del modelo de ganaderÃa intensiva o la estimulación polÃtica de una dieta que rebaje las emisiones del sector alimentario, responsable de un tercio de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Rego -nacida en Valencia y de origen palestino- será ahora la encargada de continuar con un legado que ya he puesto en práctica como vicepresidenta del Grupo de La Izquierda (The Left) en la Eurocámara.
"Tenemos que dejar de progresar por el camino de la explotación de las trabajadoras y el planeta, hacia una vida sin futuro y sin esperanza en lo económico y con crisis ecosocial. El barniz verde no va a solucionar el problema, apoyen crear la comisión de emergencia climática", dijo en uno de sus primeros discursos en Bruselas.
Antes, entre 2007 y 2019, Rego fue concejala de Hacienda, Vivienda y Sostenibilidad Ambiental, Parques y Jardines de la localidad de Rivas Vaciamadrid, de la que desde 2015 a 2019, además, fue primera teniente de alcalde.
"Muy contento de que la compañera Sira Rego vaya a estar en el Consejo de Ministros. Sira, de origen palestino -y con su familia en la zona ocupada-, es una de las personas con mejor visión sobre la crisis ecosocial y el impacto sobre las familias trabajadoras. ¡Mucha fuerza!", celebró Garzón este lunes en X tras conocerse su designación.
En una entrevista con LPO, la ahora ministra trazó un diagnóstico muy desalentador sobre una transición energética sin cuestionamiento al crecimiento económico y a la frenética extracción de los "recursos finitos del planeta".
ReconocÃa lo "incómodo" del decrecimiento por su matriz disruptiva y aclaraba que no se trataba de "una interpretación subjetiva" de Izquierda Unida, sino de "evidencias cientÃficas que necesitan cuanto antes una traducción polÃtica".
"Tiene que quedar muy claro que decrecer no es empobrecer, sino reorganizarse y producir de otra manera para poder vivir mejor", explicaba.
También aclaraba que el decrecimiento "no puede ser de manera lineal, ni todos los paÃses del mundo tienen que decrecer". "La discusión es cuánto tenemos que dejar de consumir quienes vivimos en paÃses que históricamente han expoliado otros territorios".
A su juicio, la izquierda está ante el enorme reto de "instalar este debate con una batalla cultural e ideológica de fondo".
Su advertencia: "Sin esta batalla va a ser muy difÃcil que la gente sienta atracción por lo que estamos contando. Si de la noche a la mañana le vamos a decir a la gente que ya no va a poder usar su coche, mal nos va a ir en términos estratégicos".
En aquella entrevista, Rego alertaba que la extrema derecha global tiene hoy su "propia propuesta de decrecimiento, aunque no la llame asÃ".
"Ellos también son conscientes de que no hay recursos suficientes para mantener los estándares de vida de las economÃas avanzadas. Su solución es una guerra abierta a los derechos humanos. Sus consensos pasan por decir quiénes quedan dentro y quiénes fuera. Casi todos estamos fuera".
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