El Gobierno se juega la semana más trascendente e importante de toda su legislatura. "Va a ser un punto de quiebre", reconocen los voceros del Ejecutivo. Es que el futuro de Pedro Sánchez quedará totalmente condicionado por lo que pase con su "Plan de Respuesta a la Guerra".
El presidente anunció este lunes por la mañana en una actividad organizada por Europa Press los lineamientos principales del proyecto que remitirá al Consejo de Ministros para su aprobación: 16 mil millones de euros con ayudas directas y rebajas fiscales para empresas y familias.
El "Plan de choque", como lo definió el mandatario, cuenta con ayudas segmentadas para familias y trabajadores; para el tejido empresarial; el transportes; la ciberseguridad y la energía. Incluye 6.000 millones de euros en ayudas directas, 10.000 millones en préstamos ICO (Instituto de Crédito Oficial) y una bajada de 20 céntimos del combustible para todos los ciudadanos, no solo los transportistas, entre otras medidas.
Para que el plan salga adelante cuando se someta a votación en el Congreso, el Gobierno incluyó dos de las grandes exigencias de Unidas Podemos, su socio minoritario: un veto a los despidos y un límite durante tres meses a una subida de los alquileres del 2%. Hasta el 30 de junio ninguna actualización de la renta podrá superar esa cuantía, según el anuncio de Sánchez.
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El Psoe y UP estuvieron negociando durante todo el fin de semana tras la luz verde que consiguió el líder socialista en Bruselas para desligar el precio del gas al de la electricidad. Los morados felicitaron al presidente por su "enorme logro", pero condicionaron el apoyo a su "valentía" para "ponerse del lado de la gente".
Sánchez descartó de plano un impuesto extraordinario a las eléctricas -principal exigencia del socio minoritario-, pero cedió en el veto a los despidos y en el límites a los alquileres, dos puntos que no estaban en su agenda. De esta manera, el Ejecutivo se aseguró el apoyo clave de Podemos, en duda tras los fuertes y ríspidos encontronazos de las últimas semanas por el viraje histórico respecto al Sáhara o por anuncios como el aumento del gasto militar, entre otras tantas diferencias de gestión.
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A los pocos minutos de oficializarse el contenido del plan, Podemos infló el pecho y se atribuyó el "nuevo escudo social" frente a la crisis. "Hemos trabajado intensamente para construir un nuevo escudo social que limite la subida de los alquileres, incluya un cheque de al menos 300 euros para las familias vulnerables y baje la factura de la luz. Queda mucho por hacer pero somos la mejor garantía para cuidar a la gente", escribió la ministra de Derechos Sociales y líder del partido, Ione Belarra.
El Gobierno todavía negocia con el resto de los socios que conforman su bloque de investidura. ERC y Más Madrid, enojados con el rumbo del Palacio de la Moncloa, son reacios a entregar otro "cheque en blanco". "Hay que seguir hablando, pero nos van a apoyar y el proyecto de ley va a salir adelante", aseguraban, exultantes, las principales fuentes de Moncloa esta mañana tras el anuncio del presidente.
Eso sí: el guiñó a Podemos dinamitó el "gran pacto de Estado" que pretendía Sánchez para aprobar su plan. Es un hecho que el PP no va a dar su apoyo. El borrador que en las próximas horas aprobará el Consejo de Ministros no incluye ninguna rebaja generalizada de impuestos, condición que había puesto Génova, y sí "medidas intervencionistas", según calificaron en off los voceros populares al conocerse los detalles del plan.
La coordinadora del PP, Cuca Gamarra, confirmó en rueda de prensa que recibió una llamada del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en la que el Gobierno esbozó las líneas generales del plan que se oficializó esta mañana. Dijo que su partido no desvelará si apoya el proyecto hasta no conocer "la propuesta en detalle", pero admitió echar de menos "la bajada de impuestos" al que el Psoe se comprometió en la Conferencia de Presidentes
A sabiendas que el PP va a negar su apoyo, Sánchez tiró esta mañana la pelota al campo de la derecha. "Solicito a todos los actores políticos que nos unamos detrás de este plan de choque y que entre todos podamos compartir el sentido del mejor patriotismo", lanzó. "Qué más tiene que suceder (por la pandemia y la guerra) para dejar de lado el sectarismo y solucionar juntos los problemas desde la política de unidad", agregó.
Para el presidente, su plan es "ambicioso y serio" y cumple el objetivo de "repartir de forma justa los efectos de la crisis" y de "preservar la senda de crecimiento" que España había empezado tras la pandemia.
"No vamos a permitir que la guerra trunca la evaluación económica de nuestro país ni que rebaje el bienestar de los ciudadanos. Prometemos que nos vamos a desvivir para aplacar al máximo sus efectos", dijo durante su anuncio.
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Sánchez repitió en tres oportunidades la necesidad de "repartir los perjuicios de forma equilibrada". La frase que quería escuchar Podemos. La frase que recompone una relación que parecía rota. La frase que le permite salvar la gobernabilidad y su legislatura.
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