El desfile del 12 de octubre es un momento incómodo para Pedro Sánchez. El presidente está acostumbrado a recibir la desaprobación de los asistentes, como les ha sucedido entonces a Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, Sánchez no ha podido sortear los abucheos, a pesar de que retrasó su llegada y comprometió la recepción de los reyes Felipe VI y Letizia.

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Sánchez llegó un minuto después de que el coche de los reyes aparcara y, en consecuencia, tuvieron que esperar al presidente para bajar y saludar entonces a la comitiva de recepción que les esperaba en la plaza de Lima. La oposición acusó al presidente de haber sacrificado el protocolo para evitar los abucheos y silbidos, un escenario que se viene repitiendo año a año.

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Europa Press

Al comienzo y al final del desfile, Sánchez soportó gritos de "dimisión". En 2018, durante su primer desfile por el Día de la Hispanidad, fue abucheado y más tarde comentó a modo de broma: "No voy a ser menos que González y Zapatero". Pero en su último año de legislatura, el líder socialista quiere salvarse de un público particularmente hostil a los mandatarios de izquierda. Era la primera vez que Alberto Núñez Feijóo asistía al acto en calidad de líder del PP.

Sánchez ha aprovechado la fecha para lanzar un mensaje en consonancia con sus socios de coalición y los aliados en el Congreso -ni Pere Aragonés ni Iñigo Urkullu asistieron al desfile-: "Viva la España abierta, solidaria, diversa y moderna. La que avanza día a día frente a los retos, la que crece ante la adversidad. Viva la España de todas y de todos". Por su parte, el extitular de la Xunta de Galicia destacó que el 12 de octubre "celebremos nuestra historia, cultura y tradiciones abrazando la pluralidad de España". 

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En ese sentido, el equipo de Sánchez busca blindarlo para que no tenga que exponerse al malestar ciudadano. No es la primera vez que lo increpan al presidente del gobierno, ya no en el desfile del 12-O sino en otros eventos y regiones de España.