Las negociaciones entre Sumar y Podemos están hoy en un punto muerto. Los teléfonos de los interlocutores, los designados por Yolanda Díaz e Ione Belarra para acercar posiciones, no suenan desde principio de la semana pasada, cuando las partes hicieron un último intento para firmar un acuerdo in extremis antes del lanzamiento de la vicepresidenta en el Polideportivo Magariños de Madrid.

En total fueron cinco reuniones, algunas físicas y otras online. De un lado, se sentaron el portavoz del Congreso Pablo Echenique y la secretaria de Estado para la Agenda 2030, Lilith Verstrynge. Del otro, dos de los principales asesores de Díaz, dos dirigentes muy influyentes pero de muy bajo perfil: su jefe de Gabinete, Josep Vendrell y su jefe de discurso, Rodrigo Amírola.

Del primero se sabe bastante. Es la mano derecha de Díaz desde mediado de 2021. Trabaron una fuerte amistad entre 2016 y 2019 cuando ambos se desempeñaban como diputados en el Congreso. Es un viejo cacique de la política catalana, con varias funciones en la Generalitat. Entre 2019 y abril de 2021 desempeñó el cargo de Coordinador del Grupo Parlamentario de En Comú Podem en el Parlament de Catalunya.

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Yolanda lo sumó a su equipo cuando reemplazó a Pablo Iglesias en la vicepresidencia, un fichaje que, con el periódico de lunes, resultó clave. Vendrell ensanchó las relaciones políticas de la hoy candidata presidencial con una visión muy transversal, justo lo que necesitaba para dar el salto que dio este domingo.

Del segundo, de Amírola (32 años), en cambio, se sabe muy poco. Llegó a Díaz, justamente, de la mano de Vendrell, a quien conoció en el parlamento catalán. En lo formal es el asesor de discurso de la ministra. Aunque, según confían fuentes de Sumar, ha sido un operador clave y determinante en el armado de la nueva formación. 

Amírola es licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Como miles de jóvenes, quedó encandilado con Podemos y el nacimiento de una nueva izquierda allá por 2014. El nexo fue Luis Alegre, profesor de Filosofía de la UCM, uno de los mentores del núcleo fundacional de Podemos.

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Pablo Iglesias le encontró un lugar en la Secretaría de Política bajo las órdenes de Iñigo Errejón, con quien entabló una rápida afinidad, a tal punto que integró su lista en la batalla de Vistalegre II, cuando el errejonismo intentó, sin éxito, arrebatarle el liderazgo a Iglesias.

Amírola llegó a Díaz de la mano de Vendrell, a quien conoció en el parlamento catalán. En lo formal es el asesor de discurso de la ministra. Aunque, según confían fuentes de Sumar, ha sido un operador clave en el armado de la nueva formación

"Nosotros creemos que Pablo Iglesias tiene que seguir siendo el secretario general de Podemos, pero repartiendo el juego y que los territorios tengan un papel más claro y más autonomía con respecto a Madrid a la hora de tomar decisiones", reflexionaba en aquel entonces.

La derrota en aquel congreso marcó su salida de Podemos. Siguió trabajando con Errejón durante un tiempo, pero se terminó alejando de su proyecto cuando el hoy líder de Más País se juntó con Manuela Carmena para armar un partido propio en Madrid.

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En aquella etapa conoció a Mónica García, una de las principales aliadas políticas de Díaz como quedó reflejado en el acto de lanzamiento. Muchos sostienen que Amírola es uno de los responsables de ese estrecho y sólido vínculo.

"Tiene una relación inmejorable con Mónica García, con quien trabajó en la Asamblea de Madrid en los primeros años de Podemos. Conoce a todas las partes. Es un gran conocedor de la política progresista de España", cuenta Nicolás Cabrera, asesor de Rita Maestre en el ayuntamiento de Madrid, quien lo conoce de aquella etapa.

Amírola, el primero a la derecha, en una reunión junto a Yolanda Díaz.

Europa Press

A su juicio, Amírola es "de los mejores cuadros que ha tenido nunca el errejonismo, el mejor con diferencia". "Un persona leal, honrado y muy capaz, además de muy formado y leído. Con otro atributo poco común: una paciencia infinita y una cabeza muy fría para poder gestionar la conflictividad interna de la izquierda española", agrega Cabrera.

Y concluye: "Es una de las personas que más hizo a lo largo de su carrera política, en estos últimos diez años, por evitar que se rompan las cosas y por coser entre las partes".

Tras distanciarse del errejonismo, Amírola se mudó a Barcelona, donde ya había estudiado un posgrado en su época de estudiante. Los "comuns" de Ada Colau le vieron mucho potencial para su proyecto político.

 La presidenta del grupo parlamentario Jéssica Albiach -candidata a la presidencia de la Generalidad de en las elecciones de febrero de 2021- le ofreció ser su jefe de gabinete. Allí pulió su perfil de "hacedor de discursos". Vendrell observó su "talento" y no dudó en convocarlo cuando se mudó a Madrid para trabajar en el ministerio de Trabajo.

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Amírola se estrenó como "negociador" el año pasado en las elecciones de Andalucía, donde tuvo un fuerte encontronazo con los asesores morados. El fracaso en el armado del frente amplio autonómico (un acuerdo forzado, tarde y mal instrumentado) y el desastre electoral generaron el primer gran cortocircuito entre ambos equipos.

Podemos acusó a Díaz -a Amírola- de torpedear adrede las negociaciones para debilitar al partido en las urnas. También de filtrar información confidencial y de reclutar -"de robar"- segundas y terceras líneas desencantadas con la deriva de Iglesias, Belarra y compañía. De estar, básicamente, dirigiendo una "Opa contra Podemos".

En total fueron cinco las reuniones entre Podemos y Sumar para llegar a un acuerdo. De un lado, se sentaron el portavoz del Congreso Pablo Echenique y la secretaria de Estado para la Agenda 2030, Lilith Verstrynge. Del otro, dos de los principales asesores de Díaz, dos dirigentes muy influyentes pero de muy bajo perfil: su jefe de Gabinete, Josep Vendrell y su jefe de discurso, Rodrigo Amírola 

Por ese antecedente, su designación para negociar un pacto mucho más gordo, nada menos que la alianza de la izquierda para evitar el asenso de la ultraderecha al poder, no gustó nada en calle Francisco Villaespesa. Es más: los morados lo acusan de reincidir, de filtrar información a la prensa para entorpecer las negociaciones. 

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"Lo detestan en público, sí. Pero no todos. Los que no, nunca lo dirán. Podemos es hoy un sistema de terror donde nadie quiere hablar", explica otra fuente del errejonismo. 

Amírola no habla casi nunca con la prensa (en on). Sus reflexiones se conocen a través de sus redes sociales. "La semana pasada Yolanda era "la candidata de Sánchez", ayer era "la marca blanca de Podemos" y hoy vuelve la vieja matraca del populismo. La desorientación del adversario es la prueba del acierto", tuiteó este domingo tras el pistoletazo de salida de Sumar. 

Cabrera entrega una última pincelada de Amírola: "Es un muchacho tan sereno, tan capaz y tan modesto que debería ser del PNV, pero nació en Madrid".