
El foco mediático puesto en Barcelona sirvió al presidente de la Generalitat para insistir con que el procés no ha acabado. "Mientras el Estado sigue mirando a otro lado, y Cataluña no pueda decidir su futuro y se acepte la votación, habrá conflicto polÃtico", advirtió este jueves Pere Aragonès al gobierno de Pedro Sánchez. Y agregó que pudo expresarle a Emmanuel Macron "la voluntad de seguir construyendo una Europa más fuerte en la que consideramos que Cataluña tiene que formar parte de ella".
Pero el mandatario catalán se automarginó de la cumbre hispanofrancesa, la número 27 y la primera tras la pandemia, al retirarse antes de que sonaran los himnos de España y Francia. Aragonès señaló que Sánchez llevó el encuentro bilateral a Barcelona para transmitir una imagen de normalidad, aunque no ha podido acaparar la atención como anfitrión por la retirada y por la magnitud del evento.
Sánchez y Macron firmaron un tratado de amistad como el que Francia ha suscrito con Alemania e Italia y España con Portugal. De esta forma, la relación entre ambos paÃses se vuelve estratégica, más estrecha y con un diálogo interministerial periódico. El presidente francés llegó a la capital catalana con la mitad de su gabinete, escenificando la importancia polÃtica de la cumbre.
Mientras tanto, Aragonès se apartaba y el lÃder de su partido, Oriol Junqueras, se fue abucheado de la manifestación independentista que rechaza el encuentro. La protesta fue convocada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Ã’mnium Cultural y el Consell per la República y contó con el respaldo de ERC, Junts y la CUP. Los independentistas hablan de 30 mil asistentes, pero la Guardia Urbana cifra la convocatoria en 6500 personas.
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Junqueras dijo que tenÃa previsto irse, si bien apuró la retirada cuando se intensificaron los gritos de "traidor". Los posconvergentes y los antisistema criticaron que el Govern haya cedido ante Sánchez y permitido la cumbre en suelo catalán. Mientras los independentistas se lanzaban reproches cruzados, Macron estrechaba la mano de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que dio la bienvenida al encuentro. Junqueras habÃa agitado la protesta durante semanas y terminó apartado por su propio espacio.
La portavoz del gobierno restó importancia a las protestas y los silbidos que recibió Junqueras y dijo que "todos tenemos que hacernos cargo de que estamos en una cumbre muy importante, y lo relevante no estaba fuera, sino en lo que está sucediendo dentro, en las decisiones que está tomando España, en el liderazgo que estamos asumiendo en el ámbito europeo y energético". Isabel RodrÃguez destacaba asà las reuniones de consejos de ministros del ElÃseo a Moncloa y viceversa y la la coordinación de las posiciones en Bruselas.
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El tratado de amistad estipula una cumbre anual encabezada por los dos presidentes y augura un fortalecimiento de la posición de España en la Unión Europea. Sánchez puede presumir este logro no solo a los partidos de la derecha, sino a los independentistas de ERC y Junts, ya que Cataluña está destinada a ser un punto central en esta nueva etapa del vÃnculo hispanofrancés.
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