Madrid y ParÃs están en el medio de guerra frÃa por el hidrógeno. Las tensiones energéticas son indisimulables. La crispación entre ambas gobiernos ha vuelto a escalar en la vÃspera de la cumbre de ministros de EnergÃa de los paÃses mediterráneos. La raÃz del conflicto sigue siendo la obstinación de Emmanuel Macron de usar la energÃa nuclear para producir hidrógeno, una medida que la administración de Pedro Sánchez rechaza por considerar "incongruente" con los planes verde de Europa.
El presidente francés cuenta, por el momento, con el respaldo de Bruselas, que ya hizo un guiño a favor de su estrategia al considerar el hidrógeno rosa como renovable. Tras este visto bueno, ParÃs ha puesto sobre la mesa una petición que tenÃa escondida al cerrar las negociaciones para construir el H2MED: que su hidrógeno de bajo carbono también circule por este nuevo corredor energético.
La explicación en sencilla: el Ejecutivo galo quiere quedarse con una tajada de este millonario negocio energético. Su potencia nuclear le garantiza la mayor producción de hidrógeno rosa del continente. Los planes de exportación están sujetos a que el excedente de producción corra por este hidroducto. Por eso exige compartir que los tubos transporten ambos hidrógenos (verde y rosas) y en ambas direcciones (de sur a norte y de norte a sur).
Transición energética: el 95% de los proyectos de hidrógeno verde de Europa están "inmaduros"
España, potencia en energÃa renovable dentro del continente, no está dispuesta a compartir los dividendos de un proyecto que se planificó puramente verde (solo hidrógeno producido a través de energÃa con cero emisiones) y en una sola dirección: de la penÃnsula ibérica al centro de Europa.
Esta tensión puso hasta en duda la continuidad del megaproyecto. "Es discutible calificar como renovable lo que no es, porque pervierte y distorsiona algo fundamental para el futuro del sistema energético, y también las señales en torno a la innovación", aclaró la ministra Teresa Ribera, que utilizó una frase que molestó mucho al paÃs vecino: "Hay maneras de expresarse que no me gustan".
El embajador en España, Jean-Michel Casa, recogió el guante y pidió derecho a réplica. "A nosotros tampoco nos gustan algunas maneras de expresarse de la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica", respondió.
Tras ese encontronazo, ambos gobiernos pactaron rebajar la tensión pública y seguir negociando en privado para llegar a una resolución consensuada. En estos meses, Francia no se ha movido ni un centÃmetro de su estrategia. Y España ha vuelto a sacudir el tablero.
En declaraciones a la agencia Reuters, Ribera dejó entrever que su ministerio analiza la posibilidad de cerrar el grifo de electricidad si Francia se aprovecha de la electricidad ibérica mientras usa la suya para producir hidrógeno nuclear.
"Lo que no estamos dispuestos a hacer es suplir la demanda de electricidad doméstica porque estén usando sus plantas para producir hidrógeno. Eso serÃa una locura", ha advertido.
Las palabras de Ribera dan a entender que Moncloa va a poner esta carta en la mesa de negociación. Las exportaciones de España a Francia, por el auge de las renovables, baten todas la marcas histórica ante el parón nuclear galo.
En 2012, por primera vez en la historia, España vendió más energÃa a Francia de la que compró. Es más, la cantidad de energÃa que vendió al paÃs vecino fue el triple que en 2021, alcanzando los 3.313 millones de euros. La tendencia se mantiene en lo que va del 2023.
Para Ribera, este "esfuerzo" de surtir a Francia de electricidad, que ha generado el incumplimiento de las metas de ahorro de gas impuestas por la UE, no va de la mano con la estrategia gala de cubrir su demanda interna con este flujo externo y preservar su energÃa nuclear para fabricar hidrógeno rosa.
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