"No cabe un alfiler en el andén, es imposible coger el tren". Son las 11.10 y la estación de Valdelasfuentes, en Alcobendas, al norte de la ciudad de Madrid, está abarrotada. La gente se agolpa en la entrada al grito de "Ayuso dimisión". Los más pacientes, esperan por los próximos trenes. La mayorÃa busca otras opciones (metro, taxis o coches particulares) para llegar a Nuevos Ministerios, el punto de partida de la columna norte de la manifestación.
La escena se repite en la mayorÃa de las estaciones de Renfe CercanÃas, que comunican Madrid con su área metropolitana y las poblaciones de la Comunidad. Atocha, principal enclave ferroviario de la ciudad, está colmado. "Nunca vi tanta gente", se sorprende el encargado de un bar.
El reloj marca las 12, hora de salida para llegar a Cibeles. La marea de gente impresiona. Hay tufillo de movilización "histórica".
El caos sanitario, el talón de Aquiles de la gestión polÃtica de Isabel DÃaz Ayuso, logra lo que ninguna otro malestar social pudo en las últimas décadas: una manifestación tan multitudinaria como transversal. Familias, jubilados, jóvenes, profesionales, obreros.
"Estamos todos porque la Sanidad es de todos", resume un señor que levanta una de los miles de pancartas que se alzaron al cielo: "Las videollamadas las hago con mi madre, no con mi médico".
La sensación de pérdida de derecho, de los más sagrados para los españoles (una sanidad pública gratuita, universal y de calidad) moviliza, al cabo, a los inmovilizados, a miles de ciudadanos de a pie que no se identifican ni con la izquierda ni con la derecha, que suelen salir a la calle cuando la coyuntura los asfixia.
"Desde el No a la Guerra en 2003 que no venÃa a una mani", dice una mujer que marcha con su familia. "Yo desde el 15M (2011) que no participaba de ninguna", hace memoria su amiga.
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Una hora más tarde, a las 13, a la altura de Plaza Colón, ya nadie tiene "sensación" de una manifestación histórica. Móviles en mano, WhatsApp, Twitter, Telegram, la gente empieza advertir la magnitud de lo que está pasando.
Se viralizan las primeras fotos panorámicas. "Ahora Ayuso va a tener que reaccionar. No creo que dimita, pero esto va a ser un punto de inflexión", reflexiona un octogenario, testigo directo del deterioro de la sanidad pública madrileña.
"Tengo esclerosis múltiple y la Sanidad Pública me atiende y trata. La Sanidad privada no me acepta", reza otra pancarta. La marcha congrega vecinos y sanitarios. Cientos de médicos, la mayorÃa con sus batas blancas, la mayorÃa hastiado por la precariedad y el maltrato, dice presente.
Sara, especialista en marketing digital, que camina junto a su hija de tres años, lleva dos años esperando para un traumatólogo la revise por una lesión de hombre que requiere cirugÃa. "El caos de la Sanidad pública me llevó a contratar una cobertura privada. Nos están empujando a eso. Se están, con la venia de este gobierno autonómico, enriqueciendo un puñado de empresas a costa de la desatención de la mayorÃa de la población", explica.
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La Delegación de Gobierno cifra la multitud en 200 mil personas. Las agrupaciones de izquierda, impulsores de la marcha, calculan que el número está arriba del medio millón. Las asociaciones vecinales convocantes, en 670.000. A las 15, cuando en Cibeles no cabe un alfiler, la cantidad resulta anecdótica.
El 13N -dÃa e inicial de mes con el que se recuerda a los hitos polÃticos- asoma como la semilla de un posible quiebre electoral que, hasta este domingo, parecÃa utópico e impensado. Ayuso, la "imbatible", según todas las encuestas, muerde el polvo por primera vez.
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- 114/11/2219:15Ahi tienen, con ustedes, la derecha. A comerla.....