Pese a que a China ha evitado condenar la invasión de Rusia a Ucrania, el gobierno de Xi Jinping salió este martes a distanciarse de las declaraciones de Serguéi Lavrov, quien aseguró que el riesgo de una tercera guerra mundial "es grave, es real, no se puede subestimar" y apuntara al presidente ucraniano Volodimir Zelenski por el estancamiento de las negociaciones.
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Wang Wenbin, portavoz de la CancillerÃa china, afirmó que su paÃs apostará siempre por el diálogo como forma de "impedir que escale el conflicto, para evitar que Europa y el mundo paguen un precio más alto" por la guerra. Mientras Moscú continúa desafiando a Europa, y adelantando una eventual incursión a Moldavia, Beijing quieren dejar en claro que no comparte la lÃnea de su socio.
El jefe de la diplomacia rusa dijo que "la buena voluntad tiene lÃmites" y que si esta "no es recÃproca, no contribuye al proceso de negociaciones", aunque el diálogo entre las partes se estancó tras conocerse la masacre de Bucha y el asedio final sobre Mariúpol. Lavrov fustigó a Zelenski, a quien quiso descalificar como "buen actor", pero no mencionó la oferta del mandatario ucraniano para reunirse con Vladimir Putin.
Desde TurquÃa, el presidente Recep Tayyip Erdogan volvió a pedir un encuentro cara a cara entre sus homólogos de Rusia y Ucrania, una vez que la mediación en Estambul entró en una fase de espera. Los funcionarios rusos vienen amenazando a distintos paÃses europeos por la posición ante la guerra, y en particular a Suecia y Finlandia por su incorporación a la OTAN.
A Lavrov tampoco pareció importarle que las declaraciones coincidieran con la visita de António Guterres a Moscú, donde mantuvo una reunión con Putin. El secretario general de la ONU se encontró previamente con Erdogan y tiene previsto hacerlo con Zelenski.
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El exprimer ministro portugués emprendió una gira para acercar a las partes, preocupado por la crisis de refugiados y por el riesgo de la inseguridad alimentaria, que pronto podrÃa devenir en una hambruna en algunas partes del mundo, dos fenómenos provocados por la invasión rusa a Ucrania.
Una vez terminada la reunión con Lavrov -y antes de hacerlo con Putin-, Guterres admitió que "hay dos posiciones diferentes sobre lo que está sucediendo en Ucrania", dando a entender que el canciller ruso repitió la narrativa sobre la "desnazificación" y la necesidad de desmilitarizar al paÃs vecino. Moscú no dio señal alguna sobre una desescalada.
Sin embargo, el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba, explicó que las palabras de Lavrov son un reconocimiento implÃcito a la fallida estrategia de Rusia en torno a la idea de una guerra relámpago. "Rusia pierde la última esperanza de asustar al mundo para que no apoye a Ucrania. Moscú siente la derrota en Ucrania. Por lo tanto, el mundo debe redoblar su apoyo a Ucrania", dijo.
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