La decisión de Kosovo de adecuar los documentos de identidad y las patentes de auto de la población serbia disparó la tensión con Belgrado. El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, agitó el fantasma de la persecución étnica en el norte de Kosovo, donde manifestantes serbios -mayoritarios en esa zona- cortaron el domingo los pasos fronterizos de Jarinje y Bernjak. La medida ya habÃa sido adelantada por el gobierno de Kosovo el año pasado, pero la inminente entrada en vigor de la legislación casi provoca un rebrote de violencia, el escenario menos esperado en un continente con una guerra en curso.
Kosovo, una zona de mayorÃa albanesa, todavÃa es considerada por Serbia como una provincia propia, pese a que en 2008 proclamó su independencia de forma unilateral, alentada por Estados Unidos y la Unión Europa. El problema para Vucic, en el cargo desde 2017, es que busca el ingreso de Serbia al bloque, pero antes deberá normalizar el vÃnculo con las autoridades kosovares, como le exige Bruselas. En los hechos este acercamiento venÃa avanzando. Las protestas de ayer cambiaron el panorama.
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La Fuerza para Kosovo de la OTAN (KFOR), la misión de la alianza atlántica instalada en la zona desde 1999, anunció que no dudarÃa en intervenir si confirmaba maniobras desestabilizadoras. Por su parte, el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, pospuso este lunes la aplicación de las leyes: las personas y los coches que ingresen a ciudades kosovares con documentos y matrÃculas emitidas por Serbia tienen un mes más para adaptarse a los cambios. Sin embargo, el gobierno de Kurti apuntó a Vucic por "desestabilizar y poner en peligro la paz" con los "numerosos actos de agresión incitados y preparados por Belgrado".
Diego Gómez, sociólogo y experto en la historia de los Balcanes, asegura a LPO que si "Kosovo es un Estado independiente, tiene el derecho de registrar las patentes y los documentos de identidad". "Los ciudadanos de Serbia van a esta zona de Kosovo y entran con documentación serbia. El presidente Vucic dice que no dejará que se implemente la legislación kosovar, pero si Serbia quiere entrar a la UE, tendrá que reconocer a Kosovo como independiente. Vucic no quiere pasar a la historia como el dirigente que concrete ese reconocimiento. Al mismo tiempo, se están dando pasos lentos para consolidar la independencia y la legalidad de Kosovo", sostiene.
Kurti aceptó la prórroga después de la advertencia de la KFOR y de una reunión urgente con el embajador estadounidense en Pristina, Jeffey Hovenier, no porque quisiera dar el brazo a torcer frente a Belgrado. Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea, también convenció al primer ministro kosovar de que lo mejor era rebajar la tensión. Los ecos de la guerra de Kosovo, que terminó en 1999 con un saldo de 13 mil muertos y una importante diáspora albanokosovar repartida por el mundo, asustan en Washington y Bruselas.
"Los ciudadanos que viven en Kosovska Mitrovica (distrito al norte de Kosovo) votan en las elecciones de Serbia. El gobierno de Kosovo dice que un ciudadano serbio no puede entrar y permanecer más de tres meses, salvo que tenga visa de trabajo o algún tipo de estatus de residencia. El nudo de la cuestión es que el norte de Kosovo está habitado mayormente por serbios y es en los hechos un anexo de la República de Serbia. El Estado kosovar quiere acabar con eso. Que vivan allÃ, pero sean ciudadanos de Kosovo", señala Gómez.
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Como era de esperar, Rusia aportó más leña al fuego este lunes, luego de asegurar que Kosovo no respetaba los derechos de la población serbia. Moscú no reconoce la independencia de Pristina y usa el argumento de la mayorÃa étnica en un territorio para reclamar la pertenencia. Con esa misma hipótesis desencadenó la invasión a Ucrania y justificó la ocupación del Donbás. El Kremlin responsabilizó al gobierno de Kurti por las "provocaciones" y a Estados Unidos y la UE por apoyar a las autoridades kosovares en su presunto intento de "expulsión de la población serbia" de Kosovo.
Vucic se siente presionado por Bruselas y Moscú. A pesar de que aspira a convertir a Serbia en miembro de la UE, Belgrado se negó a imponer sanciones a Rusia y más tarde se apuró a cerrar un acuerdo para el suministro adicional de gas ruso. El canciller alemán Olaf Scholz, que visitó la capital serbia a principios de junio, aprovechó para pasarle factura al presidente por su postura y le dijo que sin reconocimiento mutuo entre Serbia y Kosovo se cierran las puertas de la UE.
Para el analista del Centro Argentino de Estudios GeopolÃticos, el ingreso al bloque es el "quid de la cuestión". "En Serbia hay una rusofilia popular. Los prorrusos son el pueblo más llano y los sectores más acomodados de la derecha. Los sectores progresistas y la clase media son más proeuropeas", explica. Dentro de la UE, España, Grecia, Chipre, Rumania y Eslovaquia consideran a Kosovo como una provincia serbia separatista. Pedro Sánchez, que acaba de volver de Serbia, se comprometió a no reconocer la intendencia kosovar.
Para todos los involucrados -Estados Unidos, Rusia y la UE- es un asunto incómodo. "Quiero reiterar una vez más que no nos rendiremos y que Serbia ganará", dijo Vucic poco antes de difundir versiones sobre un supuesto ataque del Ejército de Kosovo a la población serbia en territorio kosovar. A continuación, el mandatario puso en alerta a sus soldados.
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La incógnita es qué sucederá el 1 de septiembre, cuando la legislación deba aplicarse. La población serbia en Kosovo, unas 120 mil personas, se oponen abiertamente a estas leyes. Lo demostraron en septiembre pasado y ayer domingo. Parece que las partes solo están ganando tiempo.
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- 101/08/2217:00lo que faltaba