Después del crack inmobiliario de 2008, muchos economistas comenzaron a utilizar el concepto de "cisne negro" para referirse a los eventos raros que tienen un fuerte impacto negativo o catastrófico en la economÃa mundial.
Años después, el "cisne" parece haber cambiado de color. En 2020, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) creó el concepto green swan (cisne verde) para alertar de una posible crisis financiera mundial en el mediano plazo ocasionada por el cambio climático.
En 2023, aceleración de la crisis climática mediante, la advertencia ya forma parte de las principales preocupaciones de las empresas de la Unión Europea.
Por primera vez, el Banco Central Europeo (BCE) ha incluido en sus encuestas preguntas especÃficas relativas al impacto del cambio climático en las empresas de la zona del euro.
La conclusión a la que ha llegado el organismo que preside Christine Lagarde es que preocupación por las consecuencias del cambio climático en los próximos cinco años es "bastante generalizada" entre las empresas del bloque.
Seis de cada cuatro compañÃas (grandes y medianas) ponen el ojo en los "riesgos de transición" asociados a unos estándares climáticos más estrictos, de la regulación y de las polÃticas de fijación de precios del carbono para impulsar la transición a una economÃa baja en carbono.
Esta inquietud no es nueva en el sector privado europeo. Desde que está en vigor el Pacto Verde, muchas empresas se quejan por "costes de financiación demasiado elevados e insuficientes subvenciones públicas" como obstáculos poder acometer inversiones relacionadas con el clima.
Lo novedoso de la encuesta es que la mitad de las firmas empiezan a estar preocupadas por los "riesgos fÃsicos", los fenómenos meteorológicos extremos (incendios, inundaciones) y los "cambios en los patrones climáticos", como sequÃas crónicas o la escasez de agua, que provocan la degradación del entorno natural (cosechas) y el agotamiento de los recursos naturales.
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El 39 % de los encuestados dijo estar "muy preocupado" por los fenómenos naturales (puntuación de 7 o más en una escala de 1 a 10), mientras que el 48 % señaló el mismo grado de preocupación por la degradación del medio ambiente.
"Esto indica que hay más empresas que sienten preocupación por las consecuencias de la degradación del medio ambiente, aun cuando no consideren que sus propias actividades son vulnerables a fenómenos naturales inmediatos", explica el BCE.
Y detalla: "A las empresas les preocupa el riesgo fÃsico originado por el cambio climático, en particular en las zonas costeras y en las regiones en las que se han producido más incendios, mientras que la preocupación por el riesgo de transición se distribuye de manera más homogénea entre las regiones de la zona del euro".
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El BCE interpreta que la preocupación de las empresas por los riesgos asociados a fenómenos naturales refleja "pérdidas incurridas en el pasado" y, sobre todo, está correlacionada "con los riesgos esperados en el futuro".
Muchas compañÃas creen que los préstamos de las entidades de crédito como resultado de fenómenos naturales en un escenario climático adverso se incrementarán. Otras, en cambio, aún subestiman los impactos a futuro del cambio climático.
"En las evaluaciones de riesgos todavÃa no se tiene plenamente en cuenta la evolución futura del cambio climático, dado el grado de incertidumbre en torno a los escenarios climáticos futuros", analiza el organismo.
Sobre la hoja de ruta empresarial para enfrentar los impactos climáticos, las empresas admiten que "unos estándares climáticos más estrictos ofrecen un mayor incentivo a para invertir en la mitigación del cambio climático".
La mitad de las empresas participantes en la encuesta señaló que habÃa realizado "suficientes inversiones" para frenar su propio impacto medioambiental negativo, mientras que el 24 % dijo que planeaba "acometer inversiones en los próximos cinco años".
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Al mismo tiempo, el 32 % respondió que habÃa realizado inversiones para mitigar el efecto del riesgo asociado a fenómenos naturales y el 23 % tenÃa intención de hacerlo en el próximo lustro.
La encuesta del BCE refleja, al cabo, que el sector privado, reacio por lo general a realizar transformaciones radicales en la lucha contra el cambio climático, empieza a mirar de reojo a la crisis ecológica por sus altos impactos en el mediano y largo plazo.
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