La Agencia Estatal de MeteorologÃa (Aemet) ha alertado que a mediados de esta semana los valores diurnos se dispararán a "entre 10° y 15° por encima del promedio normal" para esta época del año en amplias zonas del paÃs.
Esta "situación realmente anómala" podrÃa extenderse durante toda la primavera y verano, con olas de calor récord en los próximos meses, según coinciden la mayorÃa de las predicciones meteorológicas. Este "shock climático" volverá afectar a la agricultora española, cada vez más expuesta a los "choques" relacionados con la temperatura.
Asà lo advierte un reciente estudio publicado por el Banco Central Europeo (BCE), que analiza los efectos del cambio climático sobre la inflación en los cuatro paÃses más grandes de la UE: Alemania, Francia, Italia y España.
Las tasas de inflación españolas son las más sensibles a las temperatura extremas, sobre todo las olas de calor del verano, tanto en lo que respecto a los precios de los alimentos (procesados y no procesados) y los servicios.
El 6% de la producción agrÃcola se pierde por los fenómenos climáticos extremos
Una desviación de 1°C de la temperatura media histórica, según el informe, aumenta en la penÃnsula los alimentos entre un 0,1% y 0,2% aproximadamente un año después del "shock climático". En España, los "choques términos" generan una "inflacionaria persistente", lo que no ocurre en las economÃas de sus principales socios.
En el caso de los alimentos, los precios aumentan por "la reducción de la productividad agrÃcola y el suministro de alimentos en condiciones cada vez más cálidas y secas en el verano". Un "evento agudo de calor/sequÃa", como el del último verano en muchas CCAA, tiene un impacto directo en el IPC, subraya el informe.
Un ejemplo claro es el del aceite de oliva. El año pasado, esta cosecha -producto del calor extremo- se redujo un 40% respecto a 2021, con solo 680.000, la cifra más baja desde que hay registros de producción.
El BCE alerta que "la evidencia sobre las consecuencias del cambio climático en los precios y la inflación sigue siendo escasa" y que esta relación causa-efecto va a ser determinante en la economÃa global de las próximas décadas.
"Con un clima cambiante que implica una mayor frecuencia y severidad de los extremos en Europa, se puede esperar que los choques estudiados aquà ocurran con mayor frecuencia y podrÃan los datos meteorológicos pueden ayudar a desentrañar los impactos de los shocks meteorológicos sobre la inflación. Futuro conducir a presiones persistentes al alza sobre la inflación, especialmente debido a las temperaturas extremas en verano", explica el documento.
El año pasado, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) publicó un relevamiento titulado "Empieza la cuenta atrás. Impactos del cambio climático en la agricultura Española", un riguroso estudio con datos y proyecciones sobre las graves -e innegables- consecuencias de fenómenos cada vez más extremos y recurrentes (sequÃas, ola de calor, inundaciones, etc.) en la producción de alimentos.
"La sensación es que no somos del todo conscientes del impacto a nivel agrario del cambio climático. Estamos hablando de nuestra comida, no es un problema de un sector puntual. Tampoco es un problema de una región o de un paÃs. Nos enfrentamos a bolas de nieve arrasadoras a escala global", explicaba Pablo Resco Sánchez, responsable de riesgos agrarios de la organización.
El dato más gráfico de ese informe: el impacto climático en el sistema agrÃcola español por la siniestralidad climática suponen una pérdida del 6% del total de la producción anual, porcentaje que equivale a más de dos mil millones de euros si se toma como referencia la producción de 2020 (35.196 millones).
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