La tensión por la implementación de la amnistÃa a los independentistas catalanes se ha trasladado a territorio europeo. Pedro Sánchez considera clave que Bruselas de el visto bueno pero la Unión Europea no quiere correr a los tiempos de la convulsión española.
Por eso, la Comisión Europea ha aclarado ante al apuro de los funcionarios socialistas que que "no dispone todavÃa de una evaluación preliminar sobre la ley de amnistÃa".
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El portavoz de Úrsula Von der Leyen, Eric Mamer, ha negado que se haya evaluado positivamente la ley de amnistÃa como circuló en las últimas horas en un clara muestra de las presiones que han ejercido desde Moncloa. "La Comisión ha recibido hoy el proyecto de la ley de las autoridades españolas y acaba de iniciar su análisis", escribió Mamer en X.
La información que circuló por estas horas fue que que Bruselas "no apreciaba colisión alguna de la proposición de ley de amnistÃa con los principios y normas comunitarios, al quedar salvados los intereses financieros de la UE y excluirse los casos de 'lawfare', con lo que entiende que se trata de un asunto doméstico cuya evaluación corresponderá a las autoridades nacionales competentes".
El dilema del bloque comunitario es complejo. Por un lado, un revés para Pedro Sánchez significarÃa un espaldarazo a los ultras euroescépticos que buscar fisuras la integración Europa a través de gobiernos iliberales como Polonia o HungrÃa a las puertas de las elecciones europeas del próximo año.
Por otra parte, apoyar la amnistÃa podrÃa leerse como "contemplativo" con el independentismo catalán y habilitar discusiones en otros paÃses europeos vinculados con referéndum de autodeterminación, aunque esta posibilidad parece más difÃcil de concertarse.
Las principales preocupaciones del Ejecutivo comunitario respecto a la futura ley de amnistÃa son su impacto en los intereses financieros de la UE y en el Estado de Derecho, concretamente en el principio de separación de poderes.
El hombre de Sánchez en Bruselas es Josep Borrell quien defendió la medida y la calificó como una forma de "hacer borrón y cuenta nueva". El frente internacional es fundamental para Sánchez en medio de una campaña para cuestionar la legalidad de su nuevo mandato.
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