Panorama
Quién lo soporta
Por Diego Genoud
Milei avanza con optimismo entre el fuego cruzado de sus segundas líneas y el impacto recesivo de la inflación. El Fondo apoya pero no pone nada. El riesgo que ve el establishment.

Javier Milei miró por primera vez con gusto las imágenes de Diputados TV: hizo trabajar a la casta política en enero y la puso a orbitar en función de su sueño refundacional. Mientras la ley Omnibus se discute en el Congreso y la recesión se respira en la calle, el presidente no habla con casi nadie de política y solo tiene a Nicolas Posse como ventana al mundo. El jefe de gabinete es el encargado de traducir los nombres de la dirigencia al mundo en el que vive el presidente y de explicarle desde su prisma empresario la lógica de los actores que, a ojos de Milei, habitan en el pasado.

Por fuera del núcleo duro que conformó Milei con su hermana Karina y el asesor Santiago Caputo, hay un segundo anillo de funcionarios destinados a confrontar entre sí, entre la improvisación, la falta de conducción y los recelos entre capas superpuestas de la derecha argentina que se disputan su cuarto de hora. La secretaria general de la presidencia dispara contra Victoria Villarruel y su escuadra: declarados prescindentes sin aviso, pueden dedicar la mayor parte de su tiempo a conspirar con los perdedores del PRO.

Cara visible de la brutal transferencia de ingresos de las mayorías pesificadas a sectores de altísima rentabilidad que multiplican ganancias en dólares, el renacido Luis "Toto" Caputo se perfila desde el minuto cero como el primer fusible de Milei: no solo la realidad presiona para hacer saltar. El desregulador Federico Sturzenneger lo desprecia y sabe que el sentimiento es recíproco. Definido con palabras tan disímiles como "brillante", "loco" y "bobo" por gente que compartió con él la traumática temporada de Mauricio Macri en el poder, Sturzenegger aguarda una nueva oportunidad para consagrarse en el destino de gloria que, supone, se merece. Pese a sus antecedentes en la función pública, goza de libertad para pensar que la tercera es la vencida.

En la Casa Rosada dicen que Sturzenegger -en adelante un anexo de Milei en Olivos- puso como condición aparecer lo mínimo posible para sumarse al elenco ultraliberal. Sus apariciones alcanzaron para convertirlo en depositario del odio opositor.

Milei tiene con Sturzenegger coincidencias más profundas que con el Messi de las finanzas. No solo está unido a él por la biblia de Domingo Cavallo. Además, la mano derecha del autor del megadecreto desregulador, Marino Flores Vidal, lideró la avanzada que se sumó a la cruzada de LLA hace por lo menos cuatro meses.

La ley de los dueños

Patricia Bullrich no se conforma con decir que le va ganando 3 a 0 su partido interno a Mauricio Macri. Además, destila inquina contra Diana Mondino desde antes de que asumieran en el mismo gabinete. En 2023, la ministra de seguridad dilapidó demasiadas energías en tentar de mil maneras a la economista formada en el CEMA y nunca toleró que Mondino la haya desahuciado para sumarse a la aventura de Milei. 

Ya con el nuevo gobierno, Bullrich presionó con la aparente intención de que Federico Pinedo pueda darse el gusto de ejercer como canciller, pero quienes la conocen afirman que en realidad la ex titular del PRO fantaseó con ser ella la canciller del paleolibertario. Mondino no tolera que la candidata que se quedó afuera del balotage haya pretendido ocupar su lugar y a su alrededor se quejan de que Pinedo arrimó a Jorge Faurie, uno de los que volvió de la jubilación para llenar el organigrama del Palacio San Martín de amigos diplomáticos.

Fuera de los arrepentidos del macrismo, Milei dispone de Guillermo Francos como el único político que puede considerar propio. En el entorno del ministro del Interior dicen que él también se divierte con los prematuros internos de eyectarlo de su sillón que intentan hacer. Algo puede darse por seguro: en medio siglo de actuación pública, jamás tuvo tanto protagonismo. Treinta años después del momento en que se destacó como mano derecha de un Cavallo que se creía con aptitudes políticas, Milei le dio una oportunidad impensada. Más todavía, con orígenes partidarios al lado de Francisco "Paco" Manrique, un antiperonista recalcitrante, Francos explota gracias al ascenso de la ultraderecha la condición de ser "el más peronista" del gobierno.

Las fronteras son tan difusas que Francos necesita para ganar consenso a los mismos peronistas PRO que conspiran desde el Congreso para quedarse con su sillón. El secretario parlamentario Omar DeMarchi oficia de nexo del ministro con el Congreso pero la relación histórica de Francos es con Carlos Balter, otro mendocino conservador que siempre se llevó pésimo con DeMarchi.

La falta de coordinación, la ausencia de interlocutores de peso y el ida y vuelta que algunos atribuyen al pragmatismo de Milei generan un desorden absoluto. La confusión general incluye a parte de la tropa propia, que tampoco tiene claro qué es lo innegociable en el edificio ultraliberal que el presidente pretende levantar por decreto sobre las ruinas del sistema político.

Quién lo soporta

Si todo esto es posible es porque Milei resulta apto para actuar el papel de líder mesiánico o porque enfrente tiene un mundo que se vino abajo y carece de claridad y legitimidad para ofrecer una alternativa. La división del peronismo subsiste fuera del gobierno y en la oposición conviven de mal modo los que apuestan a forzar un final abrupto de Milei y los que parecen haber iniciado un año sabático. Hasta nuevo aviso, la plana mayor de lo que fue el FDT parece inhallable: esperan que madure el hartazgo social antes que plantear una salida que no está clara. Todavía hoy los relatos de los funcionarios que formaron parte del experimento del Frente de Todos transmiten frustración e incredulidad, como si lo que se vivió durante cuatro años hubiera sido un chiste de mal gusto.

Producto de la urgencia y la ambición, el ensayo general de Milei es defectuoso pero ya tiene un efecto radioactivo en una sociedad lacerada y asusta. La inflación descontrolada que le permitió al paleolibertario penetrar como candidato en sectores de menos ingresos que abandonaron al peronismo ahora está desatada. Con un argumento que ya utilizaron otros antes que él -"todo sería peor si no estuviera yo"-, el presidente festeja haber duplicado la inflación en un mes y convoca a un optimismo que solo envuelve al poder económico y con razón.

El IPC de 25,5%, con los alimentos volando al 29,7%, contrasta con la caída violenta de salarios y jubilaciones. Con trabajo desde una década en el conurbano bonaerense, el Colectivo Juguetes Perdidos define a este largo proceso como guerra inflacionaria. Aunque acaba de inscribir su nombre en una historia que se descontroló en los últimos 10 años, Milei debutó con un bombardeo masivo sobre una población indefensa. Que se ampare en la herencia para continuar con su plan no evita que su política de shock impacte de lleno sobre la tasa de pobreza, que era del 45% cuando Milei llegó y hoy crece a una velocidad incalculable. 

La confusión general incluye a parte de la tropa propia, que tampoco tiene claro qué es lo innegociable en el edificio ultraliberal que el presidente pretende levantar por decreto sobre las ruinas del sistema político.

La pregunta que tantas veces inquietó al poder económico, ligada a la viabilidad social de un ajuste brutal, hoy resulta subestimada por muchos actores que se aferran a lo que la gente votó, como si fuera un cheque en blanco. Pero ahí está la clave del shock -inédito en democracia- que lleva adelante un principiante que reniega de la política. Es lo que empieza a alejar a los votantes que se creyeron al margen del ajuste y a viejos menemistas que experimentan un pronto desengaño. El crédito de Milei es finito y sus soportes son endebles. Él mismo lo sabe y por eso quiere imponerse ahora.

La cruzada del presidente ya genera ganancias formidables a las grandes alimenticias, las petroleras, las prepagas, los bancos, las concesionarias de luz y gas y otros actores del poder económico que actúan, en la mayoría de los casos, como si no hubiera un mañana.

La política del shock

Milei no cumplió con la promesa electoral que le hizo a los que habían quedado a la intemperie con el peronismo y el ajuste monumental que destruye los ingresos apenas roza a la casta. Martin Menem recortó viáticos en Diputados pero Mondino no atinó a tocar las jubilaciones de privilegio del servicio exterior ni a recortar ninguno de los gastos en dólares que la distinguida familia diplomática conserva en sus destinos de lujo, pese a la consigna de que no hay plata.

En el sector de los hidrocarburos, viven una fiesta por la que militaron durante décadas y apuestan a que Milei se imponga con la revolución a pedir del mercado. Después de años de estar semicongelados, los combustibles subieron en apenas un mes un 121% en promedio, de acuerdo a un informe de la consultora Aleph Energy. La caída de consumo muestra que la clase media siente el impacto. Todavía con subsidios, el transporte público es el botón rojo.

Detrás del cambio de paradigma que libera los precios, da prioridad absoluta a la exportación de petróleo y gas y relega el mercado interno, hay una alianza estrecha con grupos como Techint. Milei le permitió a su jefe de gabinete plasmar en el esquema de poder la alianza que había sellado en persona, ya durante la campaña, con el emporio de Paolo Rocca. Posse y Eduardo Rodriguez Chirillo son los interlocutores directos de las petroleras, junto a otro funcionario de bajo perfil, que tiene un rol clave, Juan Pazos, el número 2 de Caputo. Pazos es un empresario que ya había sido parte del gobierno de Macri y ejerció como CEO del Grupo De Narvaez hasta diciembre. También le toca interactuar con las cerealeras, un actor de enorme poder que mastica bronca contra Milei y se enfrenta a las petroleras por la ley de biocombustibles.

Los combustibles subieron en apenas un mes un 121% en promedio, de acuerdo a un informe de la consultora Aleph Energy. La caída de consumo muestra que la clase media siente el impacto. Todavía con subsidios, el transporte público es el botón rojo.

La decisión de eliminar el diferencial de retenciones que beneficiaba a las grandes aceiteras que concentran la oferta de dólares y se nuclean en CIARA-CEC le permite al gobierno aumentar su recaudación y resiente al mismo tiempo la alianza con un sector que Milei necesita como el aire, con la brecha cambiaria en el 40%. El gobierno da marcha atrás con una medida que había tomado Alberto Fernández en beneficio del sector y retoma la política que Macri impuso en 2018 ahogado y por orden del Fondo.

El agronegocio no se conforma con la devaluación del 120% y presiona con el ritmo de liquidación que es capaz de asfixiar a cualquier gobierno. Milei no los tiene entre sus preferidos porque dice que nunca lo apoyaron. En su entorno, están convencidos de que las cerealeras representadas por Gustavo Idígoras apostaron primero por Bullrich y después por Massa. Después de elevar las divisas del BCRA U$S 2700 millones con devaluación y cepo desde que asumió, Milei insinúa que puede tensar con el agronegocio. 

Es un tema crucial para Milei, tan importante como el límite de la paciencia social, porque el Fondo dibuja un mundo ideal, que el gobierno tendrá U$S 10 mil millones de reservas en 2024 y ajustará hasta llegará al superávit del 2% en 2024 pero con un recorte menor sobre el sistema previsional en base a una mayor recaudación en medio de la recesión. 

El documento del staff del Fondo delata el enojo con Massa, el ministro que se desvío de todas las metas que había firmado para retener el poder. Pero el respaldo verbal a Milei no incluye ni un dólar más de lo previsto, le fija un horizonte temporal de tres meses y admite que "las condiciones van a empeorar antes que mejorar". Además, los dólares para "dolarizar la economía al valor del mercado" que Milei aseguró tener en su cuenta de X en junio del año pasado jamás aparecieron.

En esas condiciones, lo que el establishment vive como una redención después de dos décadas de intervencionismo amparado en la emergencia podría ser leído, en la base de la sociedad, como un ataque directo del poder a los perdedores de siempre. Una venganza de clase. En el Círculo Rojo se alude al tema, cuando se habla del cuidado que hace falta en la "implementación" de medidas que consideran correctas. Es lo que puede poner en riesgo la ofensiva paleolibertaria.

Lo que el establishment vive como una redención después de dos décadas de intervencionismo amparado en la emergencia podría ser leído, en la base de la sociedad, como un ataque directo del poder a los perdedores de siempre.

Salvo el presidente y su círculo íntimo, nadie tiene claro a dónde quiere ir. Que el plan siga siendo la dolarización como suponen muchos hace presagiar mayores sacrificios y una dosis enorme de inestabilidad. Según el último informe de Emmanuel Alvarez Agis, el libertarismo de tasa de interés real negativa y control de cambios es, o bien una mala política de reducción de la inflación, o bien un primer paso altamente riesgoso para un plan de dolarización.

La improvisación y la doble inconsistencia -económica y política- del esquema de Milei es lo que eleva las apuestas por una nueva etapa cuando se quemen los papeles de Toto Caputo. Es lo que repite un cavallista de larga historia, Horacio Liendo, en las mesas de la ortodoxia. "Esto es el plan Bunge-Born", dice. Qué vendrá después, eso no se sabe.

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