Panorama
Lo que une a Cristina con Milei
Por Diego Genoud
Las razones por las que la ex presidenta volvió ahora. Las coincidencias no públicas con el presidente showman. Disciplinamiento social, la apuesta de fondo del paleolibertario.

Volvió antes de lo que se esperaba para ubicarse como el reverso perfecto del gobierno de Javier Milei. Con el documento de 33 páginas que tiene como eje la economía, la restricción externa y una seria de propuestas para un escenario que no es este, Cristina Fernández de Kirchner apuntó contra la dolarización que promueve el presidente y enfureció a los que esperaban que, ahora sí, abandone su rol de protagonista estelar en la política argentina. A Milei, que suele elogiarla en privado desde la otra orilla del mundo, no le viene mal que ella aparezca.

Cristina lo hace porque ni el fracaso del gobierno que surgió de su dedo ni la experiencia disfuncional del Frente de Todos la van a llevar tramitar su jubilación en forma voluntaria. Si sus socios o competidores dentro del peronismo piensan que les va a facilitar la tarea, vuelven a equivocarse. Van a tener que trabajar, mensaje entre líneas, en letras mayúsculas, del documento.

Activa en el Instituto Patria, con una agenda otra vez saturada de reuniones, la ex presidenta advierte con preocupación tanto el ajuste descomunal que Milei ejecuta como el desconcierto en el archipielago opositor, con un sistema político al que considera mucho más frágil que el de 1989 y 2001. El contraste violento entre la velocidad de la ofensiva del líder de la ultraderecha con el ritmo de un Alberto Fernández que arrastraba las piernas en Olivos es materia de comentarios en el entorno de CFK.

Cristina coincide desde la antípodas con el análisis de Steve Forbes y piensa que Milei está en condiciones de dolarizar la economía, su tierra prometida. Aunque muchos economistas lo ven todavía muy lejos y sin dólares suficientes para lograr su objetivo, el millonario republicano que dirige la revista de negocios y fue dos veces candidato a presidente de Estados Unidos sostiene que si el paleolibertario no dolariza ahora, su intento refundacional va directo al fracaso.

Atenta a la baja de los dólares financieros, la ex presidenta coincide con el propio Milei en que la licuación de pesos acelera y el gobierno está en condiciones de rescatar la base monetaria, paso previo a la dolarización.

Congeladas las partidas con una inflación interanual que escaló al 264%, Milei y Luis Caputo festejaron el atajo a un superávit financiero que pone a prueba la paciencia social. El continente de pobres que ya era impactante ahora crece según la UCA al 57%, con millones de expulsados de la antigua clase media que caen a los márgenes sin compensación en medio de una violenta transferencia de ingresos a sectores de alta rentabilidad.

El mercado como religión

La economía bimonetaria de la que habló muchas veces la ex presidenta durante el gobierno de la más rara unidad peronista tiene un componente que beneficia el proyecto de Milei. "Es la sociedad la quiere los dólares", repite. No solo la clase alta sino también los sectores más bajos que buscan escapatoria frente a la inflación descontrolada, que el Frente de Todos multiplicó por cuatro en su mandato y ahora Milei libera con los ingresos como variable de ajuste y la recesión, paz de los cementerios, como único ancla.

El otro rasgo que para Cristina favorece a Milei son sus características personales. Es alguien, dice, que no tiene nada que perder. El ex economista jefe del holding de Eduardo Eurnekian es visto como un hombre sin pasado y no hay en su núcleo familiar nada que lo ate o lo condicione. El miedo al fracaso y el juego narcótico de la especulación, que paralizan a la mayoría de los políticos, no lo afectan.

La ex presidenta coincide con dos figuras con las que tiene fuertes enfrentamientos. Con Martin Guzmán en que el Bopreal para los importadores es el comienzo de la dolarización que pretende Milei y con Horacio Rosatti en que la Constitución Nacional impide seguir los pasos de Ecuador como promueve el presidente. En LN +, Milei afirmó en los últimos días que su proyecto es el de una "competencia de monedas", un esquema más parecido al de la ficción contable de la Convertibilidad.

Cristina coincide desde la antípodas con el análisis de Steve Forbes y piensa que Milei está en condiciones de dolarizar la economía, su tierra prometida. El millonario republicano sostiene que si el paleolibertario no dolariza ahora, su intento refundacional va directo al fracaso.

Si Milei avanza con la dolarización que le reclama Forbes y elimina el peso, puede enfrentar resistencia de actores del poder local y del propio FMI. Podría darse una fractura en el poder y reeditarse una disputa como la que se dio en 2001 entre devaluadores y dolarizadores. El agronegocio, las automotrices y los desarrolladores inmobiliarios podrían estar entre los sectores que rechacen la eliminación del peso. Habrá que verlo. 

La restricción externa que Cristina señala como causa central de la inestabilidad afectó al Frente de Todos pese a que el excepcional superávit comercial que tuvo terminó en manos de grandes empresas que se habían endeudado en dólares bajo Macri. Como en otras cuestiones centrales, la ex presidenta -que mencionó el tema en varias oportunidades en público- responsabiliza a Fernández y a Miguel Pesce por haber rifado las reservas. La ultima vez que le planteó al profesor de Derecho Penal la necesidad de una mayor coordinación entre Guzmán y Pesce para evitar el tiro en el pie de la sangría de dólares, Alberto comparó la pelea de su ministro y su presidente del BCRA con el clásico Chacarita-Atlanta. Too much. 

Aunque el amplio y heterogéneo arco que la rechaza maldiga su aparición, Cristina afirma en privado que hay que evitar un desenlace traumático del gobierno de Millei. "Nunca cuanto peor mejor", le dijo en los últimos días a uno de los dirigentes de su confianza. 

La ex presidenta le reconoce a Milei la legitimidad de los votos que obtuvo, suele destacar a ese 56% de la sociedad que eligió el ajuste de shock ante el peronismo dividido e impotente. Pero para ella, ese porcentaje no solo se divide entre primera y segunda vuelta, donde los votos antiperonistas de Patricia Bullrich se volcaron en masa hacia Milei. Cristina repara más en el 30% original de Milei. "De ese 30%, hay 15 que son nuestros que se fueron", afirma. Esa franja social, de ex votantes peronistas defraudados, es la que distingue a Milei de Macri y sugiere en cambio que hay un sustrato común en disputa, en ese mundo popular que abandonó al peronismo de Cristina en los grandes conurbanos. Lo reflejaron hace casi un año, las encuestas que indicaban que en la tercera sección electoral la opción dominante para presidente era Cristina o Milei.

Aunque no lo diga en público, CFK opina que muchas de las cosas que Milei dice son ciertas, en especial en relación al Estado y la clase política. La dirigencia defiende la salud pública pero tiene prepaga, defiende la educación pública pero manda a sus hijos a colegios privados, hace campaña por la seguridad pero vive en un country. La sociedad lo sabe perfectamente y por eso, cuando los escucha, los ignora. La ambigüedad y la historia larga de Cristina en el poder le permite decirle a su entorno que ella también intentó hacer sintonía fina en 2012 y que ya por entonces cuestionó los paros docentes.

Sin embargo, entre los grandes acuerdos tácitos de Cristina con Milei está el cuestionamiento a los políticos moderados, los promotores del imperativo de centro. Cuando Milei dice que "el consenso es corrupción", al lado de la ex presidenta se tientan con darle la razón. Remarcan que la caída de la Ley Ómnibus se dio justo cuando comenzó la discusión sobre los fideicomisos que ahora el presidente pretende dar de baja sin explicar todavía cómo. Son partidas importantes que quedan al margen del presupuesto que asigna el ministerio de Economía y en el peronismo algunos reconocen que se trata de capas geológicas que el kirchnerismo también agigantó.

Lo que une a Cristina con Milei

En un regreso que tiene reminiscencias de lo que fue Unidad Ciudadana, Cristina decidió hablar no solo para cuestionar el rumbo de Milei. Además, porque no termina de ver cuál es el rumbo que intentan plantear como alternativa los gobernadores del peronismo. Quizás con la excepción de Axel Kicillof, el único kirchnerista que retiene sus votos, al resto de los que administran provincias los ve todavía inexpertos y envueltos en la confusión, en un callejón sin salida. Según los cálculos del Instituto Patria, 18 de los 24 gobernadores dependen de la asistencia de Nación y oponerse al líder de la ultraderecha no les resulta fácil.

Los colaboradores de CFK sostienen que los gobernadores se equivocan cuando plantean coparticipar el impuesto PAIS -que vence a fin de año- o el impuesto al cheque, que será afectado por la recesión económica. También opinan que es equivocada la estrategia de apostar todo a un reclamo judicial. Entre los sobrevivientes del primer kirchnerismo, se acuerdan que durante su presidencia Raúl Alfonsin había decidió congelar las regalías petroleras que en los años ochenta el Estado nacional cobraba y después repartía con las provincias. La demanda que desde Santa Cruz inició el entonces gobernador Arturo Puricelli tuvo que esperar una eternidad hasta que la Corte Suprema le dio la razón: la cobró Néstor Kirchner una década más tarde y Carlos Menem pagó con bonos hidrocarburíferos que solo podían utilizarse para trocar por acciones de YPF.

La propuesta del kirchnerismo legislativo para que los gobernadores discutan con el unitario Milei fue presentada en diciembre por Maximo Kirchner. Es el regreso del Fondo Federal Sojero que la propia Cristina autorizó en medio del prolongado conflicto con el ruralismo de 2008, como una forma de ganar consenso en medio de una ofensiva que la obligaba a retroceder. Son fondos coparticipables que no están atados al mercado interno sino a la cotización de los commodities. Según la Fundación Mediterránea, la recaudación por derechos a la exportación de soja para 2024 será de 4.423 millones de dólares. De aprobarse, el proyecto les dejaría a las provincias U$S 2.654 millones.

Pueden intuirse otras coincidencias subterráneas entre Olivos y el Instituto Patria. El mismo rechazo que Milei expresa contra los políticos que estigmatiza bajo el concepto de la casta puede trasladarse a su maxima de que los periodistas ensobrados son esclavos de la pauta publicitaria. ¿Cristina está en desacuerdo o avala esa definición?

Aunque el amplio y heterogéneo arco que la rechaza maldiga su aparición, Cristina afirma en privado que hay que evitar un desenlace traumático del gobierno de Millei. "Nunca cuanto peor mejor", le dijo en los últimos días a uno de los dirigentes de su confianza.

El outsider de ultraderecha es la expresión del rechazo a un sistema político en ruinas, del cual Cristina es una actriz protagónica desde hace 20 años y nació de los escombros de la polarización que la tuvo a ella como eje. Pero la ex presidenta no piensa limitarse a cuidar a sus nietos y ya se propone como antítesis para una nueva polaridad. Si Milei viene a actuar con estridencia el papel que Macri arruinó desde el poder, CFK da a entender que todavía no nació quien la reemplace. Hace una vida, el kirchnerismo también se nutrió de los que rechazaban el sistema que voló por los aires en 2001. Pero hoy, para las nuevas generaciones que abrazan a Milei, aparece como un statu quo conservador que no supo atenuar ni revertir la crisis de los últimos años.

La configuración del mapa político depende en parte de cómo se reubican los actores de la polarización que se vino abajo. En el raid mediático de los últimos días, Milei dijo que "hay gente laburando" para que él se pelee con Macri y fracase el acuerdo entre la derecha y la ultraderecha. "¿Quién sería la principal perjudicada con esto? Cristina, obvio. Porque si nos fusionamos y en la elección de medio término sacamos el 60% de los votos, no vuelven más", dijo el presidente. ¿Es eso lo que piensa o es parte del operativo contención de un Macri que quiere más poder, opera a mil bandas y todavía no lo consigue?

El abismo de Milei

En realidad, Cristina piensa exactamente al revés. "Sería un regalo para nosotros que se unan, lo más fácil. No lo va a hacer", le respondió la ex presidenta a uno de los incondicionales que consumen con adicción los indicios que abonan esa hipótesis. La información que recibe y la enemistad con el ex presidente es lo que conforma el escenario que vislumbra. Para la ex presidenta, Macri fue el gran derrotado de las elecciones pasadas. Su fuerza, que había obtenido 41% en 2009, se derrumbó al 23% con Patricia Bullrich como candidata.

Milei y Cristina repiten que no tienen diálogo y solo se vieron en público el día de la asunción presidencial. Pero Juan Manuel Olmos mantiene la relación que inició con Karina Milei durante los debates del ahora presidente del ahora presidente con Sergio Massa. Pilar del triángulo de poder que según afirma el ex panelista constituyen junto a Santiago Caputo, la hermana del presidente le pone límites a Macri y lo enfurece cuando autoriza decisiones como el ascenso del jefe de la custodia de Cristina. Milei lleva adelante un ajuste feroz que castiga a la clase media y los sectores más vulnerables mucho más que lo que Macri se animó a hacer, pero hasta ahora no muestra la sed de venganza que el autor de "Segundo Tiempo" liberó a través de Comodoro Py con la doctrina Irurzun.

En un regreso que tiene reminiscencias de lo que fue Unidad Ciudadana, Cristina decidió hablar no solo para cuestionar el rumbo de Milei. Además, porque no termina de ver cuál es el rumbo que intentan plantear como alternativa los gobernadores del peronismo. 

El enfrentamiento entre la ex presidenta y el presidente no es personal como era con Macri sino de fondo. Representan modelos antagónicos para abordar los problemas estructurales y el hipotético éxito de la aventura de Milei sería también para Cristina una derrota durísima. Con una dirigencia desprestigiada y una economía en deterioro crónico, Mieli decidió ignorar al Congreso y avanzan con la motosierra y la licuadora sobre los ingresos de una sociedad sobreajustada. La paciencia social definirá su suerte.

La ex presidenta recibió en los últimos días en el Instituto Patria a tres sindicalistas de su confianza que están al frente de gremios movilizados contra la política de Milei: Sonia Alesso de CTERA, Mario "Paco" Manrique del SMATA y Sergio Palazzo de La Bancaria. En el rechazo de los trabajadores organizados al proyecto de Milei está parte de la respuesta al aspecto crucial que va a definir la suerte de la Libertad Avanza. Milei tiene un plan todavía más ambicioso que el ajuste extremo y la dolarización: el disciplinamiento social. Por eso, Cristina le repite a su entorno una frase: "Hoy está a prueba el peronismo. Pero no el peronismo de los dirigentes, el peronismo de la gente". Si hay un hilo conductor en los dos meses de gobierno, una ofensiva brutal marcada por la improvisación, está precisamente ahí. Los gobernadores que muestran alguna resistencia al ajuste, las bajas en el Potenciar Trabajo que afectan a los que viven en el borde, la advertencia de que el corta no cobra, la extinción de un Consejo del Salario que ya había quedado herido de muerte entre 2015 y 2023 y los ataques a Lali Esposito forman parte del mismo ejercicio explícito y casi obvio. El 10 de diciembre Milei también arrancó con su Disciplina Tour.

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