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Las expectativas de las primarias disminuyen porque las candidaturas se llevan adelante sin participación. Es hora de que la madurez de la dirigencia política dé señales y apueste a la renovación. |
Siempre se dice que la Argentina es una tierra de particularidades, donde se suceden acontecimientos e historias irrepetibles en otros lugares del planeta. Entre esas características singulares está que nuestro país es en la única democracia en el mundo que define una elección presidencial en tres llamados electorales, es decir, Agosto a través de las PASO, Octubre, y según los resultados de ese escrutinio, llegamos a una ballotage en Noviembre.
En diciembre de 2009 quedó promulgada la Ley Nro. 26.571, Ley de Primarias -conocidas como las PASO- donde la norma buscaba la revitalización de los partidos políticos y una mayor participación de los ciudadanos en la vida interna de los mismos. En ese sentido, el constitucionalista Alberto Spota, sostenía que mediante este sistema (Primarias) se deberi?a oxigenar "la vida poli?tica interna de los partidos poli?ticos al presentar diversas variables de precandidatos".
En éste plano, es de vital importancia revalorizar la importancia que tienen los partidos políticos en el sostenimiento del sistema democrático, sin embargo no se puede obviar que esas estructuras han sufrido un fenomenal desgaste a lo largo de las últimas décadas que han provocado un marcado descenso de participación de los ciudadanos en los mismos, un acelerado proceso de disgregación de los partidos tradicionales, y un marcado "status quo" dirigencial que han vaciado de actualización, dinámica y objetivos a esas instituciones.
En ese contexto se disminuye la expectativa sobre la importancia de las PASO ya que los métodos aplicados para definir candidaturas se llevan adelante con una casi nula participación de sus integrantes.
Las estructuras partidarias definen sus candidaturas en cenáculos cada vez mas diminutos, o depende directamente del capricho y voluntad de una sola persona, y el ciudadano termina siendo un participe neutral en esa elección, por cuanto no existe compulsa alguna de trayectorias, propuestas e ideas; so?lo son candidaturas únicas, definidas por la dirigencia, sin un rol activo de la sociedad que sólo puede ratificar la decisión de unos pocos.
El fracaso del espíritu con el cual fueron creadas las primarias aleja a los partidos, las alianzas y a los dirigentes de la gente. La lista única no sirve como un mecanismo de renovación de los cuadros dirigenciales y del necesario debate interno de las agrupaciones, transformando así a los resultados de agosto como una "gran encuesta", que permitirá nada más y nada menos que vigorizar el "voto útil", sin necesidad de contar con propuestas y proyectos, prevaleciendo la "política agonal" sobre la "arquitectónica".
De esta manera Agosto se convirtió en la "primera vuelta" que nos permitirá comprender cual es el camino que quiere la mayoría de la sociedad. Justamente por ello es fundamental participar de la misma, por cuanto la participación es el medio más efectivo para lograr las transformaciones y hacer escuchar nuestra voz. En un futuro las primarias deberían recuperar el sentido para el cual fueron establecidas, esto es permitir mayor participación y la tan ansiada oxigenación de nuestros partidos.
Es hora de que la madurez de la dirigencia política dé señales y apueste a la renovación; la única manera es dejar ejercer el derecho de elegir y ser elegido. Estas PASO deben ser un gran paso hacia ese objetivo.
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