Alberto Trezza, un ex funcionario que estuvo a cargo de los trenes bonaerenses durante la gobernación de Eduardo Duhalde intenta quedarse con la empresa Intercargo, una operadora de los servicios de rampas y de carga y descarga de aeronaves que pertenece al Estado.

La estrategia del duhadista es debilitar al actual presidente de la empresa, Martín Balbarrey, ex intendente de Santa Fe y hombre de Juan Carlos Mazzón, histórico operador del kirchnerismo.

Para eso, hicieron correr la versión que la agrupación oficialista La Cámpora prepara el desembarco de Axel Kicillof en la presidencia de Intercargo. Al menos, esta es la lectura que hacen desde el entorno de Balbarrey.

“Es una operación y todo un disparate que se quieran quedar con dos empresas”, aseguran fuentes de la presidencia de la empresa y señalan a Trezza como el responsable.

La historia de Trezza en Intercargo es vieja. Tomó contacto por primera vez con la empresa cuando Eduardo Duhalde es designado presidente de la Nación. Por entonces ocupaba la presidencia de Ferrobaires, la empesa de ferrocarriles bonaerenses.

En poco tiempo, el duhaldista se encarga de colar en Intercargo directores que le permitan tener una porción de poder. De este modo, su hijo Santiago Trezza fue designado Director General, un cargo especialmente creado para él y que funcionó como nexo entre la gerencia y el directorio.

Santiago Trezza estuvo en ese cargo hasta que Cristina Kirchner asumió la presidencia y Mazzón pasó a controlar el directorio. Hubo recambio en el personal de menor categoría, puntualmente con algunos sectores que pertenecían a hinchada del Club Atlético Banfield, históricamente relacionada con Duhalde.

Sin embargo, dentro de la empresa permanecen focos duhaldistas que ahora pugnan por el regreso de su padre, Alberto. “Es que en la empresa no existieron reemplazos, las autoridades que llegaron se sumaron a las que estaban”, explica a La Política Online fuentes de Intercargo y aseguran que hace ocho años la empresa tenía cuatro gerentes y hoy son diez.

Tras ocupar la subsecretaría de Transporte Ferroviario, Fluvial y Marítimo de la Nación durante la presidencia de Duhalde, Alberto Trezza volvió a refugiarse en Ferrobaires y desde allí construyó poder desde las sombras. Pero su nombre salió a la luz con el crimen del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, en octubre del año pasado.

Por entonces, fuentes ferroviarias acusaban a Trezza de haber liderado la patota de la Unión Ferroviaria que asesinó al joven militante. Varios coincidieron en que el ex funcionario duhaldista controlaba Ferrobaires pese a no tener un cargo formal.

En Intercargo, Trezza tiene poder en la Unión Personal Superior Aeronáutico (Upsa) un gremio minoritario pero que confronta a Balbarrey. Es justamente en Upsa donde se fue reciclando gran parte del duhaldismo que supo tener poder en la empresa.

Una empresa con superavit

Intercargo cuenta con una plantilla de 1.200 empleados y es controlada por el Estado desde 1994, cuando la administración de Carlos Menem, por orden del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, se la expropió al Grupo Yabrán.

Yabrán estuvo al frente de la compañía durante cuatro años, desde que en 1990 el propio gobierno menemista privatizó Aerolíneas Argentinas y puso en sus manos el monopolio de los servicios de rampa.

El 80 por ciento del capital de esta empresa estatal pertenece al Ministerio Planificación Federal y el 20 por ciento restante está en manos de la cartera de Defensa.

En febrero de 2009, la administración de Cristina Kirchner estuvo a punto de reprivatizar la empresa pero Néstor Kirchner frenó la transacción tras revisar las cuentas de la firma y detectar que estaba dando un superávit de 10,6 millones de pesos anuales.

Fue mostrada por la administración kirchnerista como la “empresa estatal modelo”. Pero el impacto de la crisis financiera mundial y la caída del negocio aerocomercial por el impacto de la Gripe A jugaron una mala pasada a la firma, que desde entonces comenzó a mostrar un rojo financiero en ascenso.

Para corregir el déficit la compañía necesita cobrar las deudas que guardan varias empresas aerocomerciales con ella y también una autorización de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) para actualizar las tarifas.

Aerolíneas Argentinas, empresa controlada por el camporista Mariano Recalde, conserva una deuda de 25 millones de pesos con Intercargo, por lo que La Cámpora evalúa una "condonación" de ese pasivo en una eventual gestión Kicillof.