Mientras el accidente ferroviario de San Miguel volvió a cruzar a Provincia y Nación, Ferrobaires se ubicó otra vez en el centro de la polémica.

Hoy diputados provinciales de la Coalición Cívica denunciaron que la empresa pasó de recibir $96 millones en 2009 a 216 millones en 2010. “Según ingenieros especialistas la empresa debería funcionar correctamente con una cifra cercana a los $130 millones”, dijo a LPO el diputado de la Coalición Cívica, Walter Martello.

Actualmente, la Ferrobaires se encuentra en un proceso de traspaso de Provincia a Nación. La empresa es por demás cuestionada, desde la oposición también denuncian que existen unos 2.700 empleados en Ferrobaires. Sin embargo, algunas investigaciones dan cuenta que no existen más de 700 en tareas operativas. “El resto de los trabajadores son sospechados (de ñoquis)”, aseguran.

Pero con el accidente de ayer, el nombre del polémico Alberto Trezza volvió a aparecer en escena acusado de ser un funcionario de confianza extrema de Eduardo Duhalde y quien hoy se desempeña como el poder entre las sombras en Ferrobaires.

Su apellido trascendió en las horas posteriores al asesinato del militante del Partido Obrero (PO), Mariano Ferreyra, en una protesta sindical de Avellaneda. Fue el piquetero Luis D’Elía quien reflotó su nombre y lo acusó de ser una persona vinculada al actual aparato político del Peronismo Federal y miembro activo del grupo de la Unión Ferroviaria que responde a José Pedrazza, el principal implicado en el asesinato del militante del PO.

Desde la titularidad de Ferrobaires, Trezza protagonizó una controversia por las deudas en el pago de peajes a los concesionarios de carga de parte de los trenes de pasajeros bonaerenses.

Pero, ya como funcionario nacional se mostró como uno de los principales aliados de ese sector empresarial y se propuso renegociar los contratos de concesión para acceder a la rentabilidad.

Después del asesinato de Ferreyra, un ex directivo de Ferrobaires, Alfonso Severo Enrique, aseguró que Trezza fue el líder de la patota de la Unión Ferroviaria que asesinó al militante izquierdista de un balazo e hirió de gravedad a una mujer de 58 años.

El “Rata” Trezza conoce a Duhalde desde adolescente. Pasó nueve años en Catamarca, enviado por el ex presidente para colaborar en las campañas de los Saadi.

En septiembre de 1980, Duhalde y Trezza impulsaron una lista –junto con radicales- para desplazar en el Colegio de Abogados de Lomas de Zamora a los liberales y conservadores que durante 40 años habían dirigido el Colegio. Allí se selló una amistad que perduraría con los años y que lo llevó a ser uno de sus principales colaboradores durante la campaña de 1989, cuando Duhalde acompañó a Carlos Menem como vicepresidente.

Según el libro “El Otro” de Hernán López Echagüe, fue en esos años cuando Trezza festejó su cumpleaños. A esa fiesta, en la que también estuvieron sus leales Graciela Giannettasio y Osvaldo Castruccio, llegó un hombre petiso, con patillas. Un peronista que llegaba de La Rioja: Carlos Menem.