Está en su mejor momento y se le nota. Divertido, ácido, revitalizado luego de la sorprendente elección del 28 de junio, el líder de Proyecto Sur visitó durante tres días esta ciudad –en la que presentó un libro y una película-, como parte del trabajo político que está desarrollando para el 2011 y que lo ubica en la grilla de los presidenciables, por más eluda anticipar una definición.

“Son datos de la realidad, en el 2007 tuvimos un 7 % de votos y en junio de este año casi un 25 por ciento”, se entusiasma Pino Solanas, quien no deja de reconocer su sorpresa ante la gran aceptación que recibe en las charlas que da frente a grupos tan distintos como universitarios y jubilados, a los que promete armar “a pala y pico” un gran movimiento político nacional para las próximas elecciones.

La fuerza que conduce quedó atrapada en los últimos días en la vorágine del debate por la nueva ley de medios, con grupos empresarios que por un lado lo fuerzan a posturas prácticamente de rechazo total a la iniciativa; y el gobierno por el otro, que busca ubicarlo en el respaldo pleno a la norma. En una entrevista con La Política Online clarifica su posición.

Usted sabe que su posición frente a la ley de medios del Gobierno causa cierta perplejidad ¿Está a favor o en contra de tratarla?

La ley debe tratarse ahora para romper el lobby empresarial y lo que haya que cambiar se hará más allá del 10 de diciembre. Así habremos impulsado un gran debate donde todos han de participar.

Bueno, quedo claro este punto. Sin embargo, usted trazó críticas centrales a la iniciativa…

Es que hay un mala intención de parte del gobierno: ¿Usted cree que semejante ley fundamental de la Nación se puede discutir en quince días y sólo en tres comisiones? Es como muchas, otra decisión autoritaria del gobierno y hay que decirle ¡Al carajo!, a la vocación autoritaria de Néstor Kirchner.

¿Entonces, no está de acuerdo con el texto y el espíritu de la nueva ley?

En primer lugar, y que decir que es una verdadera vergüenza que después de treinta años sigua imperando la ley de radiodifusión de la Dictadura. Y más aún: ninguno de los anteriores gobiernos democráticos que tuvieron proyectos de cambio de esta ley, tuvo la fuerza política de bajarlos a la discusión para imponer un proyecto producido en la democracia. El lobby siempre pudo más, pero cuando la sociedad descubre una trampa, desconfía de todo.

Ahora estamos en esta situación, en la que finalmente con este gobierno se logra que llegue al Congreso una nueva ley, pero con muchos y sutiles cambios respecto al proyecto original que impulsa la señora Presidenta, que desnaturalizan y burlan muchas de sus mejores propuestas. Debemos ser claros, esta ley está sometida a una doble tenaza: confrontación política pero sobre todo, económica. Además, hay que entender que el kirchnerismo apuró los tiempos porque sectores del propio gobierno pugnan por un grandísimo negocio económico.

¿O sea que no sólo se trata de una pelea con Clarín?

No sólo es de confrontación con los grupos mediáticos. Esto ya se vio en la decisión de meter al Estado en el negocio de la televización del fútbol. El gobierno realiza enormes aportes de dinero para impedir la posición dominante del mercado y confrontar con la concentración monopólica. Pero detrás de esto, como en el contenido de la ley, hay muchos artículos que niegan estos postulados y hay que buscarlos con buena linterna para encontrarlos.

El proyecto que ingresó tiene grandes luces que defender: impedir la concentración de los grandes grupos mediáticos, luchar por la pluralidad y por las identidades culturales, entre otros. Pero tiene muchísimas alteraciones a este espíritu permitiendo que el propio Poder Ejecutivo la lleve adelante como quiera y posibilitando una serie de barbaridades que jamás deberíamos dejar que se realicen. Una de ellas es permitir que las dos grandes telefónicas desembarquen en la radio y la televisión. Telecom y Telefónica facturan juntas ocho veces más que el famoso grupo Clarín.

¿Porqué es tan nocivo que las telefónicas ingresen a los medios?

Permitir que las grandes telefónicas ofrezcan junto a la línea de teléfono los servicios de TV e Internet significaría aniquilar toda competencia. Esto es falsear el criterio que impone la ley en contra de los monopolios.

¿Insisto entonces, ante ese riesgo no sería prudente postergar su análisis hasta que las cámaras del Congreso tengan su nueva conformación?

Dentro de las diversas polémicas que se plantean en la discusión de esta ley está la oportunidad de que sea sancionada con este Congreso en el que el kirchnerismo aún conserva las mayorías. Particularmente estoy de acuerdo que sea así, hay que discutir la ley ahora porque es un grave error político y una mezquindad lo que han planteado las fuerzas de la oposición, ya que no hay ninguna garantía que el congreso trate la ley a partir del 10 de diciembre. La ley debe tratarse ahora para romper el lobby empresarial y lo que haya que cambiar se hará más allá del 10 de diciembre.

Un tonto llamado Kirchner

¿Proyecto Sur es oposición del kirchnerismo?

Nuestra irrupción electoral demostró que hay un gran sector de la sociedad que proviene del espectro de los independientes y sin partido, deseoso de escuchar una propuesta integral auténticamente opositora. Nosotros nos consideramos oposición a las variantes del mismo modelo, que esgrimen las distintas caras de la derecha de la Argentina, incluida la derecha demagógica del kirchnerismo.

El problema de la denominada oposición es que no hay motivos suficientes para que ellos se conviertan en aceleradores de la unidad. Debemos fomentar esa unidad, pero no sólo para enfrentar al oficialismo de turno, sino para dar la lucha en torno a los grandes temas nacionales: la recuperación de la renta extraordinaria del petróleo y sus derivados; la salud, la educación, la investigación y la justicia social.

Habla como un candidato a Presidente ¿Ya decidió que optará por esa postulación en lugar de presentarse como jefe de Gobierno porteño?

Después de los resultados del 28 de junio el panorama cambió sustancialmente. Cayeron tres proyectos presidenciales: Néstor Kirchner ya no es candidato; Macri se devaluó del 47% de los votos en Capital pasó a 31 %; y de la candidatura de Lilita Carrió ya nadie habla. Ciertamente que mi candidatura es posible, pero habrá que consensuarla internamente. Proyecto Sur no es un partido político, más allá de que estemos construyendo la herramienta electoral. Es un movimiento político, social y cultural de múltiples actores a los que hay que consultar.

¿Está seguro que Néstor Kirchner no competirá en el 2011?

No lo se. No estoy en sus pensamientos. Kirchner está acorralado después de las elecciones y actúa en consecuencia. Es un tonto que acaba de perder con Don Nadie (en referencia a Francisco de Narváez) en la provincia de Buenos Aires.

El petróleo como eje

¿Cuál es el camino para iniciar un proceso de recuperación de la Argentina?

Ni la Coalición Cívica, ni el macrismo ni el kirchnerismo han cuestionado, ni se han referido, al punto fundamental del conflicto argentino que es la recuperación de las rentas excepcionales o la investigación de la deuda externa. Allí está el corazón de las rentas que pueden satisfacer las más urgentes necesidades, que se expresan en un tercio de los argentinos en la pobreza y 5 millones de indigentes. Las rentas excepcionales que sólo en petróleo fueron en 2008 de 27 mil millones de dólares, alcanzan para terminar con la pobreza extrema en nuestro país, reconstruir las industrias, recuperar la siderurgia, la empresa petrolera estatal, la flota naviera y la aerocomercial.

Esto generaría miles de puestos de trabajo y volvería a impulsar las especialidades científicas educativas, ingenierías y técnicas. Todas las causas son inseparables y la causa verdadera es la refundación democrática argentina, por la democratización de la política, por la democratización a fondo del poder judicial, de la vida sindical, de los partidos políticos y del sistema electoral.

El país necesita que impulsemos una verdadera revolución cultural con la idea de la participación diaria de la ciudadanía para que los argentinos vuelvan a encontrar a través de sus instituciones el concepto de la ética patrimonial y la ética pública. Cortar de cuajo la corrupción es prioritario para el despegue del país y eso se logra con la activa participación ciudadana al tomar en serio que lo que es de todos, lo público, debe cuidarse y defenderse. En consecuencia hacer negocios privados con lo público deberá considerarse como uno de los más infamantes delitos, y no como ahora, que hay mafias rapiñeras de todo tipo, algunas que pegan picotazos y otras, grandes mordiscos.