Si el próximo gobierno devalúa, el precio de la harina, que tiene un peso del 3% en el IPC, subirá a la par del dólar oficial. Es que, a diferencia de lo que plantea el candidato de Cambiemos, Mauricio Macri, el valor del producto no se ajustó en base al blue, por lo que una eventual depreciación del peso no será inocua para el principal insumo del pan y las pastas.

Un informe de ACM analiza la evolución desde el 2002 del precio local e internacional de la harina. El reporte advierte que mientras el primero aumentó un 382%, el segundo lo hizo un poco menos, 338%, mientras que el precio internacional del trigo, medido al tipo de cambio oficial, se incrementó un 311%.

“Si bien el precio local de la harina sigue de relativamente de cerca al precio de exportación, el precio local aumentó más que el de exportación desde 2002, justamente lo inverso a lo buscado con las restricciones”, puntualiza el trabajo.

Para la consultora, “este efecto podría estar vinculado a la caída de la producción que afecta el precio local, pero sin embargo no mueve el precio de exportación que depende de la situación de la oferta y demanda en los mercados globales”.

La producción de trigo tuvo fuertes oscilaciones en los últimos años, alcanzando picos de 16 millones de toneladas en 2011, 2005 y 2008, aunque en 2015 el retroceso respecto a esos años fue grande, al totalizar una cosecha de 12 millones de toneladas.

Esta sintonía entre el precio local e internacional se rompe cuando en vez de tomarse el tipo de cambio oficial se utiliza el blue. ACM calculó que medido en base al paralelo, el precio internacional de la harina se hubiera movido 656% y el del trigo 591%.

“La importante distancia entre el incremento del precio de exportación blue y el precio local nos lleva a suponer que en este caso no es el dólar blue el que actúa como tipo de cambio de referencia para el precio local”, analiza la consultora, saliendo al cruce de la postura del macrismo, al señalar que “esta rústica primera aproximación nos permite inferir que el pass-through de una devaluación al precio del trigo y la harina sería significativo”.

“El análisis precedente se puede replicar con otros productos, justificando la postura contra la idea de que el pass-through es bajo “de por sí” gracias a que los precios ya se encontrarían valuados al dólar blue”, añade el documento.

“Creemos que ese no es el caso y que, por el contrario, bajar el pass-through de una devaluación a precios constituirá un muy importante desafío para la política económica en el año próximo”, detalla ACM.

El impacto de una eventual devaluación en la harina y la promesa de reducir retenciones de parte de los dos candidatos que se enfrentarán en el ballotage, ya llevó a los molineros a especular con aumentos en el insumo, tema que trataron los fabricantes de pasta y panaderos la semana pasada. Ya hubo varios que trasladaron la suba a los mostradores.

Por su parte, el pan aumentó mucho más que el trigo o la harina desde el 2002: 1037%, frente a una inflación acumulada del 956%. Para ACM, esto no implica que el pan sí se haya movido en sintonía con el dólar paralelo.

“Debe tenerse en cuenta que la harina, si bien es un costo importante, no es el único costo del pan. En efecto, se estima que la harina representa alrededor del 40% de los costos variables, con lo cual si bien es un componente importante, no es el único, y destacan también otros costos de envergadura como, por ejemplo, el salarial”, subraya el informe, que recuerda que esa variable se movió un 1314% desde junio del 2002.

La harina y sus derivados tienen un peso del 3% en el IPC total y 17% del rubro alimentos, entre harina y sus derivados.