Editorial
Agencia de Inteligencia: sin control, es más de lo mismo
Por Hugo Quintana
Muchas agencias europeas cuentan con modernos sistemas de control, que las hacen mucho más transparentes.

“Desgraciado el pueblo donde se aprecia la estupidez, pero aun más desgraciado aquél donde los vicios se toleran como costumbres del siglo” [Quae fuerunt vitia mores sunt. Séneca].

Los requerimientos de las agencias de inteligencia y las normas de una sociedad abierta representan el más notable de los dilemas aparentes de un gobierno democrático. Las agencias de inteligencia, por su naturaleza, funcionan en secreto sin estar sujetas a las reglas normales del Estado. Una sociedad abierta, por otra parte, aborrece del secreto e insiste en que todas las agencias gubernamentales sean plenamente responsables ante la ley.

Esta finalidad del control, es plenamente aplicable al control de la actividad de inteligencia. Sin control, facilitamos el camino hacia actividades delictuales. Estamos creando un organismo que manejara más de mil millones de pesos.

Muchas agencias europeas cuentan con modernos sistemas de control, que las hacen mucho más transparentes. Nosotros contamos con organismos de control que pueden llevar adelante esta actividad, y brindar garantía de transparencia.

La actividad de inteligencia debe ser realizada con legitimidad y eficacia, ello permite que rinda máxima utilidad a la sociedad a la que sirve y que justifique plenamente los montos que el Estado debe invertir para su adecuada realización.

Plantear las cuestiones relativas del control supone partir de una base: la convicción acerca de la importancia de la actividad de inteligencia y de su necesidad para todo Estado moderno.

El punto principal es garantizarle a la sociedad y a sus ciudadanos que el desenvolvimiento de esta actividad no será perjudicial para el sistema, ni para las libertades públicas; obteniendo por otra parte que también para esta actividad rijan plenamente los principios de economía, eficiencia y eficacia requeridos para la actividad estatal en su conjunto.

También implica tomar conciencia de la existencia de determinadas características de esta actividad opuestas a aspectos fundamentales del sistema republicano y democrático, como la publicidad de los actos de gobierno; y lograr que tales características no sean perjudiciales para el fortalecimiento de dicho sistema.

La peor imagen que se puede dar del control, y la más frustrante para las trabajadores del sector, es decir que su labor solo sirve para contar los muertos y establecer las causas de los decesos.

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Hugo Quintana

El submarino que no era amarillo y que venía detrás de la Cortina de Hierro (Humo)

El nuevo campeonato de futbol es otra acción del marketing oficial. La AFA cumple el papel de "usina humeante" porque está intervenida por el gobierno. Es la consecuencia necesaria del contrato por el cual cedió los derechos a la televisación del fútbol de Primera "A".

Internet y el control público

Hay dos significados del control, uno bueno y otro malo. Y estas dos visiones están confrontando en las revueltas del Norte de África. La relación de estas tendencias con el impacto de Facebook en las manifestaciones populares que tienen lugar en esa región del continente africano.

Las advertencias del control

Los organismos estatales muestran un bajo nivel de receptividad de los informes realizados por la Auditoría General de la Nación. La ausencia total de sanciones en resonados escándalos públicos va extendiendo, como una mancha de aceite, la sensación de impunidad.

Las muertes que pudieron evitarse, son muertes más injustas

Por Hugo Quintana
La tragedia de Once es un claro ejemplo. Si los políticos hicieran caso de las advertencias de los organismos de control muchas tragedias podrían evitarse.