Tal vez el gobernador de Texas Greg Abbott haya pensado que con el envío de migrantes desde su estado a California podía mostrar una vez más la línea dura que defiende, pero en Los Ángeles la alcaldesa Karen Bass lo vio como un pequeño político que juega un juego despreciable.
"Los Ángeles no es una ciudad motivada por el odio o el miedo, y absolutamente no nos dejaremos influenciar ni conmover por pequeños políticos que juegan con vidas humanas para ganar popularidad", afirmó la alcaldesa.
En una demostración más de su rechazo a la política fronteriza de los demócratas, Abbott ordenó en las últimas horas enviar en autobús desde El Paso a Los Ángeles con 42 migrantes, incluidos niños, en un recorrido extenso donde nadie les ofreció alimentos o agua durante 24 horas.
"Los Ángeles es una ciudad importante a la que los migrantes buscan ir, particularmente ahora que los líderes de la ciudad aprobaron su estatus de ciudad santuario autodeclarada", justificó el gobernador de Texas en comunicado sobre el envío.
La alcaldesa afroamericana de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos consideró "abominable" que un funcionario electo estadounidense "utilice seres humanos como peones en sus baratos juegos políticos".
Las familias migrantes que Abbott envió a Los Ángeles habían llegado a la localidad tejana que limita con Ciudad Juárez desde Honduras, Guatemala, Venezuela y Haití. El autobús que les transportó llegó a las inmediaciones de la terminal Union Station, sin saber exactamente dónde se encontraban o por qué habían sido traídos a California.
Según Abbott, los envió porque los pequeños pueblos fronterizos de Texas siguen abrumados e invadidos por miles de personas que cruzan ilegalmente a Texas desde México debido a la negativa del presidente Biden de asegurar la frontera.
El gobernador texano opinó que enviar al grupo de familias a Los Ángeles aliviará a los pueblos fronterizos, aunque los migrantes no salieron de un pueblo, sino de la ciudad de El Paso.
En contraste, la alcaldesa de Los Ángeles respondió que esa movida ha sido "un truco despreciable al que los gobernadores republicanos se han encariñado tanto".
Bass se refirió a gobernadores en plural porque la semana pasada el gobernador de Florida y aspirante presidencial, Ron DeSantis, contrató a un equipo privado para que engañara a grupos de migrantes que después transportó en vuelos de El Paso a la capital de California, Sacramento.
Para el equipo que contrató DeSantis fue fácil engañar a los 36 migrantes que fueron trasladados en dos vuelos porque les ofrecieron llevarlos a un lugar donde, según les dijeron, les darían trabajo, y les ayudarían a establecerse. Así lo testificaron algunos migrantes.
Los dos vuelos tomaron por sorpresa a la administración del gobernador de California, Gavin Newsom, quien condenó la acción. DeSantis solo reveló que él estaba detrás de ambos envíos después de que llegó el segundo vuelo.
El fiscal general de California, Rob Bonta, informó que investiga si DeSantis cometió algún delito estatal al reunir con engaños o promesas que no le corresponden a personas vulnerables para llevarlas a un destino no especificado, tal vez como forma de secuestro.
Bonta solicitó comunicaciones o instrucciones entre el gobernador DeSantis o la División de Manejo de Emergencias del estado y el Departamento de Transporte del estado o cualquier entidad privada involucrada en los transportes y con los migrantes que viajaron en esos vuelos.
Pero a diferencia del alcalde afroameicano de Nueva York Eric Adams -que también encierra y expulsa a los migrantes- y de la administración del gobernador Newsom, la alcaldesa de Los Ángeles estaba preparada para una acción como la del autobús.
En la primera semana de su gobierno a fines del año pasado, Bass convocó a instituciones y organizaciones a estar adiestrados en caso de que políticos republicanos enviaran grupos de migrantes a Los Ángeles.
"Poco después de asumir el cargo, ordené a los departamentos de la ciudad que comenzaran a planificar en caso de que Los Ángeles fuera el receptor de un truco despreciable de los gobernadores republicanos", dijo la alcaldesa.
Su estrategia funcionó. Apenas unos minutos después de llegar al corazón de Los Ángeles, los migrantes ya tenían asistencia de empleados de gobierno y de por lo menos dos organizaciones reconocidas, el Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen) y Chirla, la Coalición para los Derechos de los Inmigrantes de Los Ángeles.
Ambos grupos proporcionaron agua, alimentos y orientación a los migrantes, mientras la alcaldía conseguía que una iglesia cristiana cercana sirviera como albergue temporal para las familias que llegaron en el autobús.
La directora ejecutiva de Carecen, Martha Arévalo, dijo que las familias que llegaron a Los Ángeles fueron recibidas con dignidad y con apoyo. "Eso marca una gran diferencia", afirmó. después de un viaje incierto con menores de edad.
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